sábado, 4 de diciembre de 2010

SEXTO FESTEJO DE LA FERIA DE QUITO 2010: Diego Silveti conquista a la afición de Iñaquito

JUAN ANTONIO DE LABRA

QUITO.- Con una actuación plaga de valor y personalidad, el novillero mexicano Diego Silveti conquistó a la afición quiteña y obtuvo un importante triunfo de tres orejas, después de una demostración de que la dinastía de los Silveti sigue escribiendo su leyenda un siglo más tarde.

Porque este andar pausado por el ruedo, dueño de la situación, delante del manso que le tocó en primer lugar, se tradujo en un interés especial para el público, más aún cuando Diego se plantó en los medio y se la jugó en un riesgoso quite por saltilleras, pues el novillo de Trinidad embestía sin ninguna fijeza. Y a partir de este momento de tensión, cuando Silveti se sacó el capote de la espalda con precisión milimétrica para vaciar al novillo con gran prestancia, la plaza entera percibió que aquel torero venía decidido a busca el triunfo.

La faena discurrió por el mismo sendero: el novillo huyendo hacia tablas, y Diego andando gallardo hacia adelante, y así le robó pases de mérito que intercaló con cambiados por la espalda y otra serie de recursos que terminaron de calentar el ambiente. De haber matado al primer viaje hubiera cortado dos orejas, pero esa que le concedieron le supo a gloria y dio la vuelta al ruedo con su amplia sonrisa en los labios.

Con el público a su favor, Diego enfrentó al quinto, un novillo jabonero al que toreó bien de capote y al que ahora hizo un ajustado quite por gaoneras. Brindó la muerte de este ejemplar a una leyenda viviente del toreo: Manuel Benítez "El Cordobés", que estaba gustoso, departiendo alegremente en el callejón de la plaza.

Y Silveti volvió a plantarse sobre la arena con su fresca personalidad, y toreó en redondo con temple y calidad en otra faena que gustó mucho al público. Los adornos también tuvieron el aroma de los toreros buenos, y los cadenciosos desdenes terminaron de caldear los ánimos. Ahora si colocó una estocada entera, un tanto caída, y le concedieron dos orejas con las que se perfila a ser uno de los máximos triunfadores de la feria.

Cuando Diego finalizó su labor, Benítez saltó al ruedo y se fue hasta donde estaba y, sorprendido por el singular detalle, se fundió en los medios con el famoso Mechudo, que lo abrazó efusivamente en un gesto inolvidable dada la personalidad tan atrayente de este ídolo popular.

Andy Cartagena se vio obligado otra vez a echar mano de todos sus recursos para hacerle faena a dos novillos descastados, sobre todo el sexto, al que tuvo que perseguir por el ruedo para clavarla banderillas y rejones con una encomiable buena actitud y un acusado profesionalismo. Al primero le cortó una oreja tras una faena alegre y variada en la que lució montando a “Cisne” y “Opus”, dos caballos experimentados que le ayudaron a sacar adelante esta difícil papeleta.

Hernán Tapia dejó escapar el triunfo con el cuarto, un novillo con clase al que hizo un trasteo intermitente, aunque con mayor decisión y enjundia que la mostrada ante el que abrió plaza.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza Monumental. VI festejo de feria. Tres cuartos de entrada en tarde nublada. Novillos de Trinidad, parejos en hechuras y de juego desigual, de los que sobresalió el 4o. por su calidad.
Pesos: 400, 418, 418, 427, 400 y 442 kilos.
Hernán Tapia: Silencio tras aviso y división tras aviso.
Diego Silveti: Oreja y dos orejas.
Andy Cartagena: Oreja con petición y silencio.
Silveti salió a hombros.

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