El diestro sevillano protagoniza
la segunda de las Lecciones Magistrales de Aula Taurina centrada en su
tauromaquia y su trayectoria en el año de su despedida de los ruedos.
LORENA MUÑOZ
@LorenaLimon
Diario EL MUNDO de
Sevilla
«En Madrid se vive la emoción y en Sevilla el gusto pero el
fondo es el mismo. La clave está en ser uno mismo en todas las plazas»
sentenció Manuel Jesús «El Cid». El torero de Salteras protagonizó la segunda
de las Lecciones Magistrales de Aula Taurina en 2019, año en el que se despide
de los ruedos y que comenzará este sábado mano a mano con Emilio de Justo en
Vistalegre.
«En Madrid era lo que te tocaba, lo importante era vestirte
de torero y torear» recordó el diestro al hablar de sus comienzos de novillero.
«En Salteras pensaban que su hermano Pedro, el Paye, tenía más condiciones.
Fíjense qué difícil es hacer un pronóstico en esto del toro», señaló el crítico
taurino Carlos Crivell, que moderó el encuentro.
«A mi hermano le faltaba lo que a mí me sobraba que era la
afición porque el valor se nos presupone a los toreros», aseguró El Cid que
insistió en que «me siento un privilegiado y un afortunado porque he podido
cumplir mis sueños».
El torero recordó su presentación y alternativa en Madrid.
«Me fui ganando las novilladas una a una. La primera fue el 19 de marzo de
1995. No volví hasta el 98 pero los esfuerzos empezaron a merecer la pena ya
que toreé 16 tardes en Madrid».
Se habló de una fecha crucial: 2003 en Bayona, primera
corrida de Victorino. «Esa tarde fue un antes y un después en mi carrera
profesional. El rabo que corté me sirvió para sustituir a El Cordobés en
Valladolid. Una cornada el 12 de octubre en Sevilla me impidió ir al día
siguiente a Madrid. Me sustituyó Fernando Robleño que salió a hombros. Ambos
compartimos muchos carteles en 2004 como especialistas».
Y el 25 de agosto de 2007 en Bilbao, un acontecimiento «no
superado», según Carlos Crivell, que supuso la encerrona con victorinos. Los
asistentes pudieron ver el video de varias faenas de aquella tarde, comentadas
por el diestro. «Estaba en un momento pletórico y veía toros buenos por todos
lados. La mentalidad es crucial. Creo que el aficionado no olvidará nunca
aquella tarde». Y ofreció un dato curioso. «Perdí tres kilos en dos horas».
Datos y confesiones
La charla continuó con algunos datos estadísticos sobre su
carrera -14 corridas de Victorino en 2004 y 68 en su trayectoria- y muchas
confesiones. «Mi mentalidad siempre ha sido torear bien a las ganaderías más
comerciales y a las más duras», señaló antes de hablar de sus seguidores. «A mi
quien me ha subido arriba ha sido el aficionado y no el espectador por eso me
han exigido mucho cuando no he estado»
Y continuó. «A mi se me exigían que triunfara en Madrid y en
Sevilla todos los años para empezar de nuevo mi temporada». Habló de sus
sambenitos. «Decían que me apoderaba la empresa Pagés y eso es incierto. Me
apoderaban Santi Ellauri y Manolo Tornay que trabajaban para la empresa de
Sevilla. Esa losa me ha pasado factura. He estado en figura de manera
independiente», aseguró.
Igual que la espada. «Si no es por pinchar hubiera tenido 12
o 13 puertas grandes en Madrid. Me gustaba torear allí donde he disfrutado
muchísimo, igual que en Sevilla. Hacer el paseíllo en la Maestranza es lo
máximo». Confesó que aún «no sabe nada en firme» sobre si estará anunciado en
ambas plazas en la temporada de su despedida. Sí que le gustaría «llegar a 30
paseíllos, despedirme en San Miguel y estar en Zaragoza a final de 2019». ¿El
futuro? «Cerca del toro, ayudando a chavales, pero de apoderado no sirvo»,
concluyó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario