Mis impresiones de la Feria del Sol 2016
Simplemente nos embriagó a todos,
nos cautivó su arte, su espíritu, su don de gente, su maestría dentro y fuera
del ruedo, nos agradó tanto que nos hipnotizó y nos hizo caer a todos en graves
excesos, la Autoridad no reparó en darle todos los trofeos posibles (y hasta
más), los aficionados ni nos fijamos en los toritos, por no decir novillitos,
bien cuidaditos y afeitaditos que le reservaron, ni le reprochamos su solicitud
de indulto al inválido que lidió el viernes.
ACACIO SANDIA
SCHEUREN
@ajsandia
acaciosandia@gmail.com
Peña Taurina “La Flor
del Trabajo”
Fotos: Hugo Angulo Avendaño - Anibal Garcia Soteldo
El maestro nos fue llevando con sus soberbias verónicas, con
su capa privilegiada al tercio de varas y luego nos embarcó en su muleta fina y
templada, tanto que nos enamoró y terminamos entregados a él como sus toros,
sin exigir nada más que sus bellas artes y sus “poncinas” inolvidables.
Maestro, sencillamente, gracias por venir y disculpe tantos excesos. Él mismo
inició nuestra feria antes de la novillada, con su excelente disertación sobre
su pasión por el mundo del toro, palabras que refrendó con creces el viernes y
remató el lunes, dándonos dos clases prácticas de aquella clase teórica.
La novillada de ese jueves dejó algunas luces, a pesar de la
oscuridad en el ruedo, me quedo con dos verónicas de El Gato y tres naturales
de José Antonio Salas de excelente factura, me desagradó lo tristemente
agrandado que vi al novel Vanegas, pretendiendo ser más de lo que todavía no es
y la queda la asignatura pendiente en todos los alternantes: La Suerte Suprema.
La falla de la iluminación del ruedo es algo que
curiosamente, año tras año, a nadie parece importar, tengo la idea que pocos
observan el cambio en el comportamiento de los toros lidiados bajo la pésima
luz artificial del coso merideño, éstos se desorientan persiguiendo sombras por
doquier, se refugian en la oscuridad de se forma bajo el burladero dos, no
acuden a los caballos, responden más con el oído que con la vista, en fin, a
menos que sean toros muy bravos y excepcionales, no se prestan para la lidia y
por el contrario se vuelven impredecibles y en extremo peligrosos. La
iluminación en la fiesta brava no puede ser algo improvisado, es urgente una atención
profesional al respecto antes que ocurra una tragedia, más ahora que los
festejos inician una hora más tarde con respecto al horario para el que se
diseñaron los tendidos de sol y sombra.
Ya con el sol radiante, inició el paseíllo de la primera corrida
el viernes y comenzamos a embriagarnos con el Maestro, lamentamos el lote de
J.P. Sánchez y extrañamos un poco al Orellana de la edición pasada, los pupilos
de Hugo Domingo, con sus características nobleza y falta de fuerza, permitieron
a los espadas mostrar su repertorio, aunque con mucho mimo para evitar las
caídas constantes de los bureles, condición muy frecuente en ellos. En resumen
salimos contentos y gratamente sorprendidos por la correcta actuación de la
Comisión Taurina Municipal al otorgar de manera justa y sin excesos los cuatro
apéndices cercenados.
El sábado vibramos con el toreo imposible de Talavante, su
quietud y capacidad para improvisar nos entusiasmaron a todos, sus faenas,
entendiendo la nobleza del encierro más terciado del ciclo ferial, llenaron de
algarabía el tendido estudiantil que disfrutó igualmente de Luque y sus
“luquecinas”. La grata sorpresa de la sabrosa tarde fue la despaciosidad y
clase con la que toreo un renovado Erick Cortez, que vive un segundo aire más
reposado y agradable, cortó una oreja de mucho peso con la que a mi entender,
fue la estocada de la feria, estocada que por sí sola valía la oreja.
Erick Cortez |
El domingo sufrimos una gran decepción, el remendado mano a
mano, carente de todo sentido y atractivo, resultó ser una burla al aficionado
merideño de parte de la empresa, la ganadería y la CTM, la empresa por no
completar el cartel, La Cruz de Hierro por presentar lo impresentable y la
Comisión por avalar a uno y otro. Qué vergüenza lo que nos trajo en esta
oportunidad Echenagucia, el otrora hombre de los toros bravos, el que en los
últimos años traía lo mejor de lo mejor a esta feria. Fue la tarde más tediosa
que vivimos a pesar de la buena voluntad de Luque y Castañeda. Pero como toda
tarde de toros tiene lo suyo, las “Luquecinas” de rodillas que se inventó el
sevillano sorprendieron a propios y extraños y le vimos al tachirense una muy
buena faena a su primer toro.
Lunes: ¡APOTEOSIS! Tarde de esas que me hacen sentir que
Dios es taurino, el sueño de todo empresario y en este caso ganadero.
Los Ramírez mostraron clase, raza, transmisión, nobleza y
sobre todo una fijeza a toda prueba, pero como sus vecinos, los Molina
Colmenares, muy justos de fuerza, peso escaso en la romana (pareciera que
fueron pesados con toda la bondadosa intención de ser los toros de los
empresarios) y muy escaso trapío. La terna no pudo estar mejor, Ponce en su
máxima expresión, Talavante en lo suyo y un Califa de Aragua al que no le quedó
grande el cartel. Aquí empezaron los excesos, los indultos, el rabo sin muerte,
la segunda oreja con el toro amorcillado, contagiados todos por el “poncismo”
exacerbado.
Para redondear una tarde como esa no es necesario inflarla
artificialmente. Los indultos, más justificables que en años anteriores, siguen
sin convencerme, porque en mi concepto son tres, TRES las variables a observar:
nobleza, bravura y trapío, aquí basta con solo una o dos de éstas, y no toman
en cuenta el castigo en varas, las banderillas, la capa, la falta de fuerzas,
etc.
No me canso de repetirlo, es preferible pecar de estricto
que de regalado, una plaza estricta les exige más a ganaderos, toreros y
empresarios; elevando así el prestigio de la feria; sin embargo, hay que
reconocerlo, ¡mejoramos! este año algo mejoramos.
Pero llegó el martes y de no haber presenciado esa última de
feria o haber escrito estas líneas la noche anterior, mis impresiones tendrían
menos peros. La V corrida, a pesar de ser la única con toros en edad, peso y
presentación acorde con una feria importante de la América taurina, aunque
luego no se prestaran al lucimiento, me recordó mucho a esas corridas en plazas
portátiles en cualquier pueblo: desorden, regalos por doquier, oscuridad,
muchos espectadores y pocos aficionados, los toreros del patio desorientados,
realizando faenas realmente mediocres, con medios pases, enmendados a rabiar y
pataletas a la Autoridad incluidas. Esa tarde, en mi concepto, vino a poner la
torta a una feria que ganaba mucho con respecto a las anteriores.
Encierro muy duro y complicado el que enviaron desde Carora,
los Aranguez exigieron el carnet a sus oponentes y dejó en evidencia el poco
recorrido taurino del paisano Guillen, se notó en demasía lo poco que ha
toreado este año, le tocó en suerte el único lote realmente aprovechable, la verdad
es que el berrendo lo desbordó y «Añejado», el toro de la feria en mi opinión,
se hizo indultar solito, poniendo a correr por la oscuridad de la arena, al que
fue premiado como “Mejor torero venezolano” sin dar más de dos pases a pies
juntos y al que le otorgaron los máximos trofeos a una faena que no llegaba a
una oreja, por encima de Cortés, El Califa o el mismo Rafa, vaya usted a saber
por qué. Saldívar, uno de los salvadores del año pasado, corrió con la peor
suerte y Esaú tuvo que recurrir a un toro de regalo para mostrar sus ganas.
Pareciera que la romana de la Monumental la calibraron
correctamente solo para ese día porque los 430 Kilos de Añejado parecían muchos
más que los 440 de Frontero o los 445 de Demorado, lo que deja en duda si dicha
romana indica el peso al gusto del empresario y/o ganadero de turno o es solo
una impresión.
Sería muy interesante que el pesaje de los toros se
realizara en presencia de los medios de comunicación y aficionados, quizás
habría muchas sorpresas, y menos trapicheo por parte del palco presidencial,
viciado y cuestionado.
Lamentar igualmente el triste papel de la Defensoría de no
sé qué pueblo, que prohíbe a nuestros niños el ingreso a uno de los
espectáculos más hermosos y apasionantes del mundo, con lo que pretenden acabar
con la afición taurina de raíz.
La feria dejó en evidencia que el venezolano necesita una
válvula de escape, la fiesta brava trae gente, genera empleo, llena hoteles,
tascas, restaurantes, locales nocturnos. Si los gobernantes de turno lo entendieran
hicieran todo lo posible por potenciarla y no pisotearla ni atacarla, cada uno
desde su barrera tiene que aportar para que la Feria del Sol siga siendo El
Carnaval Taurino de América.
¡Que vivan los toros! que siga ese noble animal llenando plazas,
que ganaderos, empresarios y autoridades se esfuercen por dar lo mejor, para
que el público comprenda cada día más el mundo taurino y luchemos juntos para
que vuelva el toro de verdad.
Que siga por siempre y cada día mejor la Feria del SOL.
Sin duda alguna el maestro de Chiva pasó por Mérida con la prestancia y maestría de quien es hoy por hoy un torero de leyenda. Foto: Aníbal García Soteldo. |
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