Manuel Libardo, sería de la partida en la primera corrida de |
BALDOMERO CÁCERES VEGAS
MANIZALES (Colombia).- Estaban acartelados tres toreros colombianos con el rejoneador Andy Cartagena. Pintaba la cosa gris como el cielo que cubría hoy la ciudad y Cartagena decidió no torear por las condiciones del ruedo.
Los matadores colombianos tiraron para adelante y se justificaron con creces quedando mal parado el rejoneador español por cuya actuación también habían pagado los aficionados. Luego, en el ruedo se encontraron tres leones dispuestos a jugárselas con un ruedo cubierto de aserrín y un encierro desigual.
Fue en el quinto en que Manuel Libardo rimó los mejores muletazos de la tarde, inolvidables por largos y profundos, ante un toro que tuvo clase y buen son mientras duró. Derechazos fenomenales y esos naturales caros, sentidos. Luego el toro demoró en caer y fue levantado por el puntillero relegando la faena al olvido de quienes cuentan los trofeos. ¿Y qué importancia tienen? Ninguna.
En su primero estuvo fino hilando con el capote. Tras las probaturas con la muleta, lo intentó con la derecha pero, el toro, no tuvo recorrido.
Abrió el festejo Sebastián Vargas que es torero alegre y bullidor. Banderilleó a los de su lote con valor, sobresaliendo en cada tercio el par de cierre, que fueron al trapecio tras un quiebro. Su primero fue manso y tras sus iniciales embestidas se fue quedando corto en la muleta pese a lo cual el torero, de manera elocuente, intentó robarle muletazos. Lo mejor fueron dos trincherazos y un magnífico volapié.
Perdió las orejas con el cuarto. O no las supo ganar. Antes había brindado a César Rincón, maestro y guía del toreo colombiano. Echó las rodillas en tierra para ejecutar derechazos que abrieron la esperanza. A menos se vino entonces el animal que se fue quedando corto, negando las posibilidades que de inicio ofrecía.
Juan Solanilla es un torero con buena clase y lo mostró con el tercero, de alegres arrancadas pero que salía distraído de las suertes. Se lució de capote pues el animal embistió de lujo, y acompasó un ramo de verónicas sentidas. Quitó por navarras tras llevar al toro por tapatías al caballo.
Luego le dio distancias, le ofreció la muleta tras dos pedresinas en los medios y lo llevó compuesto en muletazos que tuvieron calidad y frescura.
El último, que fue un tío, era incierto y medía haciendo imposible el lucimiento del torero bogotano que lo mató con mucha dignidad.
Entonces, casi en penumbra, cruzaron el ruedo los tres toreros acompañados de sus respectivas cuadrillas. Caminaron dignos, con la satisfacción de haber cumplido con el público, con el paso firme y torero. Bien por ellos y por Colombia. / EFE
FICHA DEL FESTEJO
Ocho toros del hierro de Dosgutiérrez propiedad de Jorge Gutiérrez y de procedencia Murube-Santa Coloma de diversas hechuras e irregular presentación. Se le dio injustamente la vuelta al ruedo al 3º que fue alegre y noble, pero sin clase. El 4º se dejó de inicio pero se vino a menos, cuesta que siguieron sus hermanos del encierro, salvo el deslucido 6º un enterado que fue incierto.
Sebastián Vargas: Entera tendida y tres descabellos (silencio tras aviso) y entera baja (ovación con saludo tras petición de oreja)
Manuel Libardo: Dos pinchazos, entera calada y descabello (silencio) y estocada del que demoró en caer (ovación tras aviso)
Juan Solanilla: Estocada casi entera trasera (oreja con petición de la segunda) y media (silencio).
Tarde nubosa tras llover parte de la mañana. Media plaza cubierta por un público paciente que esperó 45 minutos a que empezara el festejo tras el ajetreo de los areneros que dejaron en condiciones el ruedo.
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