El picador colombiano Anderson Murillo ha
fallecido esta madrugada en Madrid a los 73 años a causa de un cáncer de médula
contra el que llevaba luchando los últimos meses, han confirmado a Efe fuentes
próximas a este famoso varilarguero colombiano, que hizo historia en Madrid con
una corrida de Victorino Martín.
Fue a las órdenes de Luis Francisco Esplá, el 9 de
junio de 2001, con el toro Bodegón, cuando Murillo protagonizó un antológico
tercio de varas que puso los tendidos de Las Ventas en pie y, no solo le
obligaron a saludar con el castoreño, sino que después de su lidia, el maestro
alicantino le sacó nuevamente para que le acompañara en una clamorosa e
histórica vuelta al ruedo.
Este fue, sin duda, el episodio más relevante de
una trayectoria brillante como picador, que tuvo también momentos importantes
durante los años que estuvo en la cuadrilla de su compatriota César Rincón,
compartiendo con él sus años de esplendor, aquellos que le pusieron en la
cúspide del toreo, desde 1991, cuando abrió las cuatro Puertas Grandes en
Madrid, hasta su primera retirada en 1999.
Además de acompañar a numerosos toreros hasta su
retirada, a Murillo se le recordará también por ser uno de los picadores que
actuó en la primera corrida de toros celebrada en China, concretamente en la
ciudad de Shanghai, en el año 2004, un espectáculo en el que sufrió una
aparatoso derribo, que, a la postre, fue lo que más impresionó al público
oriental.
Murillo, natural de la ciudad colombiana Montería,
pertenecía a una familia de mucha tradición taurina, pues su hermano mayor,
Melanio Murillo, fue uno de los picadores más importantes de Colombia y América
en los años 70, y que llegó a formar parte de las cuadrillas de toreros tan
importantes como Manuel Benítez "El Cordobés", Paco Camino, Pedrés o
Pepe Cáceres.
También su hermano menor, Emerson Murillo, fue
matador de toros, aunque su influencia en el mundo taurino fue mucho menor que
la de sus dos hermanos varilargueros, ambos fallecidos a causa de esta penosa
enfermedad como es el cáncer. / EFE
Nota de Redacción A LOS TOROS – EL VITO.- Anderson Murillo, fue
miembro de una dinastía de toreros colombianos cuyos miembros, indudablemente, le
insuflaron desde niño la afición de Anderson por los toros. Fuera con su
ejemplo, su vocación o porque aquella
Bogotá de su infancia y juventud era un hervidero taurino donde cada años se
reunían grandes figuras de la fiesta y sus hermanos, profesionalmente, se relacionaban con los importantes
visitantes.
Corría la década de los
años setenta y el maestro Jerónimo Pimentel era el gran capital entre los
empresarios taurinos y ganaderos neogranadinos. Pimentel, que tuvo mucho que
ver con el desarrollo de las temporadas de novilladas organizadas en Caracas, -Taurivenca,
Gregorio Quijano-, se encargó junto a El Poli de abastecer con ganado el
mercado de Venezuela donde apenas existía una ganadería en funciones y varias
en desarrollo. El Poli conducía un camión con cajones donde venían nos novillos
procedentes aquellas ganaderías pioneras
que como Pepe Estela, Clara Sierra, Isabelita Reyes, José del Carmen Cabera,
los hermanos Gutiérrez, Nicasio Cuéllar y Ernesto González que formaron los carteles de aquella época
dorada del toreo en Caracas.
Anderson Murillo
acompañaba a El Poli en los viajes del transporte, y un día cuando estalló una
huelga de subalternos que capitaneó Rafael Cavalieri en contra de Gregorio
Quijano, no había picadores en la escuálida nómina remanente de subalternos
para el festejo del domingo en el Nuevo Circo. Quijano, sabiendo la relación de
Anderson con Pimentel y a sabiendas de su afición aunque sabía que nunca antes
había picado en un festejo público le propuso picar la novillada del domingo.
Lo afición a la Unión de Subalternos en conflicto con la Asociación de
Banderilleros y Anderson gracias a este
querella sindical dio sus primeros pasos en una carrera brillante. Fue la
presentación profesional de quien más tarde sería un gran picador de toros.
Anderson Murillo se hizo
en Caracas, a la vera de Mario González, Rigoberto Bolívar, Vicente Aray
Camacho, tres toreros venezolanos que abrieron el camino de los sudamericanos
triunfadores en la Monumental Plaza de Toros de Las Ventas de Madrid.
Tuvimos la fortuna de
verde en Bogotá a las órdenes del Maestro Rincón en tarde de toros de La
Carolina con Miguel Espinosa "Armillita Chico" y Manuel Caballero, le
vimos en Madrid con César Rincón y la tarde histórica de los toros de Victorino
Martín aclamado por el público de Las Ventas junto a su matador Luis Francisco
Esplá.
Hace poco coincidimos en
Madrid junto a Oscar Montesinos El Yaracuy y Antonio El Valor cuando fuimos a
visitar en el Hospital de Toledo al matador de toros venezolano Manolo Vanegas
ya que era muy amigo de los toreros venezolanos en España, ya que su cercanía y
orígenes le hicieron un hermano para los espadas criollos que se forjan en los
duros y difíciles caminos de la fiesta de los toros. El Valor y Murillo
compitieron en los fogones, Antonio con una paella soberbia y Anderson con sus
recuerdos, protestas e ilusiones de torero.
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