BORJA ILIÁN
El mexicano Gustavo Campos ha puesto
banderillas siete veces esta temporada en la Plaza México y siete veces ha
tenido que saludar al tercio, y este domingo hizo su mejor faena y puso el par
de la temporada.
Campos pertenece a una dinastía de
subalternos de tres generaciones; lleva 19 años de profesión y ha toreado 1.400
corridas. Un héroe de plata que jamás sonríe en el ruedo.
- ¿Qué caracteriza el toreo de la estirpe de subalternos Campos?
La sobriedad, hemos sido toreros
importantes de plata, mi abuelo anduvo con Pepe Luis Vázquez, mi papá con todas
la figuras de su época: Eloy Cavazos, Manolo Martínez, David Silveti; mi tío
fue picador. El sello ha sido el profesionalismo y entregar todo para el
triunfo de los toreros. No hemos salido de esta línea desde al año 52 que
empezó mi abuelo.
- ¿Cuál es el valor de la sobriedad en el toreo?
Lo sencillo es lo que más huella
deja, hacer las cosas bien sin el adorno exagerado es más elegante que buscar
el adorno fácil. Es uno de los grandes valores sobre todo en mi profesión de
banderillero, en la que no puedes olvidar tu lugar detrás del matador.
- En una sociedad tan competitiva, ¿qué misterio tiene ser subalterno,
una profesión en la que tu lugar es a la sombra del matador?
Es una vocación de servicio, puedes
ayudar a que alguien triunfe. La magia de ser subalterno en mi caso encierra el
poder de la lidia. Me apasiona ver un toro difícil y hacer que cambie o ver
cualidades a un toro que nadie ve y sacarlas con el capote.
- ¿Algún éxito de algún matador ha sentido que le pertenece?
Claro, varios, y el matador me ha
dicho, por ti cambió el toro. Te puede reconocer la gente pero a fin de cuentas
el que te lleva es el matador.
- Has trabajado con varios matadores, ¿con cuál se ha entendido mejor?
Todos te tratan bien fuera y dentro
del ruedo, he trabajado con (los españoles) El Juli, José Tomás, ahora tengo buena
química con (el mexicano) Sergio Flores con el que siento que hemos formado una
familia.
- ¿Cuál es el que menos necesitaba hablar para hacerse entender?
José Tomás, hay una exigencia muy
grande con él, pero en el ruedo te deja trabajar de la mejor forma. Entiende
que si estás ahí es por algo.
- ¿En qué plazas de México se entiende más el poder, la lidia que antes
mencionaba?
En Guadalajara porque allí el toro
es más grande y están más pendientes de la lidia, la gente es exigente pero
cuando se hacen las cosas bien sí lo valoran.
- ¿Cómo es el público de La Plaza México?
Es una afición dulce que viene a
divertirse aunque se oiga feo, es cálido.
- De esta temporada en la Plaza México en la que has saludado al tercio
en cada intervención, ¿cuál ha sido tu mejor par?
Mi mejor actuación y mejor par es la
de ayer, con capote y banderillas. Por una vez estoy satisfecho, fue mi mejor
tarde en La Plaza México en 17 años.
- ¿Jamás sonríes en el ruedo, ni cuando saludas al tercio?
Nunca sonrío en el ruedo, un simple
detalle puede venir en perjuicio de la lidia.
- ¿Qué banderilleros son tus referentes?
Mi primero mi padre que fue una
figura, Alberto Preciado, el maestro José Antonio Carretero, que para mí es el
mejor del mundo; quisiera ser la mitad de lo que él fue. La muerte de (el
torero y banderillero español) Manolo Montoliu me hizo decir sí o sí debo ser
alguien en el mundo del toro, me obsesionaba, veía el vídeo una y otra vez.
- ¿Qué sientes en la cara del toro cuando reúnes las banderillas?
Siento miedo, incertidumbre, mucha
responsabilidad y al salir de la cara del toro sea como sea de banderillas o al
capote siento una gran satisfacción. Es cuando miras de frente la muerte.
- ¿Qué ves en el toro en ese instante de reunir las banderillas?
Me transmite poder, emoción. / EFE
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