sábado, 9 de junio de 2012

TERCERA DE ABONO - FERIA DEL ARTE Y CULTURA TAURINA 2012 EN MADRID: Un trabajo muy brillante de Daniel Luque


El torero de Gerena –capaz, fácil, templado y valiente- cuaja de capa y muleta, y a pesar del viento, un gran toro de Lorenzo Fraile. Confirma con seriedad el francés Dufau.
BARQUERITO
Fotos: EFE

EL TORO DE LA confirmación de alternativa de Thomas Dufau fue una maravilla. Acucharado y veleto, muy astifino, bajo de agujas, corto de manos, anchito. Hondo, un dije dentro de su estirpe. Estuvo descolgado enseguida, fue de pronto tranco y seria conducta: codicioso, repetidor, noble, franco, ganoso, de darse. El de la devolución de trastos, zancudo, alto de cruz, el culopollo tan frecuente en la sangre atanasio, estrecho y sin enmorrillar fue, en hechuras, como el reverso de la medalla. De frágiles apoyos, pero toro de menos a más, quiso distancias y en ellas se empleó sin reserva. No quiso, en cambio, al torero encima.

El tercero fue el toro de la tarde. Un mozo: frentudo, acucharado como el primero pero de bastante más cuajo. La hondura. Frío en los primeros compases, se empleó en el caballo, se cantó claro al tomar engaños y en la salida de la segunda vara, atacó en banderillas con aire guerrero y fue en la muleta de son muy especial: quiso enseguida y a todo, por una mano y la otra.

Una resistencia llamativa: no menos de treinta muletazos con el morro por el suelo, el viaje entero, desde el fleco de muleta que lo enganchaba por delante hasta el suave toque que lo soltaba pero para volverlo a enganchar. Gran calidad. Y un borrón: después de tanto trabajo sin queja, se abrió y quiso tablas, como los toros que renuncian al combate. Pues hasta en tablas embistió con nobleza. Los tres toros, de Puerto de San Lorenzo. Segundo y tercero llevaban el mismo nombre. Un Velosico I y un Velosico II. No parecieron ni primos segundos. Pero uno y otro tuvieron en común son para atacar de largo en un casi galope, y templado el galope, que no es fácil.

Estaba encarrilada la corrida con nota cuando aparecieron uno tras otro los tres siguientes. Otra historia. Borrascoso, agresivo, extraordinariamente descompuesto un cuarto cornalón, apabullante trapío, de genio dolido, toraco de terrible violencia que protestaba fiero en cada viaje, la cara por las nubes, como si lo quemara el viento que estuvo levantado de principio a fin de festejo; un quinto atacado de carnes, corto de cuello, 600 kilos que no se veían, y una mansera clásica eindisimulable, de huirse de suertes, de corretear al trote afligido por todos los terrenos de tablas sin sujetarse en ninguno y de acabar en toriles más asustado que a la defensiva; y un sexto salpicado, con predominio de la pinta ensabanada, muy badanudo, que no quería caballo ni apenas nada pero que devino manso tratable. Se aplomó, fue noblito y no sin desgana tomó engaño hasta la hora de rendirse. Así que fue una corrida no solo desigual sino abigarrada de tan diversa. Chocantes contrastes entre líneas y sangres de un mismo hierro aunque pudieran entreverse los puntos comunes de una ganadería tan de fiar como la de Lorenzo Fraile.

Toreó con una facilidad, un aplomo y una entrega sobresalientes Daniel Luque al toro más sobresaliente de los seis, el imponente tercero. De capa y muleta. Despacio en el saludo y en un quite de tres verónicas al ralentí, una cuarta tropezada de tan despacio, media, larga y un recorte interminable por delante a una mano porque el toro hizo por el engaño como si quisiera más. Y otro quite todavía, de cuatro lances, media y recorte, manos bajas, vuelo corto pero ligero, toques suaves, gran destreza, más compuesta y encajada que desmayada la figura. La exhibición se celebró con fuerza.

Faena, luego, de tanto dominio como tensión  y temple, porque una y otra cosa se conjugaron en las dos partes del juego. De largo y sin pruebas, por la diestra, una primera tanda de aguante y gobierno, decisoria, la que convino al toro; dos más casi seguidas, sin pausas gratuitas, el toro en la mano, traído por delante, vaciado, pasado con ajuste. Lento el dibujo incluso en los remates de molinetes, trincherazos, la suerte cargada en los librados de pecho. Trabajo de torero mayor. Viento, pero ni eso importó. Dos tandas con la izquierda de categoría: toro prendido muy por delante, remate enroscado, ligazón. Y solo paso que el toro se fue tan a última hora y el final desdijo. La gente, con Luque, lo arropó en su pelea con el quinto. Habría bastado una faena de castigo y aliño, que no se estilan. Se tuvo en cuenta el esfuerzo.

Templado Dufau en el toro de la alternativa: con el capote, de pequeña dimensión pero con vuelo bueno, y con la muleta a pesar de que el viento lo descubría demasiado. Faena bien planteada, engaño planchado, ligazón, firmeza, una tanda con la izquierda de soberbia pureza, armonía, sitio, cabeza. Una tanda de manoletinas inconvenientes. Una excelente estocada. Finura, por tanto: ni un pisotón ni una renuncia. Y paciencia, luego, para acoplarse al son dormido del mansito y apagado sexto, consentirle y a pulso sacarle muletazos de caro fondo. Dos pinchazos, una estocada caída. Valeroso.

La suerte contra El Cid esta vez: imposible el cuarto; y el menos propicio de los tres buenos toros del Puerto. Seguro oficio con el capote en lances de recibo. Un viento traicionero lo desarmó dos veces, y se indispuso el toro algo; una faena de más a menos, y una notable estocada. La estocada corta con que se deshizo del quinto fue de torero sabio.

POSTDATA PARA LOS ÍNTIMOS.- El hijo de Rufo, que parecía un torero salvaje porque se hizo solo. Ese es Daniel.

No hay torero francés que no sea vocacional. Sobre todo los del Oeste: Viard, Lagravére -a los dos les vi confirmar la alternativa-, Lescarret. Y ahora Dufau, tan pulcro. ¡Tan bien vestido de torero! De alguien fue ponerle golpes de oro al chaleco, y que la plata fuera plata sin escatimar, y la seda blanca, impecable. Un brochazo de sangre del toro de la confirmaicón parecía un trazo de Tápies. El Cid, sin baraka. El Puerto de San Atanasio.

FICHA DEL FESTEJO
Seis  toros de Puerto de San Lorenzo (Lorenzo Fraile). De variadas y serias hechuras. Excelente el tercero; muy bondadoso el primero; descompuesto el cuarto; manso el quinto; manejables los otros dos.
El Cid, de escarlata y azabache, saludos y pitos. Daniel Luque, de azul marino y oro, una oreja y saludos. Thomas Dufau, de blanco y plata, que confirmó la alternativa, saludos tras un aviso y silencio.
Jueves, 7 de junio de 2012. Madrid. 3ª de la serie de Arte y Cultura. Más de media plaza. Primaveral, muy ventoso.

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