Por Vicente Zabala de la Serna
La tormenta política que envolvió la Fiesta en 2010 se transformó en los ruedos en el huracán de El Juli en plena madurez. Desde que se presentó en la conmemoración fallera de Enrique Ponce para hacerle una manita de orejas en su 20 aniversario de alternativa (5-1) hasta que cerró su temporada en Jaén el lunes 18 de octubre. No ha habido plaza que se le resista ni a éste ni al otro lado de los Pirineos. Pero con el transcurrir de la temporada sería la Puerta del Príncipe de Sevilla en abril el triunfo de mayor transcendencia, por su significación, por su rotundidad y porque marcaría el demarraje definitivo no ya del pelotón sino de quien hasta entonces, y desde América, había sido su sombra: Sebastián Castella.
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