viernes, 22 de junio de 2012

PRIMERA CORRIDA – FERIA DE HOGUERAS EN ALICANTE: A oreja por coleta…

La terna se chocó con la sosería de los toros de Capea, bondadosos en exceso.
JOSÉ LUIS BENLLOCH

Antes de la merienda lo más noticioso había sido un mitin de Manzanares con la espada, algo así como el día en que un niño le muerde a un perro. En realidad la primera parte de la corrida la echamos poco menos que en balde. Los toros de Capea, bondadosos hasta el exceso, impidieron cualquier atisbo de emoción. Fue todo demasiado previsible para lo que se supone que es el toreo. Luego la merienda le cambió resultado y no tanto la sustancia. Padilla arrancó con redoblado ánimo, lo mismo cabe decir de Fandi que también le arrancó una oreja al quinto y Josémari que volvió por sus fueron estoqueadores y le recetó un volapié en la suerte de recibir al sexto. A ese toro le cuajaron un emotivo y serio tercio de banderillas los tres espadas, esa fue otra noticia, que se celebró como se merecía.

Padilla fue más bravo que el toro que abrió plaza. Soso, parado y altón el de Capea que acusó los efectos de una espectacular voltereta a la salida del caballo, animoso el diestro de Jerez y muy entregado, mucho, el publico que desde el primer momento se puso de parte del éxito con todo lo que ello supone. Mató Padilla de media y le ovacionaron para ir haciendo boca. Ni que decir que Padilla en ese preámbulo toreó florido y vistoso de capa y que banderilleó entre palmas y alegrías tal como es él, además de ligar dos buenas series muleteras con la diestra. A su segundo le aplicó la misma receta, ánimo, ganas, vistosidad banderillera, pausa muletera, con la izquierda lo toreó con buen compás, y eficacia estoqueadora y esta vez le dio para una oreja pedida con fuerza.

A Fandi le faltó oponente en su primer turno. Aún así si no lo llega a pinchar le corta la oreja. Lo más sobresaliente, faltaría más, lo firmó con las banderillas donde rizó el rizo al convertir un par en cuatro palos. Luego la faena fue de más a menos como el toro que apuntó movilidad de primeras y acabó en estatua. Dos circulares marcaron su punto álgido. Al quinto, manso de libro, le enredó en una faena cargada de oficio después de otro lío banderillero. Lo mató de una buena estocada y le concedieron una oreja que al publico le supo a poco premio vista la fuerza con que pidieron la segunda.

Josemari se llevó el más flojo de todos los murubes. Ya de capa el morito besó el santo suelo, claudicación que repitió a lo largo de su lidia de tal manera que las emociones se convertían en una quimera. Puso gran disposición el torero, tanta o más el publico, quiso colaborar el toro sacando fuerza de la flaqueza pero no hubo forma de redondear la faena que Josemari sueña para su tierra y que tanto llega a presionarle. Lo mejor, el Manzanares lento y solemne, sólo pudo aparecer en una serie con la derecha que se celebró como se merecía. Luego el mitin con la espada. El sexto fue tan manso como el quinto y el alicantino que previamente ofreció palos a los compañeros le hizo faena con detalles de gran torería, un pellizco aquí y otro allá, un robo, una pincelada, siempre por encima del toro, buscándole las cosquillas al manso antes de montar la espada y citar en la suerte de recibir. Esta vez no hubo noticia, Manzanares mató como sólo el sabe matar. / Diario Las Provincias

FICHA DEL FESTEJO
Ganadería. Seis toros con los tres hierros de la familia Capea, sosos y bajos de raza.
Juan José Padilla, de blanco y oro con los remates en negro, ovación y oreja.
El Fandi, de azul cielo, ovación tras aviso y oreja con fuerte petición de la segunda.
José Mari Manzanares, de grana y oro, silencio tras aviso y oreja.
Incidencias. Casi lleno. Presidió Manuel García al que abroncaron por no darle la segunda oreja a Fandi. Manzanares brindó a Paco Cano. Saludaron en banderillas Curro Javier y Luis Blázquez en el tercero.

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