El
arranque de las corridas organizadas por la Fundación del Toro de Lidia ha
coincidido con la finalización del ciclo de novilladas auspiciadas por la misma
entidad
ÁLVARO R.
DEL MORAL
@ardelmoral
Diario CORREO
DE ANDALUCÍA
Los vericuetos informativos de la última semana
han desplazado este Observatorio al mediodía del martes. No importa. Sigue
habiendo chicha que cortar en esta temporada de la pandemia que arroja las
mismas o más noticias que si el motor del negocio anduviera a pleno
rendimiento. Ya hemos hablado largo y tendido de la decisión de Roca Rey, que
anda rumiando por los campos de Gerena –en la finca que compró a la heredera de
Ciudadano Kane- el futuro inmediato de su carrera, severamente frenada por la
suma de los efectos del covid y la lesión que le obligó a parar la marcha en la
yema de la temporada 2019.
A raíz de su ruptura con Valencia y Campuzano, en
la última edición de este Observatorio , habíamos hablado de la aparición del
nombre de Enrique Martín Arranz en la órbita del paladín limeño, dejándose
regalar los oídos por las preguntas de la prensa. Su hijo adoptivo y eterno
poderdante, Joselito Arroyo, también ha entrado en danza y se deja querer en
torno a ese hipotético apoderamiento que, quién sabe, Andrés ha podido volver a
rumiar en la maravillosa soledad del Camino de Santiago, que finalizó hace muy
poco.
Pero nos interesan las declaraciones de Joselito,
transcritas por el compañero Pedro Toledano en Aplausos. El diestro retirado
–actual apoderado de Alejandro Talavante- afirma no saber nada del asunto pero
admite algunos contactos anteriores que darían verosimilitud a aquel pretendido
encuentro campero entre Roca y el ‘Tala’ –puesto negro sobre blanco por Rosario
Pérez en ABC- que, si llegó a celebrarse, quedó en agua de borrajas. “Alejandro
y Andrés sería una combinación explosiva para volver a llenar las plazas”
declara Joselito. “Nosotros ya lo intentamos pero la otra parte lo abortó”
afirma clara y meridianamente el prestigioso diestro aludiendo –o eso queremos
entender- a que los anteriores apoderados del diestro peruano no quisieron
entrar en esa alianza que ahora vuelve a ponerse encima de la mesa. “No sé si a
partir del cambio será posible”, remacha Arroyo volviendo a tender una mano que
podría modificar el mapa de operaciones del toreo en un futuro inmediato. Si el
covid nos deja, claro.
De la ‘Gira’ al ‘Circuito’
Mientras tanto, la llamada ‘Gira de
Reconstrucción’ alentada por la Fundación del Toro de Lidia y sostenida por las
retransmisiones del canal Toros de Movistar Plus continúa su camino,
posibilitando la apertura de ciertas plazas, la lidia de reses que habrían
acabado en el matadero y la actuación de toreros de distintos galones para
consuelo del aficionado y, ojo, la financiación de un proyecto de mayor calado
y perspectiva de futuro. Hay que hacer un alto en el camino para remachar un
dato fundamental: el toreo no puede estar esperando ningún maná que venga del
cielo; ninguna mano mágica que venga a resolver sus problemas más recurrentes,
agravados con la expansión de la dichosa pandemia. Lo que el sector no haga
–hagamos- por sí mismo no vendrán otros a hacerlo. Desde esa premisa, los
movimientos de la Fundación del Toro son de los pocos que dan trigo –con los
matices que queramos poner y las mejoras que se quieran demandar- en estos
tiempos de tantas prédicas en el desierto. Hasta ahora se han organizado cuatro
festejos de los 21 previstos: los dos de Cabra y otros dos en Úbeda donde, sin
solución de continuidad, se celebró la final del llamado ‘Circuito de
Novilladas de Andalucía’, otra iniciativa en la que la FTL se ha arremangado
por completo en estrecha colaboración con la Junta de Andalucía y otros
patrocinios como el de la muy taurina Caja Rural del Sur que preside José Luis
García-Palacios y la Diputación Provincial de Málaga.
Poder de convocatoria y algunos matices
Ya que nos hemos detenido en Úbeda es justo y
necesario resaltar un dato revelador. Ese festejo final del llamado ‘Circuito
de Novilladas’ vendió más entradas que la corrida de la ‘Gira’ en la que estaba
anunciado El Juli a pesar del drástico recorte del aforo del coqueto coso
ubetense obligado por la separación mínima de metro y medio de espectador a
espectador decretada por la Junta de Andalucía. El dato, insistimos, admite
muchas reflexiones sobre el poder de convocatoria de un senado taurino
desgastado y que ha incrementado el olor a naftalina en torno a la pandemia...
Pero hay que ir al turrón de ese miniciclo de
novilladas que ha salvado los muebles de un certamen mucho más ambicioso que,
como tantas cosas, quedó engullido por el tsunami de la pandemia. Los 15
festejos previstos, con final anunciada en la plaza de la Maestranza, quedaron
reducidos a cuatro: tres novilladas clasificatorias y esa final televisada
–ganada con toda justicia por Jaime González-Écija- que dejó algunos sabores
agridulces. Hay que felicitar, una vez más, a la Fundación por enfangarse en
este empeño, que no estaba libre de sinsabores e incomprensiones. Pero la FTL
no puede dejar flecos sueltos. El sistema de clasificación –no tiene sentido
salvar a un aspirante por festejo sin esperar al desarrollo global del ciclo-,
de puntuación y hasta de elección de los jurados debe cambiar para ediciones
venideras. También se debe contar con algún sistema de captación –a modo de
cazadores de talentos- para llevar a estos festejos a chicos con verdadera
proyección por encima de historias, historietas, localismos y politiqueos
taurinos. Nos va el futuro en ello.
Se nos quedan muchas cosas en el tintero. Las
dejamos para la semana que viene si no pierden vigencia. Sólo un último asunto:
la Policía Autonómica ha certificado que Lances de Futuro, la empresa que
comanda José María Garzón, cumplió escrupulosamente todas las medidas de
seguridad decretadas hasta ese momento por la Junta de Andalucía. Ya lo dijo
San Juan: “veritas vos liberabit...”
No hay comentarios:
Publicar un comentario