Enrique Ponce, un superdotado del toreo, el cual no allana techo a su insuperable maestría. Foto: EFE |
El Juli, tras una rotunda campaña española, sigue manteniendo el bastón de mando que en el ruedo reafirma tarde a tarde. Foto: EFE |
Ambos toreros torearon juntos el pasado domingo en la plaza de Acho, en la capital peruana, donde pasaportaron un encierro inca de Don Roberto Puga, de escaso juego en su conjunto.
Rubén Darío Villafraz
El curso de la temporada americana toma protagonismo en el balance que han deparado dos de las citas más importantes, como son la que se lleva en honor a Jesús del Poder en la capital de Ecuador, así como la temporada en la capital de Perú, que se desarrolla en honor al Señor de los Milagros, los cuales han designado sus respectivos triunfadores.
El serial quiteño se presume, a expensas de conocer los fallos de los distintos jurados que entregan premios, como es el caso del oficial que entrega el ayuntamiento, el de la empresa taurina Citotusa o el del Circulo de los Amigos de la Dinastía Bienvenida , tenga como nombre propio el del espada español Enrique Ponce, quien literalmente sentenció su paso por Iñaquito, tras cuajar brillante actuación el día 30 de noviembre, luego de cuajar brillante trasteo al toro «Gitano» del hierro de Triana, cortando al final de larga e injustificada petición de indulto, las dos orejas y el rabo.
Tal y como señala el destacado periodista madrileño Paco Aguado, quien cubrió la feria para burladero.com y oleradio.net, «la entrega, la inteligencia o la calidad de los de luces ha sido lo que más ha contado para que al final del ciclo estemos hablando de varios triunfadores y de varias faenas destacadas, ya que los toros, y novillos, realmente bravos se pueden contar con los dedos de una mano. El indultado «Forzador», del hierro de Triana, ha sido la gran excepción de un muestrario que ha encendido las alarmas de la cabaña brava ecuatoriana.
Así, la facilidad de Enrique Ponce lució más que la nobleza simplona del toro de Cobo al que cortó el rabo, igual que la profesionalidad de El Fandi y el valor de Sebastián Castella se impusieron a la raza medida de los "huagrahuasis" con que lograron salir a hombros el sábado.
De los toreros ecuatorianos es importante destacar la solvente manera de salir triunfante de Guillermo Albán, que una vez más se reivindica en cabeza del escalafón nacional, sin dejar de lado la ambición y la determinación de Martín Campuzano, quien, de haber acertado con la espada, hubiera estado en el cuadro de honor.
Asímismo, uno de los grandes acontecimientos de esta feria ha sido el deslumbrante debut de un novillero de dinastía con auténtica proyección: el mexicano Diego Silveti. Tres días después también logró salir a hombros su compañero Juan del Álamo, pero, sin restar méritos al hispano, la actuación de Silveti se marcará en letras de oro al recordar los sucesos taurinos de este año en Quito.
Ahora bien, perdonen que deje para el final las dos faenas que creo que han de situarse en lo más alto del podio del torero más auténtico: las de Miguel Abellán a un "vistahermosa" en la goyesca nocturna y la de ayer de Víctor Puerto al colorado de Trinidad. Por cómo sometió el madrileño, con tanto valor y tanta verdad, las fortísimas oleadas de uno, y por cómo meció al otro el manchego, con su hondo capote y su sabia muleta, uno se va a España saboreando la esencia del toreo. Lo curioso, y en este caso lo de menos, es que a ambos sólo les dieron una oreja y, probablemente, ningún premio».
Si esto fue lo que deparó Quito, similar fue lo que se vio en el ruedo limeño de Acho, donde la única faena de autoridad, fue la que se prodigó el diestro madrileño El Juli, quien para el Consejo Taurino de Lima, fue el rotundo triunfador del reconocido trofeo Escapulario de Oro 2010, a pesar de haber cortado una “cicatera” oreja que se permitió conceder el presidente del festejo. Mientras que en nuestro país se decantan en “regalar” orejas a diestra y siniestra, sin pena algunas la autoridades lo justifican en un supuesto «hacer afición», en cambio en otras latitudes se las niegan.
El Juli se hace acreedor de este reconocido trofeo, tras la inteligente labor que desarrolló el pasado domingo ante el toro «Vanidoso» N° 72 de 461 Kg . de la ganadería peruana de Montegrande lidiado en segundo lugar. Precisamente este mismo astado sería reconocido como el más bravo del ciclo limeño, con el trofeo Escapulario de Plata, esto en el renglón ganadero.
Mientras tanto, México con su amplia y extensa programación toma el testigo nuevamente, en plazas donde las principales figuras se darán cita, para en la última semana de este mes Colombia, con Cali y Manizales, se sitúen a la vanguardia de lo que nos depara el periplo taurino americano.
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