El veterano maestro del toreo ha cuajado una actuación modélica ante
flojos toros del Lic. Hugo Domingo Molina, para salir en hombros, tras cortar
tres orejas. *** Otro apéndice paseó el mexicano Juan Pablo Sánchez, mientras
Orellana se las dejó tras fallo con el acero.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Alexander Angulo
Para ver un torero
hacer y entender un toro, hay que tomar como referencia a Enrique Ponce. La
lección ofrecida ayer ante un inválido que hizo ver mejor de lo que en otras
manos pudo haber sido, vaya que tiene mérito. Don privilegiado de un fuera de
serie que aún podemos tener la dicha de ver por los ruedos del mundo, hasta
cuando él diga. Sería su faena ante el segundo suyo el hecho más transcendental
de la corrida de ayer, donde el mexicano Juan Pablo Sánchez cortaría una
merecida y trabajada oreja, mientras que el tovareño Rafael Orellana se dejó ir
las que tenía ya en su esportón por culpa de la espada, que bien pudo haber
sido dos. Una pena, pero así es el toreo señores.
El encierro de Don
Hugo Domingo Molina vaya que fue un corolario de nobleza y falta de fuerzas,
además de su ya recalcada dispar presencia, contando con la benevolencia y
“manga ancha” conocida en el palco presidencial merideño, pues solo así se
justifica toros “enanos” como el primero, tercero, o el mismo quinto. Grave
problema que él junto a Huguito y Hugo José deben de tener en cuenta, pues a
esto se le añade toros que están sacando una mansedumbre realmente exasperante
como el último que se paseó ayer por el ruedo de la monumental emeritense. Ojo
con eso pues.
Hablábamos de
Ponce, un superdotado del toreo a quien ayer la suerte –pues para eso mismo los
toros por la mañana en el sorteo la deben de tener- cayó en las manos del
maestro de Chiva. De principio a fin, por la derecha e izquierda, se jactó
Enrique de hacer ver un toro que adoleció de fuerza, pero atesoraba una nobleza
pajuna que solo él podía exponenciar como lo demostró. El minúsculo castigo en
varas (otro detalle en común en la corrida) dio pie para que Ponce sabedor de
tal virtud del toro se lo brindara a Don Juan Lamarca, otrora Presidente de Las
Ventas y máxima autoridad del elitesco CTADB, para así, dar rienda suelta a su
paciencia, temple, distancia, altura de engaños, y sobre todo, arte para
vendernos una faena preñada de torería y ciencia, sí, porque de otra manera se
entiende que haya cuajado al noblote «Baltazar» en labor que no dábamos un duro
al comienzo de la misma.
Sobre la mano
derecha Enrique se enroscaría y pulsearía las débiles embestidas de la res; por
naturales seguiría la sinfonía de inspiración embelesando a todos los que nos
dimos cita. Los molinetes y trincherazos de inicio de tanda, así como las
poncinas y los forzados de pecho fueron adornos de lujo a una gran obra donde todo
lo que le faltaba al toro lo colocó el torero. Censurable que Ponce insistiera
el indulto de este astado, y que el mismo ganadero lo solicitara, cuando en
realidad jamás ni nunca procedía, por lo que tras dejar certero espadazo, una
pizca trasera, la pañolada del público fue unánime, concediéndosele las dos
orejas, y la vuelta al ruedo al toro, premio ultimo discutible, pero no
excepción en presidencia tan generosa como incongruente, la que tenemos en esta
plaza merideña.
El que abrió plaza
y feria, se entretuvo Ponce de meterlo en los vuelos de la pañosa, ante otro
blandengue berrendo en negro, el cual sometió con pulso y en extremo sobre su
periferia, abusando del pico de la muleta, componiendo la figura, a tal extremo
de parecer pasárselo a metro y medio de su cintura. El espadazo caído, fulminante,
para la concesión de una oreja.
Orellana rayó a buen nivel, lástima que la espada le birló lo que pudo ser la Puerta Grande. |
Quien venía por
defender el trono del año pasado era Rafael Orellana, espigado torero de Tovar
al que pechó con otro de los astados potables del envío, como fue el corrido en
quinto, sacó provecho en trasteo cuidándole al máximo las fuerzas del animal,
en series templadas, relajada la figura, aderezada con el característico
repertorio del ya veterano coleta. Incluso de tanto estar y sentirse delante de
los pitones abusó de metraje dicho trasteo, lo que le costaría voltereta del
que se repuso, para emborronar labor, tras dos viajes con el acero,
enfriándosele el público, para finalmente dar vuelta al ruedo.
Su primero del lote
marcaria pronto querencia en tablas, lo que hizo que las intenciones y deseos
de triunfo de Orellana se estrellaran ante el nulo juego del pupilo de Hugo
Domingo Molina. Se le agradeció que abreviara en esta ocasión.
El hidrocálido Juan Pablo Sánchez se ha justificado con todos los méritos ante la afición emeritense. |
Ya le conocíamos
las maneras del mexicano Juan Pablo Sánchez, y nuevamente las refrendó con el
“zapatico” que pechó de primero en su lote, burel generoso tras el templado
trazo y disposición del torero por sacarle partido. Previamente había sido
lidiado eficazmente por la cuadrilla, exprimiéndole muletazos de gran mérito,
en cercanías de terrenos, haciendo veces de enfermero para que no se le
derrumbara. El espadazo en todo lo alto, tras pinchazo previo, no le limitó
para que cortara una oreja que no pudo ni siquiera atisbar con el mansurrón que
cerró función, manso declarado, el que no se le pudo sujetar en los engaños en
ninguno de los tercios, siempre andarín, poco fijo a los engaños, buscando
salidas y querencias en tablas. No quedo otra que despacharle con premura,
antes de que se pasara mal rato.
A la salida del
festejo, muchos daban por un hecho que vimos a un Ponce milagroso ante los
toros de su compadre, Hugo Domingo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo
Sandia”. I corrida de abono.
Con poco más de dos tercios de plaza
(aproximadamente 10 mil personas, en tarde soleada, que luego se tornó fría
ante el nuevo horario de comienzo de festejo, se han lidiado toros de las
ganaderías de la familia Molina Colmenares a nombre de los hierros RANCHO GRANDE (3º y 6º), EL PRADO (4º y 5º) y LA CONSOLACIÓN (1º y 2º) en su
conjuntos muy dispares de presentación, anovillados en exceso en especial los
corridos en 1º, 3º y 5º. Nobles en distinto grados pero con el común
denominador la falta de fuerzas, a tal grado de la exasperación; manso de libro
el que cerró función. El corrido en 4º lugar de nombre «Baltazar» N° 48 de 486
kilos fue premiado con la vuelta al ruedo.
Pesos: 450, 490, 435, 486, 430 y 450 kilos.
ENRIQUE PONCE
(Tabaco y Oro)
Oreja y dos orejas
RAFAEL ORELLANA
(Nazareno y oro con cabos blancos)
Silencio y vuelta al ruedo
JUAN PABLO SÁNCHEZ
(Sangre de toro y azabache)
Oreja y silencio
INCIDENCIAS: Entre las cuadrillas destacaron, la
excelente y pulcra brega de Gerson Guerrero al 3º, las banderillas colocadas
por Mauro David Pereira a este mismo, así como los palos colocados por Salvador
Moreno. Entre los varilargueros, el medido castigo de William Hidalgo “El
Llanerito” al 2º. *** Presidio festejo Jorge Bustamante Calderón. *** Para hoy
en la mañana en los salones del Hotel El Serrano la V Jornadas Culturales de la
Fundación Cultural Girón, a partir de las 9:00 am.
Ponce, un superdotado del toreo, ayer en su máxima plenitud. |
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