sábado, 20 de febrero de 2016

“Morenito de Maracay”: El toro venezolano está muy mal porque los grandes ganaderos lo han abandonado un poco

 
Alcobendas82 director del blog Banderillas Negras he hecho una entrevista al matador de toros venezolano José Nelo “Morenito de Maracay” que vale la pena que muchos y que aficionados de Venezuela, deberían leer.

¿Por qué torero?.
Mi papa era matarife en las plazas. Me llevó de pequeño y de allí me vino la afición. Toreaba perros y no les perdonaba ni un muletazo.

De los perros al toro...
Después de tanto torear perros alguien me llevó a la plaza donde daba clases Pedro Pineda era profesor de los Girón. Yo fui con un amigo que había sido más osado y había ido antes. Al pisar esa plaza me sentí torero. Pedro Pineda fue mi maestro y de ahí (del toro) ya no me sacó nada. Tenía 14-15 años.

No dejaba de ir a los toros ningún día, era una fiebre que me llevaba por la locura del toreo. Él me enseñó a torear, a banderillear… Yo era el primerito de los alumnos de la escuela al que llamaban a torear. Buscaba huecos, le limpiaba el coche, me cogió cariño y me llevaba incluso a comer a su casa.

¿Cómo eran los novillos de esos inicios?
Eran toros criollos los que se lidiaban y me llevaban a verlos. Había muy pocas ganaderías en esa época. Yo quería torear y empecé con criollos y fui soltándome un poco, ganando puntos poco a poco. Tenía valor. Embestían con media arrancada, nunca como toros de casta. No había tentaderos.

¿Cómo eran las escuelas en esa época?.
Así fue pasando el tiempo. Los ganaderos que iban a lidiar metían 25 toros en un corral, se pegaban dos capotazos para ver si se metían en la plaza el domingo siguiente en la novillada. Como eran mansos la mayoría de esos veinticinco se quedaban cuatro para la plaza.

Esas novilladas las toreaban los profesionales como Joselito López. A los chavales solo los capotazos de los corrales. Quedaba algún toro manso que no servia y hacíamos el tonto con él. Eso era lo que uno toreaba.

¿Y de ahí...?
Al soltarme empecé a ir a los toros coleados (los colean 4-6 caballos) como acoso y derribo pero por el rabo. Cuando el toro se levantaba te lanzabas del público y pegabas 3-4 muletazos a las embestidas que tenían, las que te regalaban tras pegarle la voltereta.

¿Cómo eran esos pueblos?.
Esos pueblos eran extraños. Como uno quería ser torero se iba a esos pueblos con su muleta bajo el brazo. Éramos un grupo y nos escapábamos.

Difícil crecer así.
Tras superar aquello metieron algo de casta. Ya había novilladas con casta con los profesionales. Empezaron los tentaderos en los Aranguez. Empecé a ir esos tentaderos. Ya empecé a ver como se tentaba, ver a los maestros de cerca, fui ganando terreno al dar algún muletazo.

Ganaba puntos en los pueblos y siempre iba para adelante, aunque solo fuera a pegar un par de banderillas pese a su dificultad.

Pero el debut tardó en llegar
En 1971 debuté con novillos de casta. Tuve la suerte de cortar cuatro orejas en esa tarde. Me gané el trofeo aunque no me le dieron nunca (risas). Así hasta que debuté en Caracas. No estuve bien y a casa y se acabó Morenito de Maracay allí. Decidí que me iba a España.

¿Cómo pudo marcharse rumbo a España?
No tenía medios pero era muy espabilado. Inventé cosas para poder ir. Hice capeas para ganar dineros vendiendo entradas y me pegué a Rafael Ponzo (torero) y me lo gané.

Me cogió cariño, yo sabía que se iba. Vendí entradas por la ciudad pero no me di cuenta que no tenía un duro porque el dinero me lo iba comiendo sin enterarme. Estaba desesperado.

Había un mano a mano Rafael Ponzo y Celestino Correa. Como yo era muy amigo de Ponzo, un día antes estaba vendiendo entradas, y me echaron de un banco de feísimas maneras, casi a patadas. Cuando llegó el mano a mano. Ponzo me puso de sobresaliente y me dejó un quite que hice por chicuelinas.

Me llamaron de la plaza para que fuera al banco donde me habían corrido el día antes. El que me corrió había ido a los toros y la empleada le contó que yo era el que habían echado (estaba enamorada de él).

Fui corriendo y el del banco me regaló el pasaje a España con 500 pesetas de más.

¿Y en España?
Siempre estuve pegado a Ponzo viviendo con él hasta que me tuve que ir porque se casaba con una española. Me marché a una pensión con otros chavales que querían ser toreros como Rayito al que llevaba Gonzalito.

Era un lugar sin calefacción pero yo seguía con afición yendo a la Casa de Campo. Ponzo me había presentado a un veedor, Suárez Merino, ayudante de Lazaro Carmona.

Le llamaba todos los días mañana, tarde y noche. Ahora me doy cuenta de qué fastidio le pegué. Me llamaron a un tentadero a Alejandro García. Salió una vaca y lo bordé. El hombre al que había dado tanta guerra, Suárez Merino, se interesó por mí y me puso Morenito de Maracay porque José Nelo no le gustaba.

En ese mismo año me cambió el nombre porque era feo y de futbolista.

Póngame como quiera.
Debuté con Lazaro Carmona en Tudela y corté dos orejitas. Luego a Borox donde me entretuve en cortar todo, no corte las patas de casualidad. Merino me llamó entusiasmado y me presentó a Luis Álvarez y me salieron novilladas en todos lados como Arganda.

Fue todo como una locura. Me quedé tranquilo porque cuando llamé a Merino estaba sin dinerito.

¿Con Álvarez cambió todo?.
Me apoderaron sin caballos. Tenía que torear un cupo minimo de 8-10 para pasar a caballos y lo pasé. Debuté en 1977 en Ontur. Don Luis me quería probar y me llevó una novillada de 500 kg de Escolar.

Fue muy mala pero yo estuve bien. Fui a Sanse, Madrid... y me gané contratos. Cerca de 35 ese año. En 1978 fui a las plazas más importantes como Vistalegre. Las plazas de primera fue en ese año cuando las pisé. Torée 45 en todas las ferias y adquiriendo un nombrecito.

¿Cómo se mantenía en contacto con Venezuela?.
No había celulares pero había formas de comunicarse. Carta, correo. La prensa llegaba allí. Fui ganando una fama para cuando volví.

¿Venezuela cómo le recibió?.
El primer año no fue bien porque eran toros mexicanos y no le cogí el ritmo. No me querían pagar lo debido en Maracay. Toreé una, corté dos orejas y me vine. Alguna en Valencia, Lima y a España.

Nos marchamos a la alternativa.
Barcelona. Fue ganada a pulso. Me la dio Dámaso con José María Manzanares y con Álvaro Domecq abriendo. Fue muy impactante, me acuerdo de un quite de Manzanares y 4 orejas de Dámaso González que estuvo hecho un león. Yo regular.

Del novillo al toro la diferencia fue abismal. En una novillada en la ciudad Condal me llamaron a una sustitución de Espartaco que toreaba con El Mangui y corté tres orejas y formé un lio. De ahí empezó a salir la alternativa en Barcelona.

¿Llegó usted a pasar hambre?.
A golpe y trancazo pero yendo por derecho superé el choque cultural. Gané muy buenos amigos que conservo. Son choques normales. Pasé mucha hambre tanto en Venezuela como en España.

El año que llegué no tenía que comer en mayo. Cuando estuve vendiendo entradas en Venezuela las vendía a 20 bolívares cuando el hombre me corrió. Yo hice una entrada para los ganaderos y se lo llevé al pueblo donde corté cuatro orejas.

Le llevé un taco de entradas a un ganadero y no recibí nada pero me acordé de aquello. Sabía que venían a San Isidro. Eran esos ganaderos los ricos de Venezuela. Llegaban a un hotel cerca del Congreso con Rolls Royce a todo nivel.

Yo me fui por allí y hablé con el viejo, me fui a saludarle, le conté la historia y le dije que no había recibido nada de aquella entrada. Me dieron 2000 euros (al cambio ahora) de regalo en el Banco Santander y eso me duró.

Pero volviendo a esas capeas, ¿no le quedó nada?.
Yo hice lo de capea pero eran toreados coleados en la plaza de Maracay y pedí permiso. 100 bolivares para los ganaderos era el coste. Teniamos para comer y me gasté lo que vendía. Hicimos la fiesta con los toros coleados. Todo el mundo contento y de la plata que había vendido no me quedó nada.

Volviendo a su carrera, ¿siempre en el lado duro del toreo?.
Todo tipo de encastes tirando a lo duro, por no decir otra cosa. Una batalla fue mantenerte temporada tras temporada con pares al quiebro, capote... aguantando vendavales. Alguna vez te compenetrabas con el toro y lo toreabas bien.

Era una guerra muy bonita. Aguantar años en Salamanca. Pamplona era algo más que poner solo banderillas.

Hay toros de toros, y torero de toreros. Hábleme de encastes, de ganaderías.
Háblame de un par de banderillas, el sesgo puro pero no de un toro en concreto, siempre lo digo cuando me preguntan.

Manolo Ortiz, que es muy amigo mío, es lo mejor que he visto. Esplá…

Hablemos de su Pamplona
En el Norte me quieren mucho. Fue mi debut y venía de torear en Tafalla. Al ir a Pamplona con Bernadó y Paco Alcalde maté una de Marqués de Albaserrada, un pedazo de corrida de toros, corté dos orejas y armé un lío en banderillas. Me cantaban el mamá ines y yo les seguía el rimo y las peñas me pedían todos los años.

Me sentía cómodo allí.

Pero Madrid...
Me costó muchísimo entrar fuerte.

Más de treinta corridas toreé allí. Cuando entré fue en agosto que salí a hombros con una de Galache. Corrida fuerte pero muy agradable, embistió de lujo. Pegué muletazos extraordinarios al toro. Era para tres y me dieron dos. El sueño de los toreros. La grandeza de un torero es salir por allí.

¿En esos momentos se acordaba del niño al que echaron de aquel banco?.
Me acordaba de todo, parecía que estaba en el cielo. Aprendí a dar más valor a todos los toreros que habían cruzado esa puerta, muchas o ninguna.

Cuando salió Rincón dijo que tocó el cielo y Dios le contestó, pues así es.

¿Y en su país cómo se vivió?
Eso fue grandioso en Venezuela, un delirio porque hacía 40-50 años que no salía nadie.

Me respetaban en todo el país.

¿Se ha hecho justicia con aquel grupo de banderilleros una vez retirados?.
Algo más que banderilleros. Había que tener conocimientos del toro. Esplá, Mendes... Teníamos que tener otras virtudes. Resolver cosas complicadas con la muleta. Con dos o tres pares de banderillas no se hace un torero. Para llenar teníamos que tener algo más que los palos. Dominar toros y terrenos.

¿Se ha perdido ese tipo de torero?
Sí. Yo me acuerdo de banderillear un toro en Madrid de poder a poder, de cara a los chiqueros, a mil por hora, 580kg, quietecito y pegarle un quiebro. La gente no me aplaudió pero al rato rompió tras un silencio tras salir caminando. En esos momentos no lo analizas pero te das cuenta que hay que tener cojones.

En Pamplona... Como yo lo hacía lo hacían Esplá, Soro, Mendes. Hablo con Vicente, Ferrera gran figura del toreo en ese corte.

Espectacular con banderillas y un león con la muleta. Tenemos que estar locos para destacar.

Pero Morenito no ha dicho adiós
Voy a intentar torear un festival este año y que no se acabe nunca. Toreé alguna en Venezuela, no hacía campo y me vine para España. Estoy con la gente del toro y con ilusión de torear festivales con Soro.

¿Cómo ve el toreo en la actualidad?
El toreo está muy bonito. Mucha gente estúpida atacando a la fiesta sin razón, ni conocimiento. Eso es lo único que no veo bien. Toreros jóvenes arreando. El toreo es muy dificil que pierda en la vida el murmullo profundo de ilusión y de ganas. El toreo es único.

¿Se han acomodado las figuras?
Cuando pueden se acomodan un poco pero en las ferias que deben dar la cara la dan. Sevilla, Bilbao, Madrid son las que marcan, Albacete, Pamplona se dejan los pellejos. Eso no hay que perderlo de vista. Van a algún pueblo y lidian sus corridas. Si el toro no embiste...

Maestro, ha causado una revolución los toros lidiados por Ponce y Talavante en Mérida. Hay grandes esfuerzos para sacar un toro decente en Venezuela.
El toro venezolano está muy mal porque los grandes ganaderos lo han abandonado un poco. Está políticamente mal allí y se dificultan las cosas para los ganaderos: el clima, los piensos... En América el toro siempre ha sido más reducido.

Por último maestro, ¿qué me diría de Talavera?.
Talavera era una plaza de gran historia donde he triunfado muchas veces. Era una plaza de gran importancia, para mí era de primera. Un público extraordinario, conocedor y muy sensible.

Blog Banderillas Negras

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