Miguel Ángel Perera tuvo a cargo lo más torero de la segunda corrida de |
Rubén Darío Villafraz
SAN CRISTÓBAL (Enviado Especial).- El balance de la segunda corrida de feria, no es nada halagador, a tenor de los hechos que la han circunscrito. La escasa presencia del lote de toros que se trajo desde los potreros de La Porquera el hijo del recordado Don Cheo Ramírez, quien lidia a nombre de Los Ramírez es censurable desde todo punto de vista. Culpa de ello también tienen la Comisión Taurina por dejar “colar” en el reconocimiento astados escasos de trapío, de nulo respeto en sus pitones, y en especial, con unas hechuras, muy lejos de lo que fue una de las ganaderías más prometedoras de la actual y exigua cabaña brava nacional.
De todo este panorama, uno nuevo se iba agregar. La polémica actuación del diestro malagueño Javier Conde ante su segundo del lote, ejemplar noble, del que se desgranó el espada malagueño en desglosar una faena de su corte: destellos, posturas, ademanes, expresividad de cara al tendido, que a final de cuenta le valieron para que incongruentemente se apañara ser cómplice de la solicitud de un indulto inexistente al ejemplar enfrente.
Sí es verdad que su labor fue variada y “aromática” en su desarrollo, las cualidades del toro no lo eran para tal premio que justificarían inexplicablemente el propio torero, ganadero y espectadores, no el taurino en sí. La ausencia de los avisos al momento del desarrollo ordinario de su lidia, a pesar de la insistencia del palco que despachara el toro en la ejecución de la suerte suprema -la misma que dilató hasta que incompresiblemente desde lo alto de la presidencia se hiciese señales de devolver el toro al corral- derivó en confusión a los presentes cuando se abría la puerta de los mansos para llevarse la res de nuevo a los corrales: ¿se indulto al toro o en su defecto se devolvía dicho ejemplar al cumplirse los recados desde lo alto? En lo que concierne a este servidor, ninguno de los avisos se escuchó, por lo tanto es aun mayor la incongruencia.
Previamente Conde había estado deslavazado e intrascendente con el que abrió lidia ordinaria, animal donde dejo algunos detalles, pero poco más ante la correosa embestida del ejemplar, del que nunca se confío ni relajó. Se le silenció tras diligenciar con solvencia la suerte suprema.
El robusto torero César Vanegas ha contado en el primero suyo las repetidoras embestidas de un animal que le dejó estar en lo que siempre ha sido. Bullicioso con el tendido, clavó banderillas con apreturas a las salidas del embroque en cada par, para en la muleta, dejar evidencia de su veterana progresión, ligando en un palmo de terreno las codiciosas embestidas del burel, en especial por el derecho. El sopapo con la que se fue tras la espada para cincelar policromatica actuación le valió para que exageradamente se le premiara con las dos orejas.
Ante el sexto, poco pudo hacer, ni tampoco se complicó la papeleta el torero de Seboruco, pasaportándolo con brevedad, tras pinchar en varias ocasiones.
Miguel Ángel Perera también aseguraría triunfo en la primera mitad de corrida, ante una faena de otro corte, como lo fue el de aguantar y templar milimétricamente las embestidas del jabonero que pechó en suerte. Por ambos pitones lució soberbio y resolutivo el espigado coleta en la cercanía de terrenos del toro, lo que unido al certero volapié con la que recetó muerte, nuevamente para excesivamente cortar dos orejas, no del todo justificadas a razón del contenido e interés de su faena.
Su segundo, un carivacado animal, porfió por ambos pitones, pero el escaso recorrido y brusco recorrido del animal le limitaron de florituras.
Abrió nuevamente plaza el cavaleiro José Luis Rodríguez, ante un toro parado, aquerenciado y de embestidas por arreones, que al igual que el di anterior convirtió su intervención en aburrido y dilatado prologo. Clavó dos rejones, dejo en lo alto tres banderillas, y para rematar, colocó tres rosas, para de dos intentos con la hoja de peral, dar por su cuenta vuelta al ruedo.
FICHA DEL FESTEJO
XLVII Feria de San Sebastian. Viernes 28 de enero de 2011.
Plaza de Toros Pueblo Nuevo de San Cristóbal. II corrida de feria
Con poco más de media plaza (aproximadamente 9.500 personas), se han lidiado astados de las divisas de LOS RAMÍREZ (Ricardo Ramírez), en su conjunto mal presentados, escasos y dudosos de pitones, con asperezas los lidiados en 6º y 7º lugar respectivamente. Para rejones se corrió un ejemplar de CAMPO PEQUEÑO (1º), mansurrón, aquerenciado en tablas, que embistió por arreones.
Pesos: 436, 438, 435, 440, 436, 438 y 435.
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ (A la usanza portuguesa). Vuelta al ruedo por su cuenta.
JAVIER CONDE (Luto y oro con cabos blancos) silencio y vuelta al ruedo con división de opiniones tras toro al corral.
CÉSAR VANEGAS (Corinto y azabache). Dos orejas y silencio.
MIGUEL ÁNGEL PERERA (Lila y oro). Dos orejas y silencio.
Incidencias: Retraso de 10 min nuevamente en el comienzo del festejo. *** Actuó como sobresaliente el matador de toros Rafael Martínez. *** Conde al final del festejo fue multado, al desconocer el dictamen de las autoridades de plaza.
Que duro compadre...
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