El
torero de Tobarra corta dos orejas de un grandioso toro de la A coronada;
además, el ganadero de Galapagar lidia dos toros de alta nota como fueron
segundo y tercero.
ÍÑIGO
CRESPO
@Crespo_Inigo
Diario EL MUNDO de Burgos
Diario EL MUNDO de Burgos
El Cid se despidió de Burgos con una corrida de
Víctorino Martín que fue variada de todo. Una amalgama de estilos y tipos del
ganadero de Galapagar. Diversa, dispersa y que lidió en quinto lugar un toro
extraordinario. Bravo, encastado y con clase. De los que hicieron grande a esta
casa. Altos vuelos para un animal que embistió con hondura y transmisión. El
resto de la corrida fue para poner mucho y buscar con ahínco un fondo que no
todos los ejemplares lo tuvieron. Los mejores -junto con el gran quinto- el
segundo y el tercero, dos toros con temperamento.
Al quinto le cortó las dos orejas Rubén Pinar.
Gran toro. Importante e imponente. Por clase, por entrega, por fondo, por raza
y por profundidad. Toro extraordinario. Un animal bravo por la codicia y el
galope en su embestida. Fijeza, poder, clase y esa manera tan sutil y elástica
de llevar el morro por el suelo. Con ese golpe de potencia que distingue a los
grandes toros. Dos trofeos le cortó Pinar que disfrutó frente a él en una labor
de ligazón y buen oficio. Casi en exclusiva por la mano derecha. Rubricada de
una estocada certera. Para el toro, la vuelta al ruedo.
Había sido bueno el primero del lote del torero de
Tobarra que sorteó el mejor lote. Muy completo. Segundo de la tarde. Un toro
con prestaciones que tuvo una embestida encastada. Por abajo los viajes del
animal que pidió mando y sometimiento. Toro de notable entrega en las telas.
Frente a él, Rubén Pinar que anduvo animoso. Faena sobre el pitón derecho.
Limpieza en el trazo. Una oreja tras una estocada corta.
El primer toro de la función no anduvo sobrado de
nada. Un toro sin fondo, sin fuelle y sin raza. El Cid busco todas las
distancias en una labor hueca y premiosa. De buen sustento técnico. Abrevió después
con el cuarto, un toro deslucido y sin opciones. Gris despedida.
Faena larga la de José Garrido frente al exigente
tercero que tuvo virtudes. Toro de más cuajo que los dos precedentes y una
embestida de más disparo que entrega pero encastada y vibrante Toro de cara o
cruz. Sumó dentro del conjunto. Garrido estuvo mucho tiempo delante. Labor con
claros y oscuros. Mejor las series en redondo, más empastadas. Ese fue el pitón
importante del toro. Por el izquierdo, se quedaba más corto. Hubo fuerte ovación
para el toro en el arrastre. Y ovación también para el extremeño.
Cerró tarde un toro que no tuvo empuje ni
recorrido. Sin definir el toro durante toda la lidia. José Garrido buscó la
distancia corta, buscando un esfuerzo que resultó esteríl frente a un animal
que no quiso embestir. El extremeño trató de cumplir.
VICTORINO MARTÍN - El Cid, Rubén Pinar y
José Garrido
Coliseum Burgos. Toros de Victorino Martin, de dispar presencia
con tres de ellos impropios. Más cuajados 3º y 5º. Dispares de juego. Encastados
2 y 3º; Extraordinario el 5º, bravo, con poder y fondo, premiado con la vuelta
al ruedo. Deslucidos 1º, 4º y 6º.
El
Cid, de azul añil y azabache:
Silencio y silencio.
Ruben
Pinar, de teja y oro: Oreja y dos
orejas.
José
Garrido, marfil y azabache: Ovación
y silencio.
Incidencias: Media entrada. Destacó en banderillas José Otero.
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