viernes, 21 de junio de 2019

FERIA DEL CORPUS – PRIMER FESTEJO: Esperando a José Tomás: Garrido despierta a tiempo

El torero extremeño tira de raza y orgullo después de una tremenda voltereta y sale a hombros con el mejor lote de la mansa corrida de Núñez de Tarifa.
ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Granada
Foto: EFE

Andan los periódicos de Granada haciéndose eco de la fenomenología tomista. De la sacudida hotelera, hostelera y ambiental por mor de la aparición de José Tomás: un año menos una semana después de Algeciras (29 de junio de 2018), su última y única tarde en toda la temporada, los medios granadinos reproducen piezas mellizas a las que entonces publicaban los algecireños. Los abonos agotados en tiempo récord, en torno a 12.000 también, pues la capacidad de la Monumental de Frascuelo es similar a la plaza de Las Palomas -JT no da puntada sin hilo-; el tsunami de incondicionales, partidarios y fans furibundos que viene con ruido de apoteosis. Cualquier día lo llevan a hombros del hotel a la plaza. Como a Benítez por los pueblos sesenteros de la guerrilla.

Bajo el sol de esta última vuelta del torero del eterno retorno ha florecido de nuevo la Feria del Corpus. Como aquella de 2014 con Simón Casas defendiendo Granada como Boabdil: al finalizar el año entregó las llaves. Fue la penúltima vez que JT pisó la tierra nazarí. Como prólogo al sábado de gloria la Fundación José Tomás y José María Garzón (Lances de Futuro) organizaron unas exitosas becerras. Tocaba ayer la primera corrida del ciclo. Que pese a la triste baja de Pablo Aguado sostuvo la tensión ambiental con la acertada inclusión de David de Miranda. Los tendidos presentaban un magnífico y apacible aspecto.

Cuando sonó la hora de Miranda, la paz se quebró por cuestiones ajenas: el toro de Núñez de Tarifa veía menos que un gato de escayola. Y arrollaba con todo lo que se ponía por delante con su mansa ceguera: a David lo atropelló como un tranvía sin frenos. Dudó mucho el usía ante la presión de la gente y de los toreros. Que le hacían como a los árbitros que se han comido un penalti. El hombre pidió el VAR y rectificó. La cosa es que el sobrero del mismo hierro se movía por el mismo palo -de ciego o de manso-, no tan exageradamente, pero ya dio que pensar sobre la duda presidencial. Al menos éste esquivaba el bulto, pasaba a su bola y tenía su trato. La revelación de San Isidro lo enredó, siempre muy tieso y vertical, siempre puesta la muleta. Que le dio fiesta, o sea. Con un eco mayor desprendiéndose de su izquierda. Rajado y huido el toro, lo acorraló en la puerta de toriles por bernadinas. Una estocada al hilo de las tablas subió el último peldaño hasta la oreja.

José Garrido se dispuso a hacerse perdonar con el cuarto lo reguleras que había estado con el buen toro de apertura, sueltecito y obediente, el de mayor nota de los de Tarifa con sus flecos zurdos. El estremecedor volteretón de principio de faena le sacó la fibra, la raza y el orgullo. Como si el giro completo por la estratosfera le hubiera ordenado las neuronas también. Y se puso a torearlo por abajo y tocándolo mucho después de comprobar en sus carnes que aquel planteamiento por estatuarios a un toro sin fijar y abanto no había sido la idea más feliz. Así que lo obligó en serio y, de pronto, la embestida respondió con una vibración tan encastada como agradecida a la firmeza. Que ligó las repeticiones trepidantes con emotividad. El espadazo concluyó el despertar y la reconversión a tiempo, y ahora la vuelta al ruedo con las orejas en las manos sonó a unánime aclamación en contraposición al protestado paseo anterior. Cuando ni su toreo a la verónica lo había salvado de la hoguera.

La posibilidad de remontada de Joaquín Galdós se chingó cuando el lindo quinto cortó su buen aire para refugiarse en tablas. Hasta ese momento el animalito quiso más que pudo con sus lastrado entumecimiento de caderas. Un algo de luz al menos en contraste con la nulidad del otro de su lote.

El último de la tarde vino a confirmar todo lo manso de la corrida de Núñez de Tarifa. Tan apoyado y frenado de manos. David de Miranda varió ahora el epílogo de Bernadó a unas manoletinas de despedida. Que le van a su rígido perfil de ciprés.

La salida a hombros de Garrido fue un apagafuegos. Para la tarde y para sí mismo.

NÚÑEZ DE TARIFA - José Garrido, Joaquín Galdós y David de Miranda

Monumental de Frascuelo. Jueves, 20 de junio de 2019. Primera de feria. Media entrada.

Toros de Núñez de Tarifa, incluido el sobrero (3º bis), terciados de presentación; mansos en general; bueno el 1º; de encastado fondo el agradecido 4º; pasaba el rajado 3º; deslucido el 2º; a menos el lastrado 5º; manso y frenado el 6º.

José Garrido, de rosa palo y oro. Estocada pasada (petición y vuelta por su cuenta). En el cuarto, estocada (dos orejas). Salió a hombros.

Joaquín Galdós, de azul marino y oro. Media baja y descabello (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (saludos).

David de Miranda, de azul marino y oro. Estocada (oreja). En el sexto, bajonazo (ovación de despedida).

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