lunes, 6 de diciembre de 2010

QUINTA CORRIDA DE LA TEMPORADA GRANDE: Perera se apodera del cariño de la gente

Importante tarde la que ha cuajado el espigado extremeño Miguel Ángel Perera, cortando dos orejas a ley, en su segunda comparecencia en el Embudo de Insurgentes. Foto: EFE

Así de largo y templado toreó Perera al primero de su lote, en una tarde pletorica de entrega y raza del coleta de Badajoz. Foto: Sergio Hidalgo

“Zotoluco” ha cuajado una actuación llena de veteranía, cortando una oreja al sobrero que regaló de Garfias. Foto: Sergio Hidalgo
Jorge Raúl Nacif

Cuando Perera remataba elegantemente una de las tantas series de muletazos con los que bordó el toreo, surgió el espontáneo grito de "¡Miguel Ángel, ya nos conquistaste!", que bien puede resumir el sentimiento del público que se dio cita en la quinta corrida de la Temporada Grande, pues el torero de Badajoz ha enamorado a la Plaza México y pronto será todo un consentido.

Hoy, el toreo de Miguel Ángel Perera caló en el tendido como quizá nunca antes, y eso que ya ha cortado orejas y hasta un rabo en este escenario. El poco público que acudió hoy al coso de Insurgentes (si consideramos el cartel tan rematado), seguramente se multiplicará cuando este diestro vuelva a ser anunciado, pues esta tarde ya quedó sólidamente instalado en el ánimo la afición capitalina.

Todo un deleite fueron las suertes capoteras con las que le dijo "buenas tardes" al primero de su lote, pues combinó las verónicas con las tafalleras y, en un brote de inspiración, ligó gaoneras y un soberbio remate. El quite no se quedó atrás, pues cuajó tafalleras, cambiándole el viaje al toro como si se tratara de un péndulo con la muleta, así como gaoneras y una caleserina, poniendo al tendido en punto de ebullición.

El toro era sosito, pero muy manejable y metía la cabeza con clase, así que Perera se dio gusto toreando con la sarga. El inicio de su faena fue estoico, pues sin moverse un centímetro logró ligar bellos pases por alto y adornos de muchos kilates, para continuar corriendo la mano con soltura y largueza, dejándole al astado la muleta en la cara e incluso ligando pases en redondo que extasiaron al público, que de pie le coreó con fuerza.

Una verdadera pena que, hacia el final de la faena, el de Campo Real terminó rajándose por completo y, escupiéndose de las suertes, se refugio en tablas, porque de haberle instrumentado por lo menos otras dos tandas con el mismo acabado, la posibilidad del rabo hubiera tomado fuerza. Sin embargo Perera insistió y todavía logró momentos de gran belleza, tapandole bien la cara, para luego irse tras el acero y conseguir una gran estocada, que le valió pasear las dos orejas ante la entrega absoluta del respetable.

El quinto de la tarde era un toro feo de hechuras y que constantemente perdía las manos, dando medias embestidas. Miguel Ángel lo intentó con profesionalismo por ambos pitones, pero poco pudo hacer ante el escaso juego de su enemigo, pues no tenía materialmente ni un sólo pase.

Eulalio López "Zotoluco" tuvo una actuación muy digna y decorosa delante del primero de la tarde, un ejemplar al que había que poderle para extraerle y aprovechar sus embestidas. Firme y decidido, le dio la lidia adecuada, aunque su labor ya no alcanzó a tomar vuelo dado que el ejemplar se fue metiendo en tablas y jamás terminó por entregarse.

Mala suerte tuvo con el cuarto, pues al salir se acalambró y tuvo que ser sustituido. El primer reserva fue duramente protestado por su escaso trapío y poco agradables hechuras, por lo que Eulalio lo mató pronto, no sin antes anunciar el regalo de un toro, que finalmente fue del hierro de Garfias.

Delante de éste, que tenía docilidad y acudía pronto a los cites, pese a que saltó al ruedo haciendo extraños de corraleado, Zotoluco se dio gusto corriendo la mano por ambos lados, aunque el mejor fue el derecho, mientras el viento le incomodaba. Muletazos alegres, largos y eléctricos, causaron el fuerte olé y las palmas, mismas que se incrementaron tras el estocadón conseguido. Una oreja, protestada por algún sector del público, fue concedida para el torero.

El Payo sorteó dos toros que poco se prestaron para el lucimiento y delante de los cuales estuvo tesonero y con los arrestos suficientes como para jugarse la vida alegremente, a pesar del viento que molestó mucho en su lote. No contento con su digna actuación, regaló un sobrero, también de Campo Real que, al salir tras el de Garfías, provocó el abucheo de la afición con sólo anunciarse que pertenecía a esa ganadería, dado el poco juego y trapío de los ejemplares de lidia ordinaria.

El toro también fue complicado, pero Octavio no quería dejar pasar la oportunidad de triunfar de nueva cuenta y le pisó sus terrenos, plantándose con decisión y llevándolo embebido en la muleta, gracias a lo cual le extrajo series con un gran valor específico y hasta un par de pases en redondo, lo que le valió el reconocimiento popular.

Una verdadera pena que haya fallado con el acero, pues tenía ganada una oreja conseguida muy de verdad, con inteligencia y una férrea voluntad, aunque eso sí, corroboró que esta llamado a ser un toreo muy importante de nuestra tauromaquia, además de un consentido de La México, como también lo empieza a ser Perera.

FICHA DEL FESTEJO
Quinta corrida de la Temporada Grande 2010-2011. Un tercio de entrada, en tarde fría y con intermitentes ráfagas de viento.
7 toros de Campo Real, justos de presencia y descastados en términos generales, de los que sobresalió el 2º, que fue muy manejable. 1 de Garfías, terciado pero de buena condición.
Pesos: 500, 485, 470, 510, 530, 525, 520 y 520 kilos.
Eulalio López "Zotoluco" (grana y oro): Palmas, silencio y oreja en el de regalo, con algunas protestas.
Miguel Ángel Perera (durazno y oro con remates negros): Dos orejas y palmas.
Octavio García "El Payo" (grana y oro): Palmas, silencio y palmas en el de regalo.
El festejo duro un poco más de tres horas y media. Al finalizar el paseíllo se rindió un minuto de aplausos a la memoria del ganadero Kiko Santana, de La Misión, fallecido en días pasado.

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