Santiago García Jaramillo / Burladero América
El Alcalde Petro lo había anunciado en todos los
medios: su decisión era acabar con los toros, lo que nunca imaginamos era que
para lograrlo pasaría por encima de la Constitución de la que se declara hijo,
de la Ley que todos debemos respetar, con mayor razón cuando se es servidor
público, y de la jurisprudencia constitucional vigente.
Si bien el
Señor Alcalde no ha notificado a la Corporación Taurina de Bogotá la
terminación del contrato, fiel a su estilo, ha hecho declaraciones de prensa
que indican que no será otro el camino el elegido por el Alcalde para cercenar
la libertad de un grupo pacífico y minoritario que año tras año disfruta de un
tradicional arte.
Las
declaraciones del Alcalde Petro son
desconcertantes: en primer lugar afirma que entre la Corporación y el Distrito
existe un contrato de mandato, y que al negarse la Corporación a prohibir la
muerte del toro, entonces se encuentra en facultad de revocarlo. Como ya lo
había explicado a la prensa Don Felipe
Negret, la ley 916 de 2004 estructura las corridas incluyendo la muerte del
toro, y la jurisprudencia, como lo reafirmó el Ex Presidente de la Corte
Constitucional Manuel José Cepeda, y
el mismo ponente de la Sentencia -que dice defender el Alcalde-, el ex
magistrado Humberto Sierra Porto,
nunca ha prohibido la muerte del toro, luego no se ha incumplido ninguna orden,
sencillamente porque esta no es legal.
Tendrá que
explicar el Señor Alcalde como piensa recuperar los miles de millones que las
temporadas taurinas le dejan a la ciudad, y además como justificará el pago de
la indemnización a la Corporación
Taurina de los perjuicios causados, por el eventual rompimiento de un contrato
vigente hasta el año 2015, y que de ser terminado se hará sin causa legal
alguna, sólo por el capricho del burgomaestre. ¿Será consciente el Alcalde del
detrimento patrimonial que le causa a la ciudad? ¿Serán conscientes los anti
taurinos que estas indemnizaciones saldrán de sus bolsillos, y del de todos los
bogotanos que pagan sus impuestos?
Otra de las
imprecisiones del Alcalde el día de hoy, fue el afirmar que la Plaza de Toros
de Santamaría ahora pertenecerá a toda la ciudad. Olvida en primer lugar que
ésta fue construida por Don Ignacio Sanz
de Santamaría, y que en 1935 se opuso a conservar una parte de su propiedad
para dársela por completo a todos los bogotanos.
La Plaza de
Toros de Santamaría, la disfrutamos 14.000 taurinos en las temporadas, otros
miles en el festival de teatro y otros tantos en eventos deportivos.
Cerrando las puertas a los toros no será
más de los Bogotanos, por el contrario privará a una minoría que legal y
pacíficamente disfruta de un tradicional artística.
Y para cerrar
con un paso aun más cercano al totalitarismo el Alcalde afirma que "no
habrá más diálogo con la Corporación Taurina", su falta de argumentos
queda una vez más en evidencia y contrasta con la manera como la Corporación
Taurina, dirigida por Felipe Negret, ha
liderado una defensa apegada a la Ley y la Jurisprudencia, incluso soportando
el "matoneo" de las
autoridades distritales, ojalá los organismos de control presten detallada
atención a estos acontecimientos y exijan el respeto a la Ley.
En este
momento debemos unirnos, no sólo como taurinos sino como defensores de la
libertad, es el momento que artistas, escritores, jóvenes, y todos los
aficionados a la tauromaquia sentemos nuestra voz de rechazo contra la
intransigencia de un Alcalde que por gustos personales viola la ley y limita
nuestra libertad.
Santiago García Jaramillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario