Un homenaje a don Carlos Salas,
periodista caraqueño convertido en notario de la historia fundamental de los
toros en Venezuela. Y a mi maestro Carlos Eduardo Misle "Caremis",
caraqueño vocacional y taurino pasional, quien me trazó el camino que para
comprender a Caracas y entender la Fiesta de los Toros había que ser periodista...
VÍCTOR JOSÉ LÓPEZ EL
VITO
@vejotaele
@vejotaele
Le cuento a José Luis Ramón, apreciado amigo y director del
semanario 6 Toros 6, que cuando Juan Belmonte vino a Venezuela hace ya 100 años
exactos, llegaba procedente de El Callao donde abordó el vapor Montserrat.
Juan Belmonte llegó a Puerto Cabello el 5 de marzo de 1918.
Venía de Lima, donde había dejado ilusionada a Julia Cossío, la bonita limeña
que habría de convertirse en su esposa. El enlace matrimonial ocurriría tras de
una brevísima faena entre notarios que debía realizase ante testigos, folios y
documentos, cara a las autoridades civiles peruanas. Entrando en corto y por
derecho, el matrimonio de Juan Belmonte fue un enlace por poder. El mismo día
que Belmonte llegó a Puerto Cabello, abordó uno de los dos Hispano-Suizo que el
presidente de la República, el general Juan Vicente Gómez, su amigo, le envió
para que se desplazara a Caracas.
El viernes 8 de marzo de 1918 Juan Belmonte visitó las obras
del complejo multiuso del Nuevo Circo en funciones de un experimentado
inspector que rendiría información al general Gómez. Fue recibido por el
general Eduardo Mancera, inspirador e iniciador de la obra quien estuvo
acompañado por distinguidas personalidades del gobierno de la República de
Venezuela.
Belmonte le informó a Juan Vicente Gómez de lo qué vió y
cómo lo vio. Lo que fue tomado en cuenta.
A los días de su inspección, el 10 de marzo, Juan Belmonte
inició su temporada de Caracas en el viejo Circo Metropolitano con una corrida
toros procedente de los potreros de Mariara y que como era la costumbre en
Venezuela habían sido seleccionada para
la lidia. Belmonte se presentó en el Circo Metropolitano de Caracas. Lo hizo en
compañía del peruano Luis Canessa y del bilbaíno Rufino San Vicente “Chiquito
de Begoña”, matador de toros vasco con quien había alternado en el Perú en las
plazas de Acho en Lima, Cusco y Arequipa.
El trianero repitió en la capital venezolana el 19 de marzo, tarde de
triunfo a lo Belmonte, es decir entre ovaciones y con salida a hombros por las
calles de la ciudad a hombros de un público enloquecido. La temporada de
Belmonte, exitosa y fascinante como todo lo que le rodeara la vida del trianero
fue de gran estímulo para el remate de las obras del Nuevo Circo de Caracas.
Leemos en el Nuevo Diario, periódico caraqueño afecto al
régimen que “el gobierno del Distrito Federal construyó una red de tranvías con
el propósito de facilitarle a la población el acceso a los diversos
espectáculos, que se programarían en el edificio multiuso. La red de railes
cubría el pavimento del corazón en el viejo casco de la capital venezolana
llegando desde el Boulevard de El Cristo hasta el Nuevo Circo” (El Nuevo
Diario, 7/10/1918).
“Día por día era mayor la expectativa, comentaba ante los
preparativos que la Empresa Nuevo Circo de Caracas para el estreno de este
soberbio edificio que representa uno de los triunfos arquitectónicos más
grandes de los ingenieros venezolanos Chataing y Muñoz Tébar, se había
convertido en objeto de frecuentes visitas al edificio, orgullo de la Caracas
modernizada.” (El Nuevo Diario,
19/1/1919)
A las 4:30 p.m. del 26 de enero de 1919, fue inaugurado el
Nuevo Circo de Caracas con dos toreros vascos en el cartel, dos donostiarras
para más señas que actuaron mano a mano aquella tarde de inauguración. Serafín
Vigiola Torquito y Alejandro Sáez Alé. Los toros procedían de los potreros de
Bucarito, dehesas pertenecientes al general Juan Vicente Gómez. Según el
cronista taurino Vara Rota, el resumen de la corrida es el siguiente: “… palmas
a la Empresa por los esfuerzos realizados. Torquito, colosal. Alé, regular.
Bombita y Niño de Rubio, sobresalientes. Los demás, estorbando mucho” (El Nuevo
Diario, 26/02/1919 y El Universal, 27/02/1919).
LA HERENCIA DEL METROPOLITANO
Hasta esa fecha en Caracas las corridas de toros se
organizaban en el Circo Metropolitano, vieja plaza de toros de la ciudad
inaugurada el 2 de febrero de 1896 por dos toreros gaditanos. Manuel Hermosilla
y Francisco Jiménez Rebujina. El Metropolitano había sustituido las
destartaladas plazas de madera donde se celebraron los espectáculos en tiempos
de la colonia y posteriores a la Independencia. Tuvo un aforo para 4 mil 500
espectadores, y fue escenario para la presentación de afamados toreros y para
el desarrollo de espadas venezolanos que, como Eleazar Sananes Rubito y Julio
Mendoza, se convirtieron piedra angular del escalafón taurino nacional.
El Nuevo Circo fue el escenario más importante para el
desarrollo y proyección de la fiesta de los toros de Venezuela en sus 100 años
de existencia. Aquella, su primera temporada, la de 1919, marcó el rumbo de la
fiesta de los toros por más de ochenta años. Los primeros y muy importantes
pasos se dieron con el toro criollo. Un vacuno que procedía del bos Taurus y
que, por razones económicas y políticas desaparecería absorbiéndole el bos Indicus.
Cruzas que con el paso de los años hicieron del toro criollo un animal
imposible para el lucimiento artístico de los toreros.
LA ERA DE SANANES
El primer triunfo de un torero en la arena del Nuevo Circo
ocurrió el 26 de septiembre de 1920, cuando Alejandro Sáez Alé fue premiado con
un rabo tras ejecutar una faena aclamada por el público. La historia de la fiesta en Venezuela
registra con destacada importancia el arribo a Caracas de Eleazar Sananes
Rubito, torero caraqueño de origen sefardí que venía de Lima, Perú, como
triunfador de la temporada en la plaza de Acho de 1921. Fue recibido en la
Estación del Ferrocarril de Caño Amarillo el 3 de marzo a su regreso de Lima,
ciudad que le reconoció en el triunfo, y, como consta en diarios de la
virreinal urbe, triunfó en la plaza de Acho.
Sananes debutó en el Nuevo Circo el 24 de marzo mano a mano
con Manuel Molina Lagartija y cortó dos orejas saliendo a hombros. A la semana,
en otro mano a mano, toreó con Julio Mendoza, que por años sería su más
enconado rival. El Negro Julio, caraqueño como Rubito, que se convertiría en
gran rival de Eleazar Sananes. Rubito recibiría la alternativa en Madrid, en
tarde de festejo Regio conmemorativo del aniversario de Alfonso XIII, y Mendoza
lo haría en Salamanca, confirmándola más tarde en Las Ventas. Ambos toreros
abrieron un amplio camino en una España generosa en bondades para la formación
de espadas profesionales venezolanos.
La primera y única Corrida Regia celebrada en Venezuela tuvo
lugar en el Nuevo Circo de Caracas el 9 de mayo de 1921. Fue en honor a SAR el
Príncipe D. Francisco María de Baviera y Borbón, corrida en la que participaron
Francisco Rivera Pérez, Rubito y Julio Mendoza. Lleno rebosante en la plaza.
por lo que fue necesario acondicionar la azotea del Palco Presidencial.
LOS BIENVENIDA EN CARACAS
Para la temporada de 1922 se anunció la adquisición en
España de toros procedentes de las ganaderías de Veragua y de Villagodio, reses
adquiridas por el matador de toros Isidro Martí Flores quien, en julio de 1921,
había resultado herido en Beziers, Francia, por un toro de Pérez Tabernero.
Flores, herido y sin haberse curado y por cumplir con la negociación de los
toros españoles para la temporada de Caracas, se embarcó a Venezuela. En el
viaje de agravaron sus heridas y como consecuencia murió en Caracas el 6 de
diciembre de 1921. El 8 de enero de 1922 se celebró la Corrida Homenaje Póstumo
a Flores con cinco toros criollos y uno de Veragua, primer toro español lidiado
en el Nuevo Circo. Actuaron aquella tarde Joselito Martín, Alejandro Sáez,
Rodalito, Carrerito, Rubito y Marinero. En marzo del año 22 hizo su
presentación en el Nuevo Circo Rafael El Gallo. El hermano mayor de Joselito se
presentó tres tardes. Alternó con Angelete y Andaluz. En la corrida del 5 de
marzo, El Gallo tuvo una tarde de inspiración triunfando clamorosamente.
La temporada de 1928, plena de carteles con nombres de
diestros de renombre, logró su cenit el 8 de marzo con la presentación de los
becerristas Pepe y Manolo Bienvenida ¡Todo un éxito! Repitieron los hijos del
Papa Negro el domingo 14 otro triunfo. La tercera actuación de los Bienvenida fue
el 25 de marzo, para la que el general Gómez les regaló a los niños toreros dos
toretes de media casta.
La cuarta presentación consecutiva de los becerristas Pepe y
Manolo Bienvenida fue el 15 de marzo cuando lidiaron toros criollos de don
Emilio Llamozas y dos toretes media casta de La Providencia. Fue la tarde de la
despedida de los hermanos Bienvenida.
GONZALO GOMEZ DUEÑO Y SEÑOR
Al concluir el año de 1928, el coronel Gonzalo Gómez, hijo
del Presidente de la República adquirió la propiedad de la plaza de toros Nuevo
Circo. Entre las reformas que propuso redujo el tamaño del ruedo. Como
empresario Gonzalo Gómez inauguró la temporada invernal de 1930 con toros de su
ganadería La Quebrada, con Victoriano Roger Valencia II como atracción del
cartel y de la temporada. El 9 de noviembre se presentó Cayetano Ordóñez Niño de
La Palma con una impresionante actuación meritoria de las orejas y el rabo de
un gran toro de La Quebrada. Repitió el maestro de Ronda y fundador de la
dinastía el 23 de noviembre para triunfar con corte de tres orejas y un rabo. El
Niño de la Palma y Valencia II alternaron en mano a mano con dos toros puros de
Esteban Hernández, divisa azul celeste, encarnado y blanco y cuatro toros de La
Quebradita el 7 de diciembre.
Relata don Carlos Salas que “Victoriano Roger en su tercer
toro, Lapistero de nombre, negro, meleno, bragado, cuando realizaba una faena a
base de naturales imponentes y adornos sobrios y elegantes al compás de la
música suspendió la faena. La presidencia, a petición del empresario don
Gonzalo Gómez ordenó fuera retirado el ejemplar de don Esteban Hernández a los
corrales, dada su bravura y excelentes condiciones de toros de lidia; se armó
el gran escándalo en el público, que pedía a gritos siguiera la faena. La
protesta fue sofocada por la policía ya que tomaba caracteres de tragedia”. …
Debido al escándalo y protesta en esta corrida, don Gonzalo Gómez, dueño y señor
de la Empresa Taurina y de la Plaza de Toros e hijo del “dueño de Venezuela”,
el General Juan Vicente Gómez, resolvió continuar la temporada en la plaza de
toros de La Victoria, estado Aragua.
MUERE GÓMEZ, EL GRAN BENEFACTOR
En diciembre de 1935 murió el general Juan Vicente Gómez,
quien fuera propietario del poder público y del destino de la República de
Venezuela durante 27 años. Fue Juan Vicente Gómez el hombre que sembró la
fiesta de los toros en Venezuela. Él y sus hijos construyeron plazas de toros,
entre ellas el Nuevo Circo de Caracas y la Maestranza de Maracay además de las
plazas de La Victoria y Arenas de Valencia. Fundó ganaderías como la ganadería
La Quebrada, La Providencia y la de Guayabita con reses de la vacada cordobesa
de Pallarés del Sors, un pie de cría adquirido gracias a su amistad con don
Antonio Cañero y Juan Belmonte.
En 1936 se celebraron 22 festejos en la plaza de Caracas,
uno de ellos de gran importancia para Venezuela organizado el 23 de febrero por
el empresario Capriles Power con toros de Pallarés, que eran entonces propiedad
del Banco Agrícola y Pecuario. La ganadería de Pallarés del Sors fue la vacada
base para la formación de la ganadería prócer nacional, la ganadería de
Guayabita, que en ese momento era administrada por el gobierno que la había
expropiado a los herederos del general Juan Vicente Gómez, difunto presidente
de la República de Venezuela.
La ausencia de Gómez en la cima del poder se manifestó en la
merma de festejos en la temporada del
Nuevo Circo y, hecho notorio, el que un ente público como el Banco
Agrícola y Pecuario administrara la única ganadería de lidia que había en
Venezuela, producto de una selección realizada en Córdoba por don Antonio
Cañero y Juan Belmonte a solicitud de sus buenos amigos los hermanos Gómez
Núñez, hijos del general y grandes benefactores del asentamiento y desarrollo
de la Fiesta de los Toros en Venezuela.
En 1937 se redujo a ocho corridas la temporada, incluyendo
el tradicional ciclo económico. Fueron contratados para el Nuevo Circo Joaquín
Rodríguez Cagancho, Fernando Domínguez, Curro Caro, Alfredo Corrochano, Pepe
Gallardo, Chiquito de la Audiencia, Carnicerito de Málaga, Julio Mendoza y
Juanita Cruz.
EL FRACASO DE DOMINGO ORTEGA
En enero de 1938 fue la presentación del toledano Domingo
Ortega, contratado en Lima por el empresario sevillano Eduardo Pagés, quien
organizó una temporada de cinco tardes en el Nuevo Circo. Llegó el maestro de
Borox con merecida fama de figura. La Empresa de Pagés adquirió toros de la
ganadería peruana de La Viña y el debut de Ortega fue el 10 de enero alternando
con Carnicerito de Málaga para lidiar toros peruanos de La Viña de don Víctor
Montero. Fueron cuatro las corridas con toros de La Viña y una de reses
españolas de Pallarés. El fracaso de Ortega fue absoluto, al extremo de
escuchar los tres recados la tarde de su debut ante los toros peruanos y la
tarde que actuó en solitario con toros españoles del Marqués de Los Altares y
tres de Pallarés.
La ganadería de Pallares, importada por don Florencio y Juan
Vicente Gómez Núñez, hoy las afamadas ganaderías de Benítez Cubero, Lora
Sangran, lidió sus primeros productos nacidos en Venezuela en 1939 con el
nombre y divisa grana y oro de Guayabita. Fue el 17 el de septiembre en una
corrida de toros en el Nuevo Circo organizada por Teodoro Aponte, para la
presentación en Venezuela del gran Lorenzo Garza y la reaparición del zamorano
Félix Rodríguez II. Los toros de Guayabita fueron bautizados con los nombres de
Atrevido, Clavellino, Lunarito, Perdigón, Chaparrito y Castellano, Garza dejó
muy grata impresión, cortándole la oreja a Chaparrito y siendo muy ovacionado
toda la tarde. Se repitió el mano a mano el 24 de septiembre, también con toros
de Guayabita, desiguales en presentación y mansos de comportamiento.
Andrés Gago organizó la temporada invernal de 1939 – 1940,
con reses españolas procedentes de las dehesas del Marqués de Villamarta,
Surga, Felipe Bartolomé, Santa Coloma y Miura y contrató a Manuel Jiménez
Chicuelo, Antonio García, Joaquín Rodríguez Cagancho, el mallorquín Jaime
Pericás ídolo de las damas, Pepe Gallardo y a José Ignacio Sánchez Mejías.
MÉXICO DICE PRESENTE
En 1940 el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser propiedad de
Luis R. Branger, según documento registrado este día bajo el nº 39, Tomo 4,
Protocolo Primero, del Registro Inmobiliario del Segundo Circuito del Municipio
Libertador del Distrito Capital (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones).
Branger compra el edificio a Gonzalo Gómez, quien también le vende la plaza de
Toros de La Victoria.
La temporada de Andrés Gago dejó positivo impacto entre los
aficionados, ello estimuló al empresario Vicente Pastor organizar una temporada
con la Cuadrilla Juvenil Mexicana y reses de Guayabita. Cuadrilla de muy
jóvenes toreros que integraban los hermanos Juanito Vela y Pepe Vela, Manolo
Torres y los banderilleros José Ávila, Antonio Tovar y Raúl Vanegas, siendo los
picadores Jesús Fernández Veneno y Tomás Villegas Agujetas. Director artístico
Eugenio Alvarado. Los novillos de Guayabita resultaron extraordinarios. Juanito
Vela en el quinto novillo cortó las orejas y el rabo el 14 de abril cortó
orejas y rabo y el 21 de abril triunfó con novillos mexicanos procedentes de la
ganadería tlaxcalteca de La Laguna. Manolito Torres fue el triunfador al cortar
dos orejas y rabo al último novillo y salió en hombros de multitud en la plaza
caraqueña. Aquella fue la primera vez que se lidiaron en Venezuela reses de
procedencia mexicana.
Para el 28 de abril se contrató una corrida de la
emblemática ganadería mexicana de Piedras Negras y Manolo Torres volvió a
triunfar en tarde que cortó dos orejas y rabo. De esta temporada surgió una competencia
entre Guayabita y La Laguna, con una gran entrada en el Nuevo Circo triunfando
Juanito Vela y Manolo Torres. Se iniciaba un idilio entre la afición caraqueña
y los toros de México. Sociedad de mutua admiración que se confirmaría en la
temporada de febrero de 1941 con los toros de La Laguna lidiados mano a mano
por Carlos Arruza y Arturo Álvarez El
Vizcaíno quien fue corneado por el sexto toro. Arruza con Polvorín realizó gran
faena cortando las dos orejas y rabo. Completó la temporada una corrida de
Zotoluca y otra de Piedras Negras.
Los nexos de Carlos Arruza y Andrés Gago, torero y
apoderado, crearon vínculos muy fuertes con Caracas y los hermanos Andrés y
Fernando Gago, la plaza del Nuevo Circo y el empresario exitoso que descubrió
la mina del toro mexicano para exponer cada temporada su joyel taurino de ases
españoles por él representados.
LOS DOMINGUÍN
El 6 de julio de 1941 Domingo González Mateo Dominguín presentó
en el Nuevo Circo de Caracas a sus hijos Domingo, Pepe y Luis Miguel. Luis Miguel, el menor, fue el triunfador al
serle otorgado las orejas de uno de los buenos toros de Guayabita. Aquella
tarde nació una relación muy importante entre Caracas y los Dominguín, en
especial con Luis Miguel que fue un torero tan de Caracas. El empresario Carrerito
repitió el cartel el 13 de julio agotándose el papel para la segunda
presentación de los hijos del Tiburón de Quismondo en la capital venezolana, en
las que Pepe y Luis Miguel cortaron orejas y salieron a hombros. La cuadrilla
de los hermanos González Lucas estuvieron integradas por los picadores Manuel
Suárez Aldeano y Luis Pinillos Umeño y los banderilleros Cástulo Martín, Ginés
Hernández Ginesillo, Mauricio de la Rubia, Próspero Herrera Capita y Adolfo
González Manforte… Todos destacarían más tarde en momentos de la historia
grande del toreo en Caracas.
En agosto de 1941 se presentó en el Nuevo Circo el maestro
Fermín Espinosa Armillita Chico, contratado por el taurino español Emilio
Cebrián, quien más tarde destacaría en Venezuela como apoderado de Joselito
Torres. Cebrián representó al Maestro de Saltillo dos tardes en las que
Armillita se presentó en el Nuevo Circo los domingos primero y 8 de agosto mano
a mano con Silverio Pérez. Armillita cortó un rabo la primera tarde y cuatro
orejas y un rabo la tarde del 8 de agosto de 1941.
La temporada de 1943 fue extensa, muy rica en
acontecimientos. Se celebraron 24 espectáculos entre corridas de toros y
festejos económicos originándose una competencia entre importantes empresarios
como don Horacio Carrasquero y el sevillano Andrés Gago. Fue el año de la
presentación de Mario Moreno Cantinflas en Caracas, y la temporada de los
grandes triunfos de Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de Triana.
MANOLETE
Cuando el nombre de Manolete cundía por el mundo, se anunció
en Maracay su presentación para dos corridas de toros organizadas por Andrés
Gago. Hubo la intención que antes se presentara en el Nuevo Circo pero las
autoridades taurinas del Distrito Federal no autorizaron las reses de Guayabita
por no reunir el trapío los ejemplares seleccionados para la presentación del
“monstruo” en Venezuela. Andrés Gago, enamorado de Venezuela y consciente de lo
que significa Caracas solicitó el permiso para presentar a Manuel Rodríguez
Manolete en el Nuevo Circo. Lo hizo en
un festival el 19 de mayo de 1946.
A través de sus 100 años y permanente actividad taurina en
el Nuevo Circo se han celebrado muchos y muy importantes festivales, pero aquel
de Manolete fue trascendental por su significado y porque cuando aún con el
sabor de lo disfrutado en la arena, lo vivido en la plaza y en la ciudad, los
aficionados sufrieron del impacto de su trágica muerte en Linares. El festival
se celebró a beneficio de la Campaña Nacional de Alfabetización con novillos de
Guayabita. El cartel estuvo integrado por Rafael Vega de los Reyes Gitanillo de
Triana, Manolete, Julio Mendoza y los hermanos Oscar y Ricardo Martínez. Este
festival fue el adiós de Manolete a Venezuela, y su despedida de América porque
a dos meses y días la muerte le esperaba en el pitón izquierdo del toro Islero
de la ganadería de Miura en la plaza de Linares cuando el cordobés murió
matando.
IDILIO PROCUNA Y CARACAS
En diciembre de 1946 la Empresa de Alejandro Arratia Oses,
hombre de radio y de mercadeo muy ligado a la fiesta, presentó primera corrida
de la Temporada con toros mexicanos de La Trasquila. Contrató a un grande en la
historia taurina criolla, Julio Mendoza, que en su reaparición en el Nuevo
Circo cortó tres orejas y rabo, Luis Procuna estuvo fatal, viendo irse un toro
al corral y el León de León Antonio Velásquez estuvo voluntarioso. Para la
segunda corrida, el 15 de diciembre también con toros de La Trasquila y de
Guayabita el mexicano Luis Procuna se convertiría en ídolo de la afición de
Caracas gracias a su triunfo sin precedentes en Caracas. El Berrendito de San
Juan cortó las dos orejas, el rabo y una pata del bravo toro Caraqueño de La
Trasquila tras una emotiva y muy original faena rematada con soberbia estocada.
Desde aquel 15 de diciembre de 1946 Caracas tuvo un torero
que solo otro Luis superaría en afecto e idolatría, Luis Sánchez Olivares
Diamante Negro. Procuna alternó aquella con Antonio Velásquez y Julio Mendoza.
Y LLEGÓ EL DIAMANTE
La temporada de 1948 comenzó con los malos augurios
desplegados durante la Temporada del Instituto Nacional de Alfabetización con
los estruendosos fracasos de madrileño Manolo Escudero, y del cordobés Agustín
Parra Parrita, que se presentaron junto a Paquito Muñoz y el carabobeño Oscar
Martínez ante los toros de Guayabita cuya mansedumbre provocó la suspensión adelantada
de los festejos anunciados por el empresario Cayetano Pastor.
El 28 de noviembre fue el debut en Venezuela como matador de
toros de Luis Sánchez Olivares Diamante Negro. Un torero de gran importancia en
Venezuela por su relación de ídolo con el pueblo de Caracas. Era el regreso de
Luis Sánchez a Venezuela, luego de una brillante campaña como novillero puntero
que abrochó con una alternativa de lujo en 1948, el 29 de septiembre, en Granada
de manos de Paquito Muñoz con el testimonio del sevillano Manolo González con
el toro "Estornino" de Félix Moreno Ardanuy. La corrida del debut del Diamante Negro en
Venezuela fue organizada por el matador de toros Raúl Acha Rovira, con toros de
Vistahermosa de don Francisco García, de Bogotá, Colombia. El festejo se
celebró a las dos de la tarde y no a las cuatro como es la tradición en
Caracas. La situación política generada por el Golpe de Militar en contra del
presidente Rómulo Gallegos, autor de Doña Bárbara provocó los cambios.
A la hora de la corrida había toque de queda, tanquetas en
las calles, colas frente a las taquillas y llenos los graderíos del Nuevo
Circo. Una nación desobediente, por ver al Diamante Negro. Había nacido el
ídolo de multitudes, nunca antes en la historia venezolana se conocía un caso
igual, parecido había sido el de Eleazar Sananes Rubito, pero no con la
intensidad popular que provocaba Luis Sánchez por quien la afición de Caracas
“vendería su colchón” para ir a los toros.
Luis Sánchez Olivares Diamante Negro en 1949 encontró la
otra cara de la rivalidad artística, y fue con el valenciano Alí Gómez, matador
de toros con alternativa en la Monumental Plaza México investido por Lorenzo
Garza. Eran dos matadores de toros criollos que llenaron a la afición por
instantes. Fue ilusión de un día de una pareja que como barca sin timón en
manos de sus apoderados navegó sin rumbo y al garete. Sus apoderados, tan
ambiciosos que dejaron ir entre los dedos de sus avaras manos autenticas
fortunas.
El 11 de diciembre de 1949 en el Nuevo Circo con una corrida
colombiana de Francisco García, ocurrió lo que esperaba la afición: se
reunieron Luis Miguel Dominguín, Antonio Velásquez y Diamante Negro. Los tres
diestros cortaron orejas y rabos y salieron de la plaza por la Puerta Grande.
El público los paseó a hombros por las calles del corazón de la ciudad antigua
y los llevó hasta la Plaza Bolívar. Por ellos había esperado la afición y
también la plaza de Caracas. Las barreras fueron cubiertas por el Cuerpo
Diplomático acreditado en Venezuela, en representación de la Unión de
Repúblicas Socialistas Soviéticas y de los Estados Unidos de América
representados por sus Embajadores. Un lleno impresionante y una atención
política sembrada por la situación tensa de la política de Guerra Civil
Española, la Guerra Mundial y Venezuela que se abría al mundo como una
importante potencia petrolera… y en la arena tres grandes toreros se jugaron la
vida ante bien presentados y muy bravos toros de Francisco García. Ha sido una
de las tardes históricas en los anales del Nuevo Circo de Caracas.
LA HEGEMONÍA GIRÓN
Diamante Negro abrió caminos en España, senderos que muchos
venezolanos emprendieron destacándose entre todos la dinastía de los hermanos
Girón fundada por el maestro César Girón y que integraron sus hermanos Rafael,
Curro, Efraín, Freddy y Pepe Luis cada uno de ellos autor de una página
importante en los anales del Nuevo Circo de Caracas. César, figura universal de
la fiesta, Curro, primerísima figura del toreo.
Todo comenzó el primero de octubre de 1950 en el Nuevo
Circo. Mano a mano entre César Girón y el alumno preferido del maestro Pedro
Pineda, Moreno Sánchez en el Nuevo Circo con novillos de Cayetano Pastor.
Moreno Sánchez fue lesionado por el primero de la tarde, Girón se quedó con la
novillada la despachó de cinco estocadas, un pinchazo y le cortó las orejas y
el rabo abriendo la Puerta Grande del
Nuevo Circo. Fue tal el escándalo que armó Girón que a la semana le repitieron,
y volvió a triunfar impresionando a Fernando Gago que desde ese instante se
convertiría en su apoderado. Fernando, hermano del ya muchas veces mencionado
Andrés Gago apoderado de Carlos Arruza en España.
Los triunfos de Girón en Caracas se repetirían como cuentas
milagrosas de un bendito rosario de éxitos. El Nuevo Circo se convertiría en el
patio de este gallo, el reñidero donde César Girón los esperaría a las figuras
del toreo consagrados en España y en México, año tras año haciendo de Caracas
un bastión irreductible de la causa torera de Venezuela. Curro siguió desde el
día de su presentación junto a Antonio Ordóñez y El Calesero el ejemplo de su
hermano mayor. Con Rafael y Efraín abrirían la Puerta Grande del Nuevo Circo
las tardes cuando los cuatro hermanos actuaban en el cartel, llenando la plaza
de público y la arena de competencia.
Es un largo camino el de la hegemonía de los Girón en
Venezuela y Sudamérica con el Nuevo Circo como cuartel. Un período que abarcó
desde aquella presentación en 1950 del novillero César Girón hasta finales de
los años ochenta cuando Curro en el ocaso de su brillante carrera defendía la
enseña de la más importante casa torera de Venezuela: la Dinastía Girón.
Los hermanos Rafael y Curro debutaron en Caracas una tarde
de apoteosis para la dinastía el 3 de febrero de 1957 cuando abrieron la puerta
Grande del Nuevo Circo luego de triunfar con toros de Santo Domingo. Curro
Girón cuatro orejas y un rabo, Rafael una y César Girón una oreja. El 10 de
noviembre de 1957 un toro de Peñuelas
hirió a Diamante Negro al entrar a matar. La oportuna e inteligente
intervención de don Angel Peralta le salvó la vida al ídolo nacional. Manzanero
fue el nombre del toro heridor, y sus orejas le fueron llevadas al torero en la
enfermería.
También con la divisa de Santo Domingo, 20 de julio de 1958,
se presentó en el Nuevo Circo el emeritense César Faraco venía triunfar en
Madrid el día de su alternativa. Faraco llenó de ilusión a la afición con su
triunfo en Caracas, cuando le cortó las orejas a su primer toro. Faraco repitió
por este triunfo ante una corrida de Zacatepec pero resultó gravísimamente
herido. Fue el 30 de noviembre cuando alternó con Alfredo Leal, debutante y
Curro Girón triunfador de la tarde.
En 1963 murió el propietario del Nuevo Circo de Caracas, Luis
R. Branger; la plaza de toros pasa a ser propiedad de Bárbara Rutmann de
Branger (viuda del difunto) y sus hijos Elena Branger de Valladares, Leopoldo
Luis Branger Rutmann y Rafael María Branger Rutmann, según Planilla Sucesoral
Nº 49 de fecha 17/01/1963, agregada al Cuaderno de Comprobantes bajo el Nº 131,
folio 239, primer trimestre, del Registro Inmobiliario del Segundo Circuito del
Municipio Libertador del Distrito Capital.
PEPE CÁCERES SE PLANTA EN LA ARENA
El maestro colombiano Pepe Cáceres ha sido uno de los
toreros emblemáticos de la historia del Nuevo Circo. Lo fue por su rivalidad
frontal ante César y Curro Girón. La tarde de su debut en Caracas 1963, con
toros de Piedras Negras, Cáceres cuajó una hermosa faena que la prensa calificó
como “La faena de cristal”, pues aunque César Girón fue el triunfador con dos
orejas, el colombiano habiendo cortado una fue el más destacado.
Manolo Chopera y su socio Sebastián González tomaron el
timón en la dirección empresarial del Nuevo Circo e introdujeron en la
organización de los festejos interesantes cambios aprovechando su conexión con
plazas como San Cristóbal, Barquisimeto y Valencia. La venta de abonos para la
temporada fue de gran impacto y el agregado de festejos emblemáticos como La
Corrida de la Prensa fue otro.
La primera Corrida del Círculo de Periodistas Deportivos
(CPD) la primera Corrida de la Prensa que se organizó en 1964 con la
participación de José Manuel Pérez Pérez y Abelardo Raidi. Toros de Santín 3,
Guayabita 2 y Pastejé 1 formaron el encierro del festejo se celebró el 19 de
abril de 1964. César Girón división de opiniones, pitos y una oreja, y Pepe
Cáceres aviso, silencio y silencio. Juan Corso sobresaliente de espadas. Mano a
mano, lleno con el papel agotado. César Girón fue premiado con el trofeo Pluma
de Oro del CPD. Se inició esta tarde un
clásico del toreo en Venezuela, cuya sede el Nuevo Circo marcaría un hito
histórico en nuestra tauromaquia. Hasta que las circunstancias económicas
provocaron que se sustituyera al Nuevo Circo por la plaza Monumental de
Valencia como el escenario de la Corrida de la Prensa.
EL CORDOBÉS TAMBIÉN PASÓ POR CARACAS
Una transición de actividades taurinas hacia la plaza de
Valencia ocurrió con la llegada de Manuel Benítez a los carteles en Venezuela.
La presencia de Manuel Benítez El Cordobés, sus honorarios, influyó directamente
en los cambios de sede. La noche del 10 de noviembre de 1964 marcó el camino.
El Cordobés por haber caído heridos Emilio Oliva y Sérbulo Azuaje tuvo que
despachar en solitario una corrida de San Mateo que le sacó de quicio y
despachó entre broncas. El Nuevo Circo de Caracas no fue plaza para el torero
de Córdoba, aunque desde un inicio se le esperó con ilusión, admiración y
curiosidad no hubo empatía con la afición capitalina. Todo lo contrario con
otros toreros que Caracas hizo suyos desde el primer instante, tal fue el caso
de Antonio Chenel Antoñete quien, precisamente en una Corrida de la Prensa
(1967) cuajó un toro de Reyes Huerta que le abrió la puerta de par en par. Fue
una tarde en la que compartió cartel con Antonio Ordóñez que escuchó sendas
broncas en sus toros y Curro Girón dos orejas y ovación.
El grupo de figuras del toreo que hizo de Caracas una escala
obligada en su campaña durante el invierno español estaban Paco Camino, Diego
Puerta, Antonio Ordóñez y el grupo emergente de toreros mexicanos integrado por
Manolo Martínez, Eloy Cavazos y Curro Rivera quienes en oportunidades eran
impuestos por los propios ganaderos aztecas cuyas reses eran base fundamental
de la temporada de Caracas.
GREGORIO QUIJANO Y SU SIEMBRA
En los años setenta, un visionario llamado Gregorio Quijano
transformó a la afición de Caracas y las funciones del Nuevo Circo de Caracas,
sembrando temporadas de novilladas muy activas. Ello provocó una mayor
actividad en la plaza, no solo a nivel de los espectáculos sino en las
funciones de la actividad, las escuelas taurinas, las peñas de aficionados, los
gremios taurinos incluyendo las asociaciones de ganaderos. Fue Quijano un
luchador infatigable en beneficio de la fiesta desde que procedente de Santander
llegó a Caracas con sus hermanos Quijano San Miguel. Lideró el sindicato de
banderilleros que se enfrentó con grandes empresas como la de Manolo Chopera y
de otras nacionales que contrataban las cuadrillas y servicios para las plazas
donde celebraban espectáculos.
El enfrentamiento con los poderosos lo asoció con Jerónimo
Pimentel que para la época manejaba las plazas de Bogotá y de Cali en Colombia
con vínculos muy fuertes con ganaderías neogranadinas que le servirían a
Quijano para la temporada de novilladas en Caracas, primero, y más tarde en
otras plazas venezolanas.
Estas temporadas organizadas por Taurivenca primero, y más
tarde por Gaprofica, la empresa formada por un grupo de ganaderos que
encabezaron Hugo Domingo Molina, Orlando Echenagucia, Sebastián González y
Alberto Ramírez Avendaño y el empresario Roberto Marubini que se inició en los
festejos menores para luego organizar la Corrida de la Prensa en Valencia y las
temporadas de la Plaza de La Chinita de Maracaibo, animaron la formación de toreros
en Venezuela, en temporadas para las que se contrataban espadas de Colombia,
México y de España junto a los criollos venezolanos. Muchos de ellos llegaron a
la alternativa, y varios al rango de figuras en sus tierras tal fue el caso de
Enrique Calvo, Jorge Herrera en Colombia, Marcos Ortega, Jorge Gutiérrez y
Alfredo Gómez en México y en España Angel Majano, y en Venezuela muchos que se
formaron en diversas temporadas organizadas por distintas empresas.
El Nuevo Circo, además de La Corrida de la Prensa, en su
momento estelar fue el escenario de las corridas del Cuerpo de Bomberos, Cuerpo
Técnico de Policía Judicial PTJ, Ejército Nacional, Policía de Caracas, Colegio
de Abogados, Instituto Nacional de Deportes y de la Feria de Caracas en
temporadas por abono que se realizaban cada año entre noviembre y diciembre
habiendo sido promotores de estos festejos empresarios como Manolo Chopera,
Sebastián González, Julio García Vallenilla, Curro Girón, Alberto Vogeller,
Carlos García Vallenilla, Jerónimo Pimentel, Hugo Domingo Molina entre otros.
SILVETI Y BENÍTEZ CON LA CRUZ DE HIERRO
La última corrida de toros celebrada en el Nuevo Circo de
Caracas fue organizada por el empresario Roberto Marubini, el 2 de marzo de 1997.
Fue el festejo del Cuerpo de la Policía Técnica Judicial (PTJ) con toros de la
ganadería de La Cruz de Hierro, vacada propiedad de don Orlando Echenagucia
Hernández y de su hijo Pedro Vicente Echenagucia. Fueron contratados dos
toreros emblemáticos para la afición de Caracas, triunfadores en anteriores
oportunidades, toreros que siempre acompañaron a la divisa de La Cruz de Hierro
en sus momentos más difíciles y que, entre ellos, mantuvieron una muy torera
rivalidad. Del resultado del festejo en
su ficha técnica se resumiría: Alejandro Silveti (Bronca tras 1 aviso, Silencio
y 2 orejas) y Leonardo Benítez (Silencio, 2 orejas y Palmas). Mano a mano.
Sobresaliente: Ramón Guevara. Vuelta al quinto toro, lidiado por Alejandro
Silveti “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos. Ultima corrida celebrada en el
“Nuevo Circo”. Triunfador: Alejandro Silveti y Leonardo Benítez Orden de lidia:
1°) “Inocente”, número 75, 490 kilos; 2°) “Rey del Campo”, número 89, 461
kilos; 3°) “Lancero”, número 83, 475 kilos; 4°) “Pies de Liebre”, número 96,
451 kilos; 5°) “Pies de Lobo”, número 90, 454 kilos y 6º) “Indio Libre”, número
73, 503 kilos.
Más tarde se despidió la fiesta de los toros del Nuevo Circo
de Caracas con una temporada de novilladas organizada por la empresa del grupo
de ganaderos Gaprofica, integrada por Hugo Domingo Molina, Sebastián González,
Alberto Ramírez Avendaño y Orlando Echenagucia Hernández. Fue el 29 de julio
1997 el último festejo taurino celebrado en la plaza del Nuevo Circo. Se
lidiaron novillos de Luis Gandica por los novilleros Javier Cardozo (Vuelta y 1
oreja), Morantes Pérez (Vuelta y Silencio tras 1 aviso) y Dionner Mendoza
(Vuelta tras 2 avisos y Vuelta). Presentación en Caracas de Dionner Mendoza con
el novillo “Jalisco”, número 82, 409 kilos
VÍCTIMA DE LA CORRUPCIÓN
Hoy la plaza está abandonada, llegando a este estado por
causas de la corrupción de los gobiernos de la ciudad de Caracas, la
indiferencia de quienes fueron sus propietarios de última hora que públicamente
consideran que en Caracas las corridas ya no constituyen un evento rentable, y
resulta menos costoso mantenerlo cerrado.
Rafael Branger, dueño del Nuevo Circo, decide cerrar sus
puertas. El 13 de noviembre de 1998 la Resolución Nº 012-98, dictada por el
Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural, el Nuevo Circo de Caracas es
declarado “Bien de Interés Cultural de la Nación” (Gaceta Oficial, 13/11/1998).
La familia Branger intenta recurso de reconsideración de la
Resolución Nº 012-98 ante el Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural e
interpone recurso jerárquico ante el Ministro de la Secretaría de la
Presidencia (Tribunal Supremo de Justicia, Decisiones). Tras el fallecimiento
de Leopoldo Branger Rutman, el Nuevo Circo de Caracas pasa a ser propiedad de
Rafael María Branger Rutmann, Wilma Martínez de Branger, Wilma Elena Branger
Martínez, Luis Francisco Branger Martínez, Elizabeth Branger Martínez de Páez
Pumar, Leopoldo Branger Martínez y Alexandra Branger Martínez (Tribunal Supremo
de Justicia, Decisiones).
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