Juan Miguel Núñez
JAÉN.- Cerraba Luque la temporada con la corrida número sesenta. Una carga que por octubre suele pesar mucho, hasta el punto de que la mitad de los puestos primeros del escalafón suelen ir quitándose de en medio en las últimas ferias de septiembre. Los toreros llegan atorados al "Pilar" de Zaragoza y a San Lucas de Jaén, o sencillamente no llegan.
No ha sido el caso de Luque, que después de desorejar por partida doble a su segundo toro, como ya había hecho con el anterior, daba la sensación de estar para otras sesenta. Fresco como una lechuga, taurinamente hablando, con las ideas muy claras y la ambición a tope.
Y no es casualidad, porque esto mismo de hoy en Jaén ya lo había hecho hace cinco días en Zaragoza. Aquel toque de atención en el coso "La Misericordia" de la capital maña tuvo especial significación por cuanto dio pie a una especie de rivalidad entre el joven Luque y el ya veterano "Juli". Ojo, nada menos que "El Juli".
Lo bueno de hoy en "La Alameda" de Jaén es que no ha necesitado competidor. Luque ha sido rival de si mismo, muy capaz desde el punto de vista técnico, crecido de valor y con un halo de inspiración que le convierten en torero distinto, singular y proverbial. El toreo de Luque, despacioso y cargado de improvisaciones, fue todo un encanto.
A los tres toros que saludó con el capote, incluido el devuelto, los toreó con mucha lentitud y belleza. Dato a tener muy en cuenta, ya que cuando se habla de temple con el capote la cosa es seria. Muleta en mano hizo lo fundamental con ajuste y seriedad, quietud y regusto. Los muletazos desde adelante hasta muy atrás, perfectamente engarzados. El final de uno y el comienzo del siguiente, prácticamente en el mismo sitio y al mismo tiempo.
Luque se entretuvo en los finales de faena en uno y otro toro en unas "alegrías" muy a modo, como remates por bajo, cambios de mano, trincheras y de la firma. Y en el sexto, un fin de fiesta también de locura con los invertidos y un rosario de pases sin llevar la muleta montada, cambiándosela ésta por detrás para alternar una y otra mano. El acabose. Las estocadas más o menos en su sitio, no obstante, nunca podría estar tan justificado lo de pelillos a la mar. Sin duda cuatro orejas muy auténticas.
A Salvador Vega se le vieron cosas notables. Torero muy recuperable. Su primer trasteo tuvo poca unidad por la condición del toro que no repetía, pero los pases le salieron de muy buena compostura. Aquí cortó una oreja también de las de verdad. Y pudo repetir triunfo en el quinto con una faena a más, siempre por encima de un toro irregular que a veces "hizo hilo" y repuso las embestidas. Bien Vega, pero sin espada.
Abrió cartel "Finito de Córdoba", sin compromiso de faena en el manejable primero. Y forzado y ventajista frente al cuarto. Su triunfo fue gozar de la condescendencia del tendido. EFE
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Torrealta, el sexto como sobrero, justos de presencia, mansones y manejables.
Juan Serrano "Finito de Córdoba": dos pinchazos, estocada y seis descabellos (silencio tras aviso); y pinchazo, casi entera atravesada y cinco descabellos (gran ovación tras aviso).
Salvador Vega: estocada corta (oreja); y pinchazo, estocada corta y tres descabellos (ovación).
Daniel Luque: estocada desprendida con derrame (dos orejas); y estocada traserita (dos orejas).
La plaza tuvo un quinto de entrada en tarde apacible.
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