miércoles, 27 de junio de 2012

José Tomás y sus competidores, El Juli y Alejandro Talavante, dejan huella


BADAJOZ.- La participación de José Tomás en la Feria de San Juan, en Badajoz (suroeste de España), ha significado el gran revitalizante que estaba  necesitando el toreo, por la pasión que despierta su estilo en el ruedo y por la riqueza  que deja su estela en la ciudad. Un triunfo en todos los sentidos, por supuesto en la taquilla de la plaza -ojo, que la Badajoz tiene un aforo de más de trece mil localidades-, que llevaba décadas sin conocer los extraordinarios números del "no hay billetes", y cuya huella se ha reflejado también en todos los servicios de la industria turística y hotelera, que ha  estado igualmente a rebosar.

Pero sobre todo en lo taurino ha resultado asimismo el gran revulsivo para que público y aficionados vuelvan a creer en un espectáculo que por diversos factores languidecía, todavía disimuladamente, con un preocupante fondo de desinterés por la escasa competencia entre sus protagonistas, los toreros. Lo bueno es que para montar tan buen jaleo José Tomás no necesitaba la competencia de nadie, le bastaba con retarse a sí mismo como ha hecho en otras ocasiones cuando se ha anunciado en terna "con dos más". Sin embargo, decidió salir esta vez con otro "gallito" como es "El Juli", para darle a su actuación ese barniz de rivalidad tan necesario en tiempos de crisis.

Y así fue como a la solemne profundidad del toreo de Tomás respondió "Juli" con una entrega desmedida. Los dos conjugaron a la perfección los conceptos de valor y técnica, sobre los cuales cada uno proyectó su particular estilo artístico. De mucha raza y poderío, sencillamente arrebatador lo de "Juli" frente a un toro de mucho "motor", podría decirse que a su medida, mientras que resulta inenarrable lo de Tomás por la interpretación que hizo del toreo al natural en un final de faena a su segundo astado que nadie podía sospechar dadas las escasas posibilidades del  animal.

Tan importantes actuaciones hay que valorarlas mucho más allá de las tres orejas que cortó Tomás y las cuatro que sumó Juli, también en un contexto de responsabilidad  asumido por los dos, que eligieron para la ocasión una corrida de toros, de Garcigrande, muy digna de presentación, sin exageraciones, pero con trapío y  pitones más que suficientes para cumplir con la seriedad que demanda el espectáculo.

Porque en contraste con esa línea, al día siguiente del gran suceso Tomás-Juli, la corrida de Zalduendo que lidiaron Morante, Manzanares y Talavante, ya fue otra cosa,  muy terciada y poco o nada ofensiva, seis toros que dejaron mucho que desear por raza y fuerzas. Una birria de corrida, para entenderse, que es lo que lamentablemente se lleva en plazas "de segunda" con las figuras.

Así y todo, impresionó la actitud y la capacidad de Alejandro Talavante, que se llevó tres apéndices. Su quietud y despaciosidad, su manera de arrimarse y su distinguida  clase para sentir el toreo y "comunicarlo" al tendido, están siendo el marchamo del gran Talavante que tanto se prodiga esta temporada.

A hombros también esa misma tarde salió Manzanares, con una oreja de cada toro, pero ni sombra de los otros. El alicantino se justificó con cuatro pinceladas. Y cerrando el cartel de ese día, o más bien abriéndolo ya que iba por delante, "Morante", en plan absolutamente de birlongo, que diría el castizo.

La primera corrida de a pie fue una encerrona de Antonio Ferrera con seis toros de Victorino Martín, planteada con mucha seriedad en la elección del ganado y en el desarrollo de las faenas. Ferrera trató de hacer las cosas con pureza, y a buen seguro que lo logró. Las cuatro orejas finales no llevan sello de paisanaje. Fue un  triunfo a ley.

Otro torero que ha estado muy digno y valeroso ha sido Padilla, en la tarde de Tomás-Juli, con un lote poco propicio. Así y todo cortó una oreja y pudo haber estado  también en la foto de la Puerta Grande si no es por un pinchazo previo a la estocada  definitiva.

En la de rejones, a hombros con dos trofeos Hermoso le ganó la partida a Ventura, que cortó uno y perdió dos más por matar mal y por la negativa del "palco". Mora Caetano, a buen nivel, sumó otra oreja. Una novillada sin picadores abrió la esperanza a los nombres de José Garrido y Posada de Maravilla, que cortaron dos orejas cada uno.

La empresa "Coso de Badajoz" cuidó todos los frentes. Y por eso en conjunto todo  salió tan bien. / EFE

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