Las primeras corridas televisadas en directo en España coincidieron con el arranque de TVE en 1956. Solo unas pocas desde la antigua plaza de Vista Alegre de Carabanchel, por cierto comentadas por el crítico más prestigioso de entonces, don Antonio Díaz Cañabate.
José Antonio DEL MORAL
Pronto cundió la mecha de las retransmisiones por el aquellos años único canal de televisión, casi siempre desde las principales ferias y plazas, sobre todo las de Madrid y Sevilla, a las que les siguieron el resto entre las más importantes aunque no faltaron festejos sin ninguna categoría con los que las empresas compensaban la lógica flojera de asistentes. Algo que provocó no pocas críticas y suspicacias.
Manuel Lozano Sevilla se hizo célebre como comentarista en TVE, misión que compatibilizó con Radio Nacional de España y La Vanguardia de Barcelona hasta ser drásticamente expulsado al descubrirse su venalidad. La vacante fue cubierta sucesivamente y en distintos periodos por el inolvidable Matías Prats quien, luego de muchos años, también comentó muchas tardes en Antena 3 TV y, posteriormente, por Joaquín Jesús Gordillo, José Luís Carabias y, hasta que se tomó decisión de no volver a televisar ningún festejo más, por el prolífico y al cabo de largo tiempo en la casa también destituido, Fernando Fernández Román quien, al poco tiempo de cesar en RTVE y hasta el presente, viene comentando las trasmitidas por El Canal de Castilla la Mancha , en ambas cadenas de la mano de su íntimo amigo y sucesivo director, Jordi García Candau, a quien es de justicia reconocer como el más y mejor aficionado a los toros de todos los directores televisivos. También es justo recordar al magistral realizador y asimismo gran aficionado, Ramón Díez, que creó escuela, así como al exmatador de toros, Roberto Domínguez, que acompañó a Fernández Román con notable sabiduría y elegante concisión.
La fulminante decisión de TVE –justo cuando Zapatero tomó el poder– de no trasmitir más festejos taurinos en abierto ni siquiera de pago como asimismo se venían ofreciendo, dio oportunidad a Canal Plus de tomar la bandera de las trasmisiones pre pago de las ferias más importantes de España, siempre comentadas por el todo terreno Manuel Molés, enjoyado con los juicios de Antonio Chenel “Antoñete” y, últimamente, de Emilio Muñoz y Manuel Caballero, los tres ya retirados. No obstante al notable cuarteto de la palabra en Canal+, la lujosa particularidad de estas retrasmisiones se debe fundamentalmente al gran realizador, Víctor Santamaría, máximo y creativo artista en tales misiones y capaz de convertir las corridas aburridas y sin ningún brillo en espectáculo entretenido e interesante.
Otras cadenas, sobre todo las autonómicas de Madrid, Andalucía, Valencia y el ya mencionado de Castilla La Mancha , vienen trasmitiendo infinidad de festejos, muchos de ellos en cadena e ininterrumpidamente desde hace muchos años. Menos mal.
Zapatero, ¿está a favor o en contra de los toros?
En sus mejores años, el Presidente del Gobierno podría haber asistido a una corrida de toros sin problema alguno. Ahora se armaría la de Dios es Cristo. Ténganlo por seguro: la bronca sería portada en todos los diarios y telediarios del mundo. La por ahora última afrenta que la Fiesta ha recibido de los socialistas, revestida como todas con un insoportable manto de cinismo, nos llegó a través de comité de estilo de RTVE: “No somos indiferentes a la relevancia que tiene el mundo de la tauromaquia ni a su influencia en muchos aspectos socio-culturales. Por ello debe reflejar su actualidad en la programación, destinando para ello programas específicos en TVE y RNE y facilitando el seguimiento en la programación de aspectos artísticos, literarios, medioambientales y sociales relacionados con el toro de lidia y la tauromaquia…. TVE No emitirá corridas de toros por su horario, generalmente coincidente con el horario protegido o de especial protección para la infancia”.
Y eso a pesar de que la ministra de Cultura se mostró a favor de que los toros dependieran de su ministerio y de que el todopoderoso Rubalcaba también se mostrara favorable a la propuesta de los toreros. Palabras y palabras que luego no se reflejan con los hechos. Y es que son incapaces de decir no a las claras. No se atreven ni muestran sus verdaderas intenciones a sabiendas de que el jefe no quiere ver toros ni en pintura. Claro que, el Presidente, también miente.
Hace día escuché a Carlos Herrera como todas las mañanas cuando estoy en España y me empapé la entrevista que le hizo al Presidente del Gobierno en la que no faltó ninguna pregunta y sobró la habitual verborrea del importante interlocutor. Incluso la que le hizo Herrera nada más empezar la conversación sobre qué le había parecido la decisión de prohibir los festejos taurinos en Cataluña. Me quedé perplejo cuando Zapatero se manifestó claramente en contra de tal decisión. Y entonces me pregunté: pero bueno, este señor está a favor de que la Fiesta continúe en España o secretamente en contra como prueban las negativas socialistas a que sea reconocida por el Congreso de los Diputados como Bien de Interés Cultural y a que TVE vuelva a emitir retransmisiones de corridas de toros?
El último dicho del señor Zapatero respecto a los toros no cuadra con los hechos parlamentarios de su partido. Lo cual quiere decir que el Presidente está en contra. Si fuera verdad lo que le dijo a Herrera, habría dado órdenes para que en las votaciones, los diputados socialistas hubieran dicho “si”. Pero dijeron “no” y además en bloque. Ni una sola fisura. Ni un solo voto protaurino de los que, supuestamente, nos representan y, más especialmente, a los muchos votantes socialistas que también son aficionados a los toros.
Eché de menos una repregunta de Carlos Herrera quien, en vez de pasar a otro tema, debería haberle preguntado: y entonces, ¿por qué votaron ustedes en contra de una resolución que habría liquidado automáticamente la prohibición catalana?
A ver, ¿hay quien haya visto al señor Zapatero aunque solo sea una vez en una plaza de toros? Desde que es Presidente, no. Ni siquiera durante sus primeros años de mandato en los que su popularidad andaba por las nubes y, supongo, no hubiera tenido el miedo ni el pánico que ahora mismo tendría a sentarse en una barrera o en un tendido de una plaza de toros. ¿Se imaginan ustedes la que se armaría, pongo por caso, si el señor Zapatero apareciera en la plaza de toros de Valencia para ver una corrida de las próximas Fallas?
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