Ernesto Gutiérrez y Manizales, son uno. El sentimiento taurino de la ciudad está materializado en estos toros, triunfadores perennes de su feria. Hay que entender lo uno para entender lo otro. Hoy, seis negros muy discretos de cara, con 500 kilos promedio, plenos de nobleza, repetición y fondo, aunque alguno blandeara, dejaron estar a los toreros y darle rienda suelta a la inspiración. Por eso se toreó tanto.
A pesar del triunfalismo de la tarde, a cargo de El Juli y Luis Bolívar, lo mas torero de la función fue lo realizado por Juan Mora. |
MANIZALES (Colombia).- Bajo un sol de agua, Juan Mora, recibió al primer pastueño, y desde su primer lance vertical y a pie junto comenzó a llenar la plaza de aromas delicados y antañones. Las verónicas modosas, la media, y todo el trasteo de muleta tuvieron un desmayo, una dejadez, un algo de abandono, de lirismo romántico.
Suave al tocar, acariciador en el temple, rimado al ligar, tenue al rematar. Un aire de sobria elegancia, de diferencia natural, de contenida emoción tuvo todo. La gente ni gritaba. La estocada honda, de ligera lateralidad, bastó.
Cuando le salió el cuarto, llovía duro, el ruedo era un pantano y ya sus alternantes habían pagado la puerta grande. Quizás era su última faena en este pueblo tan suyo que lo coronó tres veces triunfador de su feria. Sin apremio, dejó ver que lo sentía, y otra vez el arte calmado y fácil, y casi etéreo fue llenando de sentires y razones a todos.
No hubo toreo más grácil, ni más elegante, ni más conmovedor en la tarde. Alargó el deleite más allá de lo usual en él, y se fue tras el estoque dando en hueso tres veces antes de la estocada final. Lo triste es así, las dos faenas más bellas no valieron sumadas para salir a hombros con los otros. Pero ahí queda eso.
El Juli, es un tornado. Acompañado del diluvio, jugó con el más liviano a los delantales, a la verónica, a las marcheneras, a las largas y no me acuerdo a qué más. Pero además es enciclopédico, se las sabe todas, y además se enerva y enerva, y además tiene un amor propio y un coraje no usual en las figuras. Bueno, después de lo de Juan había que echar mano de todo eso para no quedar ninguneado, y echó mano, sí señor, y le pusieron el pasodoble de las ocasiones, y él entregado, hasta se quedó en la cara siendo cogido.
Con la taleguilla agujerada puso más carbón en la caldera, mató de una y se llevó el pleno. No le pareció suficiente. Barro al tobillo y valor hasta la Montera , salió a desorejar el quinto, tratando de superarse a sí mismo. No sé si lo logró, lo que sí sé es que puso a la gente como loca y otra vez el pasodoble excepcional que ha sonado más que La Cucaracha.
Y el toro pa´llá y pa´cá y él mandando y mandando. Era una rumba del carajo. Pero pinchó dos veces antes de tirar a tierra los 512 kilos de Cafuche agarrando apenas medio botín. Pero este Juli es mucho Juli.
Luis Bolívar no las tenía fáciles junto a ese par. Pata adelante en las verónicas, ganando terreno, chicuelinas, medias, largas, cacerinas al caballo, talaveranas, revolera y brionesa. Pa´qué más, ni les digo la que se fue armando.
Brindó a la parroquia y se tiró de rodillas en el charco para cuatro en redondo y el forzado. Ya con la plaza en vilo. Se asentó, marcó los tiempos, y haló de temple, lentitud y ligazón, faena de variedad, de alegría pero también en de ortodoxia final, para todos los gustos. Él también tuvo que tirar del repertorio pues Mora había puesto el listón muy alto. La estocada, las dos orejas y el paisanaje e fui.
Cerró la feria Tablante el más grande, aunque brochó, atacó capotes y petos casi tumba a Vilora que le puso una gran vara, persiguió banderilleros y luego enfrentó a Bolívar en duelo de tú a tú en el que las pausas mantuvieron el vigor de las acometidas hasta el fin de una larguísima faena de boca cerrada, poder por ambos pitones y en los medios.
La muleta le daba lo que merecía y lo que necesitaba. Y créanlo una vez más el pasodoble "Feria de Manizales" y el coro de ¡Colombia! Y de allí a pedir el indulto no hubo sino un paso. Un intento de igualada provocó un amago de motín y el palco sacó la bandera amarilla del perdón, abriendo el manicomio.
A hombros El Juli, Bolívar y Miguel Gutiérrez. A pié Juan Mora, en medio de una ovación escandalosa. Manizales es mundo aparte hay que conocerlo bien para entender todo esto.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Manizales. Lleno. Toros de Ernesto Gutiérrez, correctos de presentación y de extraordinario juego en líneas generales. El sexto fue indultado y el segundo, premiado con la vuelta al ruedo.
Juan Mora: Oreja y ovación con saludos tras aviso.
El Juli: Dos orejas y oreja.
Luis Bolívar: Dos orejas y dos orejas simbólicas.
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