A pleamar de
la Feria, en la nublada, pero clara y tórrida tarde, llegó un público nuevo,
joven, dominguero, alegre que no copó la mitad de la plaza, pero bulló como si
la hubiese llenado, vivió con intensidad la faenas, aupó a los jinetes,
presionó al palco por las orejas, y el par de veces que protestó lo hizo con
una delicadeza inconsútil.
Joao Moura hijo |
JORGE ARTURO DÍAZ REYES
Foto: EFE
Los de Benítez
Cubero, se vinieron a menos muy pronto, se pararon, y varios
tambalearon. Negros todos, menos el polícromo berrendo que salió tercero, y fue
con mucho el mejor de la corrida. Con su falta de codicia y movilidad, podría
decirse que el conjunto, más que protagonizar las lidias las presenciaron
parados en el tercio o en los medios, obligando a los binomios a llegarles muy
cerca y repetir más de la cuenta las aproximaciones. Si bien, esa dificultad
los ameritaba, le restaba belleza y emoción a todo. Pero bueno, con lo
emocionada que ya espontáneamente venía la concurrencia, y el tesón de los jinetes,
el déficit de bravura se tapó un mucho.
La faena de la
tarde fue la menos equívoca de todas y la más emotiva, realizada por Martín Burgos a «Alfarero», el quinto, negro, ancho en sus 592 kilos y un tanto
gacho. Dando los pechos de «Dinis» en
el cite y al estribo en el embroque, le asesta el primero de castigo y el soso
se duele. El segundo también es bueno, los dos rejones de quedan en lo alto,
uno junto al otro. La falta de acometida obliga la porfía, el arrimón, y en dos
de esas «Benfica» resulta trompicado
al banderillear, pero los quiebros y la proximidad impactan, aunque más los
ejecutados combinándolos muy cerca, de violín, a lomos del tordo «Uruguay». Con «Gallo» coloca tres cortas, también de la misma forma, formando la
marimorena en el tendido, de manera que cuando cabalgando a «Sol» fulminó con un rejón en sitio, bien
ejecutado, la petición de la retenida segunda oreja fue de sí o sí.
Frente al
segundo, muy de tablas, había pasado más que discreto, tramitando la lidia sin
gran predicamento y matando de pinchazo, rejón en guardia, y dos descabellos.
Joao Moura se llevó el
mejor y el más bonito, el tercero, «Loquillo»,
un berrendo, de varias tonalidades y matices que blasonaban su herencia vazqueña. Seguidor y noble, se fue
ovacionado. El portugués, jineteando a «Xeque
Mate» le rejoneo bien con los de castigo. Pero lo más intenso lo ejecutó
sobre el tordo «Perera», tres
quiebros, dos en los medios, y uno por las tablas, atacando de largo y llegando
mucho, con los palos donde debe ser, y las ovaciones como deben sonar. Sobre «Isidro» clava dos cortas a relance,
desplanta y se adorna. El rejón de muerte cae sin embargo trasero y contrario.
El toro se echa y la oreja se ve larga.
Igual o mayor
generosidad encuentra en las gradas y el palco tras las lidia del sexto que comenzó
con un rejón bajo la línea de flotación, y terminó con un pinchazo, y tres
cuartos de hoja traseros. Pero lo dicho, los que pagan hoy no estaban para
purismos, ni Usía para ponerles problemas.
Fermín Bohórquez,
sobrio, académico, casi frío frente al noblote primero, cumplió sin errores los
tercios, pero los dos pinchazos el medio rejón caído y trasero, y el descabello
emborronaron la plana. Con el cuarto, manso y quedado, estuvo un poco menos
atinado en la colocación de los hierros, distanciados entre sí. Aunque a lomos
del bello y oscuro «Bohemio» luciera
con las banderillas a una y dos manos, y en las cortas con «Melero», pero en la suerte suprema
repitió sus desaciertos y degolló.
La gente se lo
pasó bomba, y como no estaban los guardianes de las sagradas escrituras, pues
la autoridad, ni corta ni perezosa, se unió a la fiesta, y la puerta grande que
ya parece reservada solo para rejoneadores se abrió de nuevo por partida doble.
Deberían ponerle un letrero "Puerta de rejones", para
orientar al público, digo.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de José
Benítez Cubero, despuntados para rejones, bajos de raza y fuerza. Destacó
el tercero, ovacionado en el arrastre. 3º) nº 67, "Loquillo",
berrendo en castaño enmarcado, 525 kilos, nacido en diciembre de 2006,
cinqueño. Fermín Bohórquez, silencio
y silencio. Raúl Martín Burgos,
palmas y dos orejas. Joao Moura,
oreja y oreja. Salieron a hombros por la puerta grande, Raúl Martín Burgos y Joao
Moura.
Sábado, 3 de junio de 2012. MADRID. Plaza de toros
de Las Ventas. Corrida fuera de abono. Sol y calor.
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