En estos últimos días del año, después de la ráfaga sentimental de
Bien se preguntará el lector el porqué utilizamos ahora nuestra columna, en un momento que debe ser de tranquilidad y paz para hacer enérgicas aseveraciones y proseguir con una tormenta que ha partido desde el indulto a Guadalupano, la petición de indulto a Bondadoso y hoy una tamaña marrada de quien usurpa el biombo sin tener las capacidades mínimas de Autoridad: Gilberto Ruiz.
Señores, el asunto es sencillo. Hace unos días un gran conocedor de toros español, José Antonio del Moral, decía, al recibir un premio por sus 40 años con la pluma que "En la crónica taurina son mucho más importantes los aspectos didácticos que el siempre lúcido sensacionalismo que deparan la denuncia de supuestas corruptelas o de incumplimientos reglamentarios". Estamos de acuerdo. Más todavía cuando agrega que: "Y también ser capaz de trasladar a los lectores las emociones que uno siente en la plaza para que a los que te leen, les quede parecida impresión que si hubieran asistido a la corrida, y a los que sí la vieron, les sirva para identificarse con cosas que no descubrieron en el momento de producirse". ¡Ni sobra, ni falta!
Hoy la empresa nos ofreció un cartelito engañoso con un muy buen encierro de San Marcos. No es defecto de vista, pero el torero importado nacido entre Regatas de Mar y Cabo de Gata, en Almería, equivocó el atuendo, quizá porque su subconsciente le acusa de que no es matador de toros y así partió plaza (primera pifia). Dicen que "Armillita Chico" alguna vez le gritaron en Madrid: "Aquí se viste uno de oro". El torero vestía menos elegante que sus banderilleros, pero lo que es más grave, es que quien ha toreado cuatro o cinco corridas en España en los últimos dos años, no tenía, de ninguna manera títulos para venir a la México , ni como cabeza ni como relleno de cartel salvo que fue acomodado por "alguien". Aquí hay muchachos con afición, voluntad y oficio que le podrían reemplazar fácilmente.
Ruiz Manuel tuvo en Ponche su primer enemigo, un magnífico toro que empujó fuerte en varas y se quedó peleando en el caballo, humillaba como un encanto e iba siempre al trapo, pero el visitante o quizá el "despedido" no le ofreció nada más allá de algunos naturales y dos circulares invertidos. Su toreo fue distante y provocó justamente el grito de "toro" desde el tendido. Al matar con una caída, arreciaron los gritos. El animal que se llevó sus apéndices, pero debió recibir el arrastre lento. El juez ni se enteró (segunda pifia).
Todavía salió un segundo toro, Pastor, que peleó con gran bravura, pero el tapatío Guillermo Martínez le pudo sólo interpretar una especie de zapopinas, se dobló con arte y luego desaprovechó un buen lado izquierdo del animal. Se vio el tapatío frío y sin trasmisión, mientras que el toro, como su hermano, recibió los aplausos en el arrastre. El tercero Villancico, del otro tapatío, Aldo Orozco, también peleó en varas pero todo después fue decepción el toro no ayudó y Aldo toreó a gran distancia y además hasta sin voluntad. En el cuarto, Pavito, Ruiz Manuel tuvo otro toro potable que iba por el izquierdo pero su falta de sitio lo hizo pasar inédito hasta que mató con un bajonazo.
A esas horas la gente bostezaba, llegó el quinto, Buñuelo, probó que Guillermo tiene que buscar otro oficio, desaprovechando nuevamente otra res muy bien presentada de San Marcos. El colmo llegó en el sexto, Muégano, que barbeó en tablas, haciendo extraños, se le picó atrás con energía y respondió aún, yendo al otro picador. Ahora, había tela de donde cortar, el toro iba franco y transmitía pero Orozco le dio algunos pases por alto, uno que otro muletazo y lo finiquitó con una entera delantera que para sorpresa de todos, salvo los numerosos familiares del matador, se le concedió la oreja más inmerecida de que tengamos memoria en esta y otras temporadas (tercera pifia).
¿Se puede comparar con la de Perera, Castella, Talavante, Tejela o del mismo "Zotoluco" en estos últimos dos meses?
Conocemos el cartel del domingo y allí debemos estar, pero esperamos que en el año próximo se ponga remedio a tantos errores que están distanciando al buen público que se deja llevar por las charangas que llevan algunos matadores y la ausencia de autoridad.
Muy feliz año y que las cosas resulten mejor. Los únicos honores para los señores ganaderos que presentaron otra vez un encierro con trapío, bien armado, en peso, que recargó muy bien a los caballos y que varios de ellos, sin duda, el primero, merecieron mejor suerte. / Diario Esto de México.
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