En
festejo estival marcado por el mal juego de la novillada de José Cruz, el
madrileño da una buena noche de toros.
CARLOS
CRIVELL
Diario EL
MUNDO de Sevilla
En una novillada mala por el juego del ganado, el
madrileño Rafael González dio una buena noche de toros. Estuvo bien con el
bueno, segundo, y con el manso quinto. Brilló con el primero porque fue un
novillero de verdad. No perdonó ni un quite cuando tuvo la oportunidad. Mostró
variedad con el capote, como en el saludo al primero de su lote con verónicas,
chicuelinas y gaoneras para rematar con una larga. Toreó de rodillas, de pie y
en todo momento le dijo al tendido que había llegado a Sevilla a triunfar.
Además de mostrarse en novillero, González dio un
curso de buen oficio, tanto en el que se dejó torear, como en el quinto, un
manso al que tapó con la muleta para que la siguiera de manera casi milagrosa.
Con el novillo segundo dibujó tandas de derechazos de mando y temple por abajo.
Por la zurda apretó mucho en de José Cruz. La guinda de los circulares tuvo
sentido.
El quinto quería irse de la plaza. González lo
sujetó con poder y mando para conseguir dominar al manso cerca de las tablas.
Allí consiguió muletazos de mucho dominio. El animal aceptó el poder de su
muleta y dejó de huir. A sus dos novillos los mató de sendas estocadas. A los
dos les cortó la oreja con fuerza. Al final se marchó a hombros, posiblemente
por la puerta que no le apetecía, pero la impresión que dejó este novillero fue
inmejorable.
García Navarrete, que será matador de toros en
Linares a finales de agosto, tuvo delante un mal lote. El primero no tuvo
ninguna calidad. Embistió a cabezazos y el chaval anduvo voluntarioso. Con el
cuarto toreó bien a la verónica. Comenzó con buenos pases por bajo y las dos
con la diestra fueron de buen corte. Por el lado izquierdo llegó un desarme y
enganchones. Ahí se vino abajo su labor.
Marcos paró al tercero de rodillas. Es absurdo
porque los toreros buenos deben torear de pie a la verónica. Fue cogido de
forma dramática cerca de las tablas. Parecía herido. Siguió en la plaza y
volvió a ponerse de rodillas para comenzar la faena. No pudo templar al
novillo. El animal fue un prodigio de falta de raza y Marcos quiso pero no
logró nada claro. Sacó la espada por el costillar.
Marcos pasó a la enfermería. Se supo que los
médicos le habían comprobado una herida menos grave en el glúteo izquierdo, y
que no podía seguir la lidia. A García Navarrete le comunicaron que debía matar
al sexto. Salió a pararlo con el capote. Cuando remató el saludo en chaval de
Vilches, salió de la enfermería Marcos desoyendo el consejo de los médicos.
Quería hacerse cargo de su novillo. Fue un momento de gran confusión. La
autoridad invitó a Marcos a retirarse, pero el joven torero no accedió. Tomás
Campuzano, apoderado de Navarrete, puso cordura y retiró a su pupilo para que
siguiera la lidia Marcos. El novillo fue un compendio de sosería. Marcos
muleteó con alguna templanza sin poder ligar. La espada volvió a salir por el
costado.
NOVILLOS DE JOSÉ CRUZ - García
Navarrete, Rafael González y Marcos
Plaza de toros de Sevilla, 27 de junio de
2019. Novillada de abono. Media plaza.
Seis novillos de José Cruz, correctos de presentación y escaso juego. Deslucidos el
1º y el 4º: sin casa ni fuerzas, el 3º; soso y flojo, el 6º; manso rajado, el
5º; el mejor, el 2º.
García
Navarrete, de azul pavo y oro.
Estocada baja (silencio). En el cuarto, media estocada y dos descabellos
(silencio tras aviso).
Rafael
González, de gris plomo y plata.
Estocada (una oreja). En el quinto, estocada (una oreja).
Marcos, de azul marino y oro. Pinchazo, estocada
que asoma y estocada (silencio). En el sexto, estocada que asoma, pinchazo y
tres descabellos (silencio tras aviso).
Parte
facultativo: Marcos fue
atendido de una herida en el pliegue glúteo izquierdo de dos trayectorias de 3
y 7 centímetros. Pronóstico menos grave que le impide continuar la lidia.
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