PACO AGUADO
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El
toreo no sólo es imagen, sino también sonidos. Y el que lo dude que pregunte a tantos
invidentes que se acercan a los tendidos de muchas plazas del mundo para interiorizar, casi con mayor intensidad, las
sensaciones del ruedo con sentidos
distintos a los del resto.
Periodísticamente
hablando, quien mejor ha transmitido esos elocuentes sonidos del toreo ha sido
la radio, en la que ya es una vieja y estrecha relación del medio con el
espectáculo. Desde mediados del siglo XX, tanto en América como en España, han
sido muchos los locutores y comentaristas que han traducido en palabras los
sucesos de la arena, mientras los micrófonos de ambiente envolvían el relato
que avivaba la imaginación del oyente.
Son
ya un clásico de la historia del toreo esas fotografías del maestro Matías Prats, con su micro de bigotera,
entrevistando a Manolete en el callejón del viejo Chofre donostiarra. Igual
que lo son las de los brillantísimos Paco
Malgesto y Pepe Alameda sentados
en los "puestos de
transmisiones" de los callejones mexicanos, como refleja con admirada añoranza el libro "Los
cronistas" de Beto Murrieta,
uno de sus mejores herederos.
Ese
espíritu narrador, esa fantástica riqueza de lenguaje para expresar las sensaciones del toreo, ha seguido vivo y
latente durante muchas décadas en la América taurina, sin perder fuerza ni
vitalidad.
En
México, la radio sigue aún presente en cada acontecimiento, y esfuerzos como los
del director de este portal, Juan
Antonio de Labra, no sólo recogen esa tradición sino que la siguen
enriqueciendo con nuevos giros, con una fresca manera de relatar que, como
compañero y alumno de micrófono en tantas tardes americanas y españolas, me parece realmente admirable.
También
ha sido así en Ecuador, hasta que se asfixió a los medios con Correa. Con las del maestro Pepe Luis Castillo y las de la gran
saga de los Aguilar, desde don Jorge a Santiago, las voces taurinas de
la radio ecuatoriana han ayudado a sostener la afición y el buen criterio, más
allá del entusiasmo festivo y de la
explosión popular con que la fiesta de los toros se vive en aquellas
latitudes equinocciales.
Por
no hablar de Colombia, cómo no, donde cada feria de Cali, Manizales o Medellín significaban hasta no hace tanto un
incansable despliegue radiofónico, de la
mañana a la noche, en esos días de corrida y farra donde los micrófonos de decenas
de buenos comentaristas cobraban tanto protagonismo como las espadas de los
toreros.
En
España, aunque con menos vigor, también hubo grandes épocas de radio y toros, hasta que la implantación de la
televisión, al revés que en América, fue
postergando las transmisiones de audio para prácticamente hacerlas
desaparecer.
Ha
sido recientemente, de unos diez o quince años a esta parte, cuando
algunas emisoras locales y autonómicas
han recuperado esa buena costumbre de contar el
toreo a través de las ondas. El relato de los compañeros de Canal
Sur del día a día de las grandes
ferias andaluzas, además del seguimiento de la temporada a través del "carrusel taurino" del fin
de semana, es uno de los más loables esfuerzos de estos difíciles tiempos para el periodismo en
España.
Ahora,
un equipo de periodistas y entusiastas españoles intentamos sumarnos a la recuperación de esa vieja relación de los
toros y la radio, sólo que aprovechando,
como ya vienen haciendo Al Toro México y Olé
Radio, los nuevos canales de la
electrónica. Así fue como el pasado fin de semana Ondatoros.com hizo su debut en
la feria de Olivenza, con la transmisión en directo a través de Internet
de los tres festejos del abono.
La
gran acogida que ha tenido el proyecto en este arranque, con miles de oyentes
a través de la red también en México y
en otros muchos lugares del mundo, nos hace
tener confianza en el futuro. La cantidad y, sobre todo, la calidad de
los receptores, sus comentarios de aliento a nuestro trabajo y la receptividad
que hemos encontrado nos ratifican en la
idea inicial: que se puede, y se debe, contar el toreo por otras vías y de otra
manera.
Dos
días después de apagar los micrófonos en Olivenza, somos todavía más conscientes de que en estos momentos de crisis
hay que salir de la rutina y desarrollar la imaginación para llegar a un mayor
número de espectadores, a tantos millones de indiferentes, a fin de acercarles
a un espectáculo del que los tiempos les van alejando. Sólo hemos empezado a
trabajar y hacemos camino paso a paso,
pero les prometemos, con nuevos aliados, muchos más días de radio y
toros.
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