Una apoteosis rotunda ayer la vivida… a plaza a rebosar |
Nueve orejas, así como dos toros de indulto de importante juego, las que
se les han cortado a los toros del polémico ganadero tovareño ante bureles de
limitado trapío pero de una bravura a destacar, de la que han sabido aprovechar
la terna de diestros actuantes.
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
@rubenvillafraz
Fotos: Hugo Angulo / Aníbal García
De verdad que la
corrida de ayer marca un antes y después. Un parteaguas, pues todos los
elementos se dieron para que esta se convirtiera un acontecimiento. El lleno a
reventar era para reafirmar que es la Feria del Sol una feria de gran salud a
nivel de interés para el conglomerado merideño, a la que solo hay que colocarle
un poquito de seriedad, tanto al toro como a todo lo que embarga en su
intríngulis. El cartel era de campanillas, con un Enrique Ponce sublime, un
Alejandro Talavante de denostada inspiración y un “Califa de Aragua” a la que
la raza y entrega le hizo no desmerecer estar a la altura de sus portentosos
compañeros de cartel.
Toros de Ricardo Ramírez
que les faltó el remate del trapío que debe de lucir esta plaza y que
desafortunadamente se le irrespeta, tarde tras tarde. Pero la inocultable
bravura que demostraron cuatro ejemplares del mencionado hierro es digno de
elogios, pues pocas veces hemos visto astados de un fondo de casta, raza,
nobleza y recorrido como para soñar e inventar el toreo. Eso lo vimos ayer, y
que bueno que esto sucediera en tarde de máximo interés, con un lleno “hasta la
bandera”, literalmente hablando.
Ponce abrió plaza
tras el ceremonioso paseíllo presidido por el bello caballo «As de Oro» de
nuestro gran amigo Don Teófilo Rojas, de la cuadra Los Palenques, sacando faena
ante un bravo y destacado novillote «Grumeta», al que metió en muleta tras un
pulcro saludo por verónicas. Allí le vería Ponce cualidades para embarcar,
mandar, templar y llevar largo las codiciosas embestidas de un astado que fue
creciendo en emotividad e interés en las manos del “Messi” del toreo
contemporáneo como lo es el maestro Enrique Ponce. El espadazo ligeramente desprendido,
fulminante, con una lenta y enrazada muerte, para la petición unánime de las
dos orejas que se concedieron, faltando el reconocimiento de la vuelta al toro,
que luego el palco presidencial quiso remediar.
Enrique Ponce se llevó hasta el rabo de la afición emeritense a su paso, cortando aparte de ello siete orejas en sus dos actuaciones. |
Su segunda faena,
ante «Demorado», otro de los toros destacados de la jornada, fue nuevamente un
tratado académico de cómo entender las virtudes y condiciones de un toro de una
nobleza y bravura endulzada y atemperada por el sedoso látigo de una muleta
privilegiada en la que las alturas, tiempos, distancias, cites, temple para
potenciar las bondades del mencionado astado, dieron origen a una gran faena,
preñada de torería, entrega, vergüenza y en especial profesionalismo. Era
indiscutible que el toro tras el recital ofrecido por el Minotauro de Chiva se
viera mucho mejor de lo que en otras manos podía verse, lo que genero la
pañolada del indulto, para asomarse el pañuelo naranja y con ello coronar
Enrique una feria soñada, pues en dos paseíllos en este edición sumó en su
haber siete orejas y un rabo, por cierto premio este último que no se sabe quién
ordenó, pues el veterano alguacilillo de plaza lo entregó bajo el desconcierto
de muchos presentes. Las voces de ¡¡torero, torero, torero!! cuando se retiraba
tras su faena al cuarto y sacarlo en hombros es una muestra de lo entregada de
la afición por un torero de época irrepetible.
El segundo de la
tarde fue un toro en el alegre saludo de capa de Alejandro Talavante hizo así
mismo ver que había un elemento importante a destacar, como era el largo viaje
y codicia que demostró en el percal. El medido castigo en varas, como para
tomarle una muestra hematológica, generó que la buena brega que se le ofreció
hiciera que en la muleta permitiera desplegar un recital de toreo variado de
Talavante, por la diestra en series enroscándose a su cintura las nobles y engolosinadas
embestidas, al igual que por la zurda, donde se vieron grandes momentos, donde
destacó las arrucinas y pases de las flores como aditamento cada tanda. El
espadazo ligeramente desprendido y traserito, bastó para mandar a las mulillas
la res y con ello el par de orejas solicitadas con fuerza, así como la vuelta
al ruedo al toro, no tan de mérito como si lo pudo haber sido el juego del que
abrió plaza.
Alejandro Talavante |
El quinto fue un
toro que no fue fácil, pero que en las mano de Talavante se vio mucho mejor. Los
vuelos del capote de Alejandro, templado y ganándole terrenos a los medios, dieron
opción que en la muleta –iniciando de rodilla pegado a tablas- la sinfonía de
series, templándole y mandándole, pisándole terrenos cercanos, fueran de nuevo
de gran emotividad. Valga el término que ante el curso de la tarde, el pique y
orgullo del mencionado torero no hizo desmayar el interés que toda su faena
tuvo, tanto en este como en su anterior. El espadazo trasero y desprendido fue
fundamental para que merecidamente se le premiara con una oreja.
El toro que merece
mención aparte fue el castañito tercero, terciado de presencia, pero un volcán
de bravura. En el capote de El Califa de Aragua se le vio lo que iba a
demostrar, pero donde marcó punto y aparte fue en el soberbio puyazo con la que
se arrancó de largo al caballo, un puyazo de libro de Goyo Prieto, para
ahormarlo. Las atropelladas banderillas del Califa fueron prologo para en la
muleta ser testigo de la lidia de un toro bravo en su justa y plena dimensión, que
iba de largo, en todos los terrenos, fijo al torero en todo momento, sin
desmayar su brava acometida a la muleta de un Califa que se recreó en
endilgarle pases de todas las facturas. Un toro que por sí solo se indultó y
que servirá de mucho para la cabaña brava nacional, que es a fin de cuenta para
lo que se busca y tiene fin los toros indultados con méritos como este
«Harry’s», por cierto, nombre pa’ feo para un toro bravo…
El que cerró lote
de Hassan fue un torbellino de bravura en los primeros compases de lidia,
incluso lo que le costó fea voltereta en banderillas. Una pena que el toro se
aburriera a la tercera tanda sobre la derecha, apencandose en tablas y
desarrollando genio, limitando florituras del señalado coleta maracayero.
Al salir de la
corrida tras la triunfal Puerta Grande de Talavante, Califa y Ricardo Ramírez
quedaba en la mente los nombres de cinco toros que ayer escribieron una
agradable página del toreo. Una pena que la pizca de trapío que les faltó no
hizo mella al disfrute de una plaza entregada a lo demostrado por «Grumeta», «Delicado»,
«Harrys», «Demorado» e «Incansable». Desde lo alto del cielo, Don Cheo Ramírez
disfrutaría de este éxito rotundo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros Monumental “Román Eduardo
Sandia”. IV corrida de abono.
Con lleno a rebosar en los tendidos, con
evidente sobreventa de boletas, registrándose aproximadamente (18.500 personas)
con tendidos altos atiborrados, en tarde soleada y calurosa se han lidiado seis
toros de la ganadería venezolana LOS RAMÍREZ (Ricardo Ramírez) en su conjunto
anovillados, faltos de remate, limpiamente afeitaditos, pero de una bravura,
nobleza y recorrido dignos de admirar, destacando los corridos en 1º, 2º, 3º y
4º, indultándose los astados «Harry’s» N° 242 de 430 kilos y «Demorado» N° 230
de 445 kilos, y premiado con la vuelta al ruedo «Delicado» N° 250 de 430 kilos.
Pesos: 437, 430, 430, 445, 460 y 430 kilos
ENRIQUE PONCE
(Pizarro y oro con cabos blancos)
Dos orejas y dos orejas y rabo simbólicos
ALEJANDRO TALAVANTE
(Azul
noche y oro con cabos blancos)
Dos orejas y oreja
“EL CALIFA DE ARAGUA”
(Rosa y oro con cabos blancos)
Dos orejas simbólicas y silencio
INCIDENCIAS: En las banderillas Salvador Moreno y en la
brega Fabián Ramírez y Eduardo Graterol. En la vara destacado puyazo de
Gregorio Prieto. *** Enrique Ponce se le concedió un rabo irreglamentario, pues
está establecido en esta plaza que tras indulto se le premie solamente con las
dos orejas.
Todo un personaje de la fiesta brava en los andes venezolanos, como lo es el aficionado tovareño Anderson “Cachete” Contreras, presente como siempre en la Monumental emeritense. |
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