domingo, 21 de agosto de 2011

ASTE NAGUSIA 2011 – PRIMERA CORRIDA DE ABONO: No pasa nada, tres orejas


Una de rejones sin mayor interés, larguísima, y un descafeinado encuentro en la cumbre de Pablo Hermoso y Diego Ventura. *** Leonardo sale ileso de un aparatoso percance.
 
BARQUERITO

SE SOLTARON CON divisa los seis toros de los Sánchez de Salamanca. Parece chocante simpleza pero los Pérez y los Sánchez son los apellidos mayores del campo charro. Los Pérez trabajan poco el toro de rejones. Los Sánchez, donde encontraron cobijo algunas ganaderías de procedencia Murube, no han dejado de estar en la pomada. El rescate de este hierro de los Herederos de Ángel Sánchez y Sánchez –el histórico hierro de Trespalacios- se debe a los hermanos Chopera, y de paso a Pablo Hermoso de Mendoza, que en esa aventura han ido de la mano. El pasado martes se jugó en San Sebastián, y lo toreó Pablo Hermoso, un toro de los Sánchez de memorable bravura. Un tejón.

De los Sánchez era esta corrida que abría abono en Vista Alegre. La primera que mataba Diego Ventura en Bilbao. La enésima tarde de Hermoso en estos pagos, donde la corrida de rejones se ha convertido en peaje imprescindible. Sin Pablo, no se sabe que pasaría ni qué pasará. Leonardo, discípulo o émulo todavía de Pablo y Diego, ya había andado por aquí otras veces.

Con divisa se sueltan últimamente en Sevilla los toros de rejones. Pero no en Madrid. Después de la divisa se llevaron estos seis de Bilbao lo suyo. Cobraron de lo lindo. Dos rejones de castigo, que duelen, pesan y aploman. En las ganaderías de sangre Murube, y en corridas preparadas para compromisos mayores –éste mismo, por ejemplo-, es común que se vengan arriba los toros. Pero no hay excepción sin regla, y aquí fue la excepción. Con sus matices. Tampoco se vino abajo ninguno de los seis toros. El último de los seis, pavo espléndido de 578 kilos, hizo amago y ademán de rajarse, lo tentaban la puerta y la manga de corrales y toriles, y, si anda listo, se va.

Fue, por lo demás, toro bravo: de galopar y no dolerse, pronto y descolgado. Pero se raja el más pintado de pronto. Para toro bien pintado ése, que se llamaba «Aldeano». La reata de los «Aldeanos» es histórica dentro de los encastes Murube, porque será de las más fecundas que registren los libros de ganaderías. Los libros que se conservan. Las ganas de saltar el toro la tapia –la barrera- nada más aparecer y la manera de soltarse en un principio fueron indicios equívocos, pues se piensa que solo pretende saltar el manso y no el bravo, y a veces es justamente al revés. El público de la corrida de rejones del sábado es en Bilbao otro público. No de sábado, sino de domingo. Impresionable, fácil de contentar. Se celebra de un toro la conducta impropia o imprevista. ¿Público orejero? Las orejas cuentan más que el propio toro que las lleva. Bravo el sexto de los Sánchez, que llevaba dos colgando; bravo el quinto, que también las llevaba, pero lo dejó Ventura mareado, molido y tundido, y hasta le dejó en el testuz un sombrero que se pasó la tarde entera de acá para allá.

El sombrero cordobés de Ventura, que vuela como un plato de playa en ese inefable “¡Va por ustedes…!” y se posa en la arena, pero de pronto ya no está el sombrero donde se había posado, y alguien se lo ha llevado. Alguien de la cuadrilla. Y lo devuelve. Y de pronto otra vez tiene Ventura en la mano el sombrero. El mismo sombrero que este lindo quinto toro de corrida se encontró a última hora puesto en el flequillo, se lo colocó Ventura y no le encajaba.

Trabajan todos: el toro, los caballos, el que monta los caballos, el que sirve al jinete los rejones, las farpas y las banderillas, y hasta el sombrero. Y trabaja como el que más el del bombo de la banda de música: con tanto ardor que, entre vuelo y vuelo de sombrero, y mientras los caballos torean, se oyen por separado tantos sonidos que cuesta abrir los oídos y los ojos. Si se moderara en dosis, la música de las corridas de rejones ganaría sentido. En Sevilla, canon de estos negocios, se guarda la costumbre de regar con música espaciada las faenas de toreo a caballo, y la banda calla cuando sale de escena el rejoneador, no se arranca tan automáticamente, y para cuando le parece. A los propios caballos, animales de fino oído, se les hará extraña esa música tan batida por el bombo. Y a otros animales.

Además del castigo del bombo, y de los dos rejones de castigo no siempre puestos donde menos duele sino todo lo contrario, los toros hubieron de aguantar lidias erráticas, porque no hubo una sola faena pensada ni resuelta ni medida ni bien reunida. Serían los nervios del encuentro: era la primera vez que coincidían en Bilbao Hermoso y Ventura, y ni el uno ni el otro. Ventura, por estar tan pendiente del sombrero; Hermoso, porque no andaba con apetito. Los dos marraron en los rejones de castigo, y a Pablo se le fue la mano abajo cuando no marró; no a Ventura, que ganó en precisión. Pero Ventura acabó dejando lomo y morrillo del segundo como un acerico, y el toro, que era bravito y de fondo, se aplomó. Se aplomó el primero, que terminó por aconcharse.

El duelo de Hermoso y Ventura –¡tanto verbo intransitivo!- vino a ensombrecerse cuando el tercero de la tarde se llevó por delante a Leonardo Hernández y su caballo en un error del jinete –mal cálculo- y quién sabe si no un patinazo del caballo al irse de la mano. Estuvo a punto de producirse una escabechina, porque, de bravo, el toro hizo presa en el caballo. Salió al quite todo el mundo. Leonardo se mantuvo sereno. Superar ese golpe fue prueba de madurez. Pero un aviso.

Pablo volvió a estar poco preciso en el tercio de castigo del cuarto, pero templado y certero en banderillas con sus dos estrellas de esta baza: «Chenel» e «Ícaro». Pero también Ventura marró al castigar al quinto. Luego, en ataques al pitón contrario, se vivieron con el propio Diego en escena los momentos más importantes de la corrida. Gran caballo es «Nazarí». Y una tanda de mordiscos en el cuello del toro a cargo de un tordo «Morante» mientras se buscaba el sombrero de ida y vuelta. Tres orejas. Nada relevante.

FICHA DEL FESTEJO
Seis toros despuntados para rejones de Ángel Sánchez y Sánchez. Muy castigados y movidos. Quinto y sexto fueron los de mejor condición.
Pablo Hermoso de Mendoza, ovación y una oreja. Diego Ventura, saludos y una oreja. Leonardo Hernández, silencio y una oreja.
Sábado, 20 de agosto de 2011. Bilbao. 1ª de las Corridas Generales. Tres cuartos largos. Bochorno.

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