sábado, 3 de octubre de 2020

OPINIÓN - Una generación de figuras en la puerta de salida de Castella, sin relevo y obligadas a remontar

ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
 
Hay quienes han puesto un largo lamento en el adiós de Sebastián Castella, figura del toreo, torero de plazas de primera, con 20 años de alternativa. Incluso algunos se agarran a la puerta entreabierta del regreso cuando aún no se ha terminado de ir. Yerran en parte el enfoque pero no del todo. Castella se va con la carrera amortizada. Como hay otros contemporáneos que la tienen. Una generación entera, diría, que copa la élite y que se mueve entre los 16 y los 30 años de alternativa. Y algo se les habrá pasado por la cabeza al contemplar el au revoir de Le Coq. Sus despedidas de los ruedos serían por causa natural; el problema es que, en cadena, causarían una hecatombe. ¿Y por qué habría de ser una hecatombe? Porque los públicos hicieron de sus nombres marcas registradas, los conocen y se los saben -sus tauromaquias también- y, sin embargo, continúan acudiendo a su reclamo. Sin sus letras en los luminosos, empresarialmente no se sostiene una feria. Una feria corta mucho menos. Y a la vez son quienes han marcado los más altos cachés en el reciente decenio y más allá. ¿Generando lo que cotizan? Seguramente sí; probablemente no tanto.
 
Fue altamente llamativo que en 2019 la ausencia de Roca Rey -el último, único y verdadero relevo generacional en la cúpula del toreo- propiciase un nuevo liderato de El Juli en el escalafón y en las taquillas con más de dos décadas de alternativa. A veces es fácil decir que otra época fulano o mengano ya estarían en su casa (autocrítica on): no había carreras que durasen eternidades. En el 47, Manolete se estaba yendo con cinco años en la cúspide, desde 1942, y ocho de alternativa.
 
Hoy, la situación es la pescadilla que se muerde la cola. Y se la seguirá mordiendo porque en la raíz del problema se encuentra el cáncer: el sistema no se han encargado de forjar el relevo. No lo hay. Y, por descargar culpas, cuando no ha sido el sistema por su cerrazón -se siguen programando carteles idénticos a los de 2007-, los llamados al cambio no han cuajado. A la punta de la lengua se me vienen un puñado de nombres de promesas que tuvieron sitio, aliento y oportunidades -también éxitos, efímeros- y ahora se encuentran tres pisos más abajo de la planta desde donde les queríamos impulsar.
 
Lo más jodido es que, ante la gravedad del horizonte que se avecina, la figuras incombustibles y económicamente acomodadas van a volver a ser imprescindibles para remontar, si es que hay posibilidad de hacerlo. Y entonces estaremos en el mismo punto del principio de la pieza: ni Castella cuenta con sustituto. Ni siquiera en Francia, donde verdaderamente su presencia multiplicaba. Y peor que lo más jodido es que el día que esta generación de figuras pliegue velas hay un desierto. Nadie pensó que nada es eterno. O si lo pensaron lo disimularon muy bien. O no tuvieron otra salida. También este artículo es la pescadilla que se muerde la cola, supongo.

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