miércoles, 6 de marzo de 2013

DESDE EL BARRIO: Días de radio y toros


PACO AGUADO
www.altoromexico.com

El toreo no sólo es imagen, sino también sonidos. Y el que lo dude que pregunte a tantos invidentes que se acercan a los tendidos de muchas plazas del mundo para  interiorizar, casi con mayor intensidad, las sensaciones del ruedo con sentidos  distintos a los del resto.

Periodísticamente hablando, quien mejor ha transmitido esos elocuentes sonidos del toreo ha sido la radio, en la que ya es una vieja y estrecha relación del medio con el espectáculo. Desde mediados del siglo XX, tanto en América como en España, han sido muchos los locutores y comentaristas que han traducido en palabras los sucesos de la arena, mientras los micrófonos de ambiente envolvían el relato que avivaba la imaginación del oyente.

Son ya un clásico de la historia del toreo esas fotografías del maestro Matías Prats, con su micro de bigotera, entrevistando a Manolete en el callejón del viejo Chofre  donostiarra. Igual que lo son las de los brillantísimos Paco Malgesto y Pepe Alameda sentados en los "puestos de transmisiones" de los callejones mexicanos, como  refleja con admirada añoranza el libro "Los cronistas" de Beto Murrieta, uno de sus  mejores herederos.

Ese espíritu narrador, esa fantástica riqueza de lenguaje para expresar las  sensaciones del toreo, ha seguido vivo y latente durante muchas décadas en la América taurina, sin perder fuerza ni vitalidad.

En México, la radio sigue aún presente en cada acontecimiento, y esfuerzos como los del director de este portal, Juan Antonio de Labra, no sólo recogen esa tradición sino que la siguen enriqueciendo con nuevos giros, con una fresca manera de relatar que, como compañero y alumno de micrófono en tantas tardes americanas y  españolas, me parece realmente admirable.

También ha sido así en Ecuador, hasta que se asfixió a los medios con Correa. Con las del maestro Pepe Luis Castillo y las de la gran saga de los Aguilar, desde don Jorge a Santiago, las voces taurinas de la radio ecuatoriana han ayudado a sostener la afición y el buen criterio, más allá del entusiasmo festivo y de la  explosión popular con que la fiesta de los toros se vive en aquellas latitudes  equinocciales.

Por no hablar de Colombia, cómo no, donde cada feria de Cali, Manizales o  Medellín significaban hasta no hace tanto un incansable despliegue radiofónico, de  la mañana a la noche, en esos días de corrida y farra donde los micrófonos de decenas de buenos comentaristas cobraban tanto protagonismo como las espadas de los toreros.

En España, aunque con menos vigor, también hubo grandes épocas de radio y  toros, hasta que la implantación de la televisión, al revés que en América, fue  postergando las transmisiones de audio para prácticamente hacerlas desaparecer.

Ha sido recientemente, de unos diez o quince años a esta parte, cuando algunas  emisoras locales y autonómicas han recuperado esa buena costumbre de contar el  toreo a través de las ondas. El relato de los compañeros de Canal Sur del día a día  de las grandes ferias andaluzas, además del seguimiento de la temporada a través  del "carrusel taurino" del fin de semana, es uno de los más loables esfuerzos de  estos difíciles tiempos para el periodismo en España.

Ahora, un equipo de periodistas y entusiastas españoles intentamos sumarnos a la  recuperación de esa vieja relación de los toros y la radio, sólo que aprovechando,  como ya vienen haciendo Al Toro México y Olé Radio, los nuevos canales de la  electrónica. Así fue como el pasado fin de semana Ondatoros.com hizo su debut en  la feria de Olivenza, con la transmisión en directo a través de Internet de los tres festejos del abono.

La gran acogida que ha tenido el proyecto en este arranque, con miles de oyentes a  través de la red también en México y en otros muchos lugares del mundo, nos hace  tener confianza en el futuro. La cantidad y, sobre todo, la calidad de los receptores, sus comentarios de aliento a nuestro trabajo y la receptividad que hemos  encontrado nos ratifican en la idea inicial: que se puede, y se debe, contar el toreo por otras vías y de otra manera.

Dos días después de apagar los micrófonos en Olivenza, somos todavía más  conscientes de que en estos momentos de crisis hay que salir de la rutina y desarrollar la imaginación para llegar a un mayor número de espectadores, a tantos millones de indiferentes, a fin de acercarles a un espectáculo del que los tiempos les van alejando. Sólo hemos empezado a trabajar y hacemos camino paso a paso,  pero les prometemos, con nuevos aliados, muchos más días de radio y toros.

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