Toros de Núñez del Cuvillo para Morante de la Puebla , Manzanares y David Mora.
Morante de |
BARQUERITO
LOS TAURINOS viajeros dicen que la corrida más brillante de lo que se lleva de verano fue no hace ni un mes el mano a mano de Morante y Manzanares en El Puerto de Santa María. Con toros de Núñez del Cuvillo. Los carteles de Bilbao se cerraron bastante antes de que el mano a mano del Puerto corriera de boca en boca. Morante es un torero tan singular que encarece el mano a mano que sea: le da carta de naturaleza, lo puede calentar y provocar. Es un torero con partidarios. No hay torero que no los tenga –por ejemplo, Manzanares- pero Morante es torero de partido y partidarios. Si se toma partido por Morante, se abraza una causa.
Se habla de “tardes históricas”, del “torero eterno”, etcétera. No está siendo la mejor de las últimas cinco campañas de Morante, que han sido las más regulares y abundantes de su carrera, pero Morante, privilegiado torero de inspiración –arte, técnica, valor-, se descuelga casi en el instante que se le antoja. Es un torero de puro antojo. No hay ninguno como él. No hay ninguno que haya estudiado tanto las fuentes del toreo clásico: lances sacados de fotos y cuadros rancios y antiguos y, entonces, parece que el de la foto y el del cuadro salen del marco o de su carne sepia y se transfiguran en Morante. Ese es el privilegio.
Bilbao no ha sido plaza propicia para Morante. Ni tampoco del todo redonda para Manzanares, por cierto. Pero los toros de Cuvillo les caen a los dos como llovidos del cielo. O son maná. Este año de Manzanares, que sería redondo si no fuera por las lesiones arrastradas de brazo y vértebras, viene marcado por sus triunfos con toros de Cuvillo. Uno señaladamente: el de la Feria de Abril. Una tarde de las de comer perdices: toro indultado, y toro impecable. De esos tiene unos cuantos Cuvillo, que es, después de Alcurrucén, la ganadería más larga de España. Para Bilbao, para Pamplona, para Sevilla, para Madrid, etcétera. En todas las ferias mayores ha estado Cuvillo. No por casualidad.
Una grave lesión cuando mataba a puerta cerrada en Salamanca un toro hace dos semanas ha dejado a Leandro fuera de combate. Suya fue una de las faenas grandes de las Corridas Generales de 2010. Se ha torcido el destino. Por Leandro entra el torero del verano: David Mora, que no estaba en cálculos de casi nadie a principios de año. Con sus maneras antoñetistas, su valor cabal y su sentido del temple, David cabe dentro de este cartel como si el destino se lo hubiera puesto. Regalo de los dioses. ¡Atentos a la jugada!
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