El torero francés alzó la voz en
defensa del mundo del toro frente a quienes lo atacan.
CARMEN PÉREZ-LANZAC
Diario ELPAIS de Madrid
Sebastián Castella (Béziers, Francia, 1983), torero, alzó la
voz y reivindicó la fiesta de los toros frente a quienes quieren terminar con
ella. Le preocupa una politización que, sostiene, le resta libertades. No puede
votar en España, aunque sigue la campaña con mucho interés.
¿Qué debería hacer el
nuevo Gobierno respecto los toros?
Lo que se ha hecho en Francia. Declararlo patrimonio
cultural y material. Y que el mundo de los toros esté a salvo. No se puede
estar atacando y atacando como están haciendo hasta el momento.
Varias plazas de
toros han perdido recientemente sus subvenciones.
Los taurinos tenemos que remediar eso. Se está haciendo una
fundación para defender el mundo del toro e intentar protegerlo y darle una imagen
renovada. Que no sea tan místico ni se vea como algo tan anticuado.
¿Teme que se prohíban
los toros?
Ningún político nos puede quitar la libertad de vivir de
nuestra profesión, de nuestra pasión, o a los aficionados la libertad de ir a
los toros. Eso es lo que primero tenemos que detener. Si no les gusta, vale,
pero tendrán que respetar lo que le gusta a los demás. No se puede politizar
con el mundo de los toros.
¿Cuál cree que sería
la principal consecuencia si se prohibieran los toros?
Si se acabaran las corridas, se extinguiría la raza del toro
bravo, que es un animal de por sí peleón. Tienen que pelear y se matan entre
ellos, porque el toro, al picarlo, saca su bravura y quiere pelear más. Al
contrario que el león, que es el rey de la jungla, pero que cuando lo hieres se
acobarda. El toro bravo no es así.
¿A qué político le
daría dos orejas y el rabo?
A Álvaro Uribe [la mujer de Castella es colombiana]. Sabemos
que la guerrilla era y es tremenda, pero el que ha devuelto la seguridad, la
ilusión, que los extranjeros puedan ir a Colombia con tranquilidad y quien ha
puesto el país en auge en todos los sentidos es el presidente Uribe. Le daría
dos orejas, el rabo y todo lo que pudiera.
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