lunes, 16 de enero de 2012

DECIMOPRIMERA CORRIDA DE LA TEMPORADA PLAZA MÉXICO: Angelino, cuatro toros y el pasodoble En er mundo, lo destacable

JOSÉ MATA

CIUDAD DE MÉXICO.- Una tarde gélida… lluviosa, parecía que no podría dejar algo bueno para el inmediato recuerdo, pero siempre aparecen situaciones que nos transportan a un estado de bienestar, de satisfacción, porque existe una aportación real, como fueron esos pasodobles interpretados por la Banda de la Monumental México, en un momento que pudo llevar a la debacle el festejo producto de la aburrición que provocó la hora que fue suspendido el festejo consecuencia de la torrencial lluvia que inundó hasta el redondel.

Sí, en especial, aquel pasodoble… En er mundo, que de inmediato iluminó al coso titular de México, a través del recuerdo perenne, del poeta de la crónica taurina, el maestro Pepe Alameda, ya que era la divisa en todas sus participaciones televisivas. Cabe hacer notar, que a fin de este mes, se cumplirán 22 años de su desaparición física.

Cuatro toros de un encierro bien presentado de Arroyo Zarco, que pelearon en las cabalgaduras, que fueron con casta y clase a los engaños, y que salvo la apasionada entrega de Angelino de Arriaga, sentimos no fueron aprovechados los demás; dejándonos una sensación de tristeza, por la falta de voluntad y deseos de en verdad arriesgar de Rafael, así como de Fernando, pero una alegría por el favorable aporte de esta ganadería.

Así se percibió, y sentimos que Angelino de Arriaga ha estado solvente con su primero, al que en medio del torrencial aguacero, extrajo pases suaves, templados, sí con cadencia, trazos que fueron conducidos por la paciencia lidiadora de su mano derecha, y de un espíritu deseoso de convencer a todos de ser poseedor de notables cualidades que indiscutiblemente enseña, lástima… sí lástima grande que no haya conseguido rubricar su propuesta con el certero estoconazo, porque incluso, estuvo a punto de resbalarse en dos ocasiones que citó al toro y caer en la arena en medio de la indefensión, sin embargo, la gente… la sabiduría del gran público taurino, no dejó pasar el hecho, y le agradeció en el tercio su entrega sin cortapisas.

Con el deslucido sexto, que resultó a contraestilo de sus cualidades, volvió a demostrar todo ese caudal de voluntad que posee, del sentido del toreo, y a pesar de que poco… muy poco, pudo realizar, nos ha dejado con el deseo de volverle a ver en fecha próxima, porque merece ser apoyado a su consolidación.

Rafael Ortega es el caso de un torero que siempre que viene a la Plaza México, fundamentalmente acude a cortar innumerables orejas. Hasta donde se entiende, debe ser el que más haya sumado en el coso de Insurgentes, pero luego toda esa lucha sumatoria, acaba perdiéndose para el recuerdo inmediato, por la falta de sustento en el contenido de lo que consigue.

Por ejemplo, este domingo ha banderilleado como habitualmente ocurre en él, a toro pasado, y un par al violín… tan alejado, que hasta se cayeron las banderillas a la arena, teniendo que volver a intentarlo.

Si… sí, ha estado, mmm… digamos que toreando por Twitter, tan alejado de sus toros, que no permite se produzca la emoción que conduce al camino de la sublime locura para trascender como artista. No lo permite, porque no existe ese riesgo inherente que hay en el momento de enfrentar y ajustarse con el toro. ¡Vamos!, Rafael Ortega, cumple… torea, saca pases, muchos, pero sacar pases… sumar pases, aunque sean toneladas, no dice nada en una aportación seria, real y contundente. El arte no se concibe a destajo.
La tauromaquia como arte, es una recreación del y para el espíritu, y eso es justamente lo que le hace falta a Rafael para poder trascender, permitirle a su espíritu a través de la inspiración salir y mostrarse, mientras no ocurra así, no pasará de un torero que corta orejas –parecieran en ocasiones que son de oportunidad-, pero que en su horizonte no dejan mucho.

Lo peor ha sido, que tuvo toros pare regalar enriquecedoras propuestas, aleccionadoras faenas, plenas de sustancia… de contenido, pero todo ha quedado en sumar pases, ausentes de calidad, y sin el sentido de la armonía, que, por supuesto, nada dirán para beneficio de su historial.

Como tampoco dirán nada a, Fernando Ochoa, quien se ha presentado, porque ahí le vimos, y porque su extraño terno provocó controversia, hilaridad, burla… sí hubo un momento que mientras arreglaban el ruedo, no faltó alguien que gritó en son de ironía que llevaba un… “traje de brincacharcos”.

Se advirtió desde el paseíllo por su actitud, por todo lo que envolvió a Fernando, una tarde aciaga, frustrante. Sí desde su arreglo personal, sobretodo, él que cuida mucho de su imagen, llegó ataviado con un terno fuera de cacho. Y luego con lo desastroso que ha estado, al faltarle hasta corazón por remontar las buenas tardes que llegó a tener aquí, por lo que al final de cada una de sus comparecencias, el respetable le ha dado el devastador dictamen del sonoro… estentóreo repruebo.

Hasta una piedra… ¡quiere ser algo más!

FICHA DEL FESTEJO
Ante una entrada que mejora con relación a la anterior, en la Monumental Plaza de Toros México, se ha lidiado un encierro correctamente presentado de Arroyo Zarco propiedad de los Pérez Salazar y Barroso, que cumplieron en las cabalgaduras, lamentablemente, el cuarto al ser tocado por un subalterno choco contra un burladero y se fracturó el pitón izquierdo, no obstante, lo poco que hizo en el redondel mostró su casta y calidad; siendo sustituido por un pequeño de La Punta, que fue facilote. Del encierro titular, los cuatro primero han mostrado casta y calidad. El sexto ha sido el lunar del encierro.

Rafael Ortega: Oreja protestada y al tercio.
Fernando Ochoa: Pitos y pitos tras aviso.
Angelino de Arriaga: Saludó en el tercio y silencio.

Detalles: Angelino de Arriaga confirmó su alternativa tlaxcalteca con el toro «Misionero», número 213 con 495 kilos. *** El festejo tuvo que suspenderse durante una hora aproximadamente, por el torrencial aguacero y el arreglo consecuente del redondel.

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