viernes, 21 de junio de 2019

CORPUS DE TOLEDO - El magisterio de Juli triunfa con Lorenzo

 Cortan tres orejas cada uno a una manejable corrida de Alcurrucén; queda para el recuerdo la faena de la figura madrileña.
GONZALO I. BIENVENIDA
Toledo

Tres horas después del inicio del festejo, desafinaba la banda de música mientras Álvaro Lorenzo exprimía al melocotón octavo de Alcurrucén. Atrás, pero no en el olvido, había quedado una magistral obra de Juli al sexto toro. Una reposada faena de la figura madrileña en la que aplicó tiempo y ciencia al bondadoso núñez que quería desarrollar su calidad en los vuelos del Juli. La falta de fondo lastró la embestida, pero lo pulseó con tacto Julián hacia delante. Tras la técnica vino el sosegado desmayo. La sonrisa brotaba a la salida de las tandas como si por fin hubiera encontrado la forma de disfrutar y hacer disfrutar. Toledo captó el asentamiento desenfadado de Juli. Un esfuerzo silencioso había hecho con el reservón segundo. La muleta esperaba el derrote del toro para tratar de limpiar la embestida. No regaló nada el anovillado alcurrucén que tuvo la suerte de caer en las manos de Juli. Sin darle importancia, obligó al toro con su bazar de recursos hasta que se acobardó.

Álvaro Lorenzo trató de desplegar todo el prodigio de su capote con el cuarto, que arrolló de salida. La esperanza toledana dejó algunas verónicas de importante trazo. La nobleza del acodado Clarín, la famosa reata de los músicos de Alcurrucén, le permitió hilvanar tandas con intensidad tras el vibrante arranque de rodillas. El cantado temple de Lorenzo apareció con la mano izquierda en la sutilidad de los toques, en llevar y en soltar. Sin mácula, todo fluido. Aun así, el doble trofeo se tornó excesivo. Fruto del calor que sus paisanos -que cubrieron tres cuartos del aforo- quisieron darle al lado de las figuras. Otra oreja logró del octavo, aquel colorao ya mencionado que se fue apagando dentro de su buen condición.

Una sensación rara pareció indicar que Morante y Manzanares se han quedado en fuera de juego tras su ausencia en un San Isidro de tanto contenido. Sin suerte ni inspiración el sevillano, pechó con un soso ejemplar que abrió la tarde y un mirón quinto que nunca humilló.

La espada de José María Manzanares se llevó sus opciones de triunfo. Rápido vio la clase del tercero el alicantino en una faena de inmenso ritmo. La media altura, las tandas cortas y el toreo suave afianzó el contado poder del toro. Más espeso se le vio con el encastado séptimo que fue tardo pero cuando se arrancó lo hizo con todo. No estuvo a gusto Manzanares. Más allá de las diez de la noche sacaron a Juli y a Lorenzo a hombros pero para el recuerdo quedó la obra de Julián López.

ALCURRUCÉN - Morante de la Puebla, El Juli, José María Manzanares y Álvaro Lorenzo

Plaza de toros de Toledo. Jueves, 20 de junio de 2019. Corrida extraordinaria del Corpus Christi. Tres cuartos de entrada.

Toros de Alcurrucén, justitos de presentación y de dispar comportamiento: soso el 1º, reservón el 2º, templado el 3°, noble aunque sin finales el 4º, sin humillación el 5°, manejable el 6°, con casta el 7º y noble aunque a menos el 8°.

Morante de la Puebla, de verde botella y oro. Tres pinchazos y media estocada (silencio). En el quinto, pinchazo y bajonazo infame (bronca).

El Juli, de verde oliva y oro. Estocada trasera (oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).

José María Manzanares, de azul marino y oro. Pinchazo, estocada y un descabello. Aviso (saludos). En el séptimo, dos pichazos y estocada (saludos).

Álvaro Lorenzo, de canela y oro. Estocada trasera y tendida y un descabello (dos orejas). En el octavo, estocada y dos descabellos. Aviso (oreja).

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