ZABALA DE LA SERNA
@zabaladelaserna
Diario EL MUNDO de Madrid
Paco Ureña y Sebastián Castella, los
dos toreros de Simón Casas, ya son los dos primeros toreros apuntados en el
nueva lotería de San Isidro; Ginés Marín y Diego Urdiales se incorporan al
sorteo.
El lioso nuevo bombo de Simón Casas,
que tanto ha dividido las opiniones y las teorías, ya cuenta con dos toreros
que no son otros que dos toreros de Simón Casas: Paco Ureña y Sebastián
Castella, por estricto orden de alistamiento.
Hombre, se esté más o menos de
acuerdo con el seudo sorteo que reserva para la empresa no pocas bolas, a parte
de las que toca, convengamos que anunciar a dos matadores de la casa de Casas
como los primeros que voluntariamente dan un paso al frente es un tanto burdo.
Pero, bueno, cada cual tiene sus estrategias. Y, como aquí hay muchas, las
explicadas -a trancas y a barrancas- y las que nadie sabe, hay algunas claves
fuera de plano que habría que conocer.
Por ejemplo: ¿Qué pasa con la
corrida de Núñez del Cuvillo comprada para Beneficencia? ¿Y con la de
Victoriano del Río que no está entre las 10 del sorteo? ¿Hay una reserva de
tres y tres por si se cae todo el chiringuito?
De momento, nada se habla de estos
comodines. Pero que, si fueran usados para las figuras que no transijan, Madrid
les esperaría en armas por rehuir el bombo.
Decía yo el otro día en Canal Toros
que si aceptan está castradas y si no, condenadas. Tal es la situación a las
que se les aboca. Partiendo todos de la base de que cansan tantas exigencias de
los ases del toreo sólo pelados por las mismas cuatro ganaderías, los dineros,
las fechas, los compañeros, el uno por delante que ya a partir de los 15 años
de alternativa se hace difícil inventar... Pero haga usted una feria sin ellos
(los Morante, Juli, Manzanares)... Que ven en esto una grieta para dinamitar su
estatus donde otros atisban un San Isidro en proceso de total abaratamiento.
En tiempos de cristal, un desplome,
un crash, del abono sería trágico. Que a mí de todo este ensayo -para 10 tardes
de 34, ojo- es lo que sinceramente me preocupa. Quitando el foco de su órbita,
saquemos a la luz el caso, por ejemplo, de Diego Urdiales tras tantísima lucha.
Después de la tarde biblíca de Otoño -Puerta Grande, tres orejas, la magia de
lo añejo- y aceptar entonces el sorteo puro, ¿de verdad que ahora tiene que
sortear cuando por primera vez en su vida le tocaría pisar moqueta? Es una
putada -y no miento Bilbao- aunque fuera a Beneficencia.
Que va. ¿Y Emilio de Justo, que se
marcó otra Puerta Grande en la otoñada como rúbrica a un año incontestable? Me
quedo con una frase cazada al vuelo: "Emilio ya lleva 10 años en el
bombo". La suscribo al cien por cien. Que cada uno mande en su hambre y en
su dignidad.
Al final, ojalá salga, o no, el
invento de Simón Casas de la manera menos dañina posible para Madrid. De
momento, el cartel más ilusionante de todos los conocidos en 2019 está hecho
sin bombo y por el propio Simón para Resurrección.
Sigamos hablando de toros. Que al
menos eso trae por delante el bombo. O bombito (Arnás).
P.D: Ginés Marín, apoderado por la
FIT, acaba de saltar como el tercero en liza en la lotería isidril. Y Diego
Urdiales como cuarto. Se suman nombres a la espera de la respuesta de las
figuras.
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