Los dos novilleros cortan tres
orejas y salen a hombros junto al ganadero de Fuente Ymbro, Ricardo Gallardo,
que lidió una gran novillada. El último precedente se remonta a 1970 con
Limeño, Palomo Linares y El Hencho con la corrida de toros de Miura.
CARLOS CRIVELL
Colosal espectáculo en la Maestranza de los que justifican
una Fiesta y una afición. Un festejo que reivindica el toreo y en un marco que
necesitaba triunfos de esta altura. Un gozo para los aficionados que han vivido
el año entre sobresaltos. Dos novilleros, por la Puerta del Príncipe; una
novillada de Fuente Ymbro de calidad excepcional. Borja Jiménez y José Garrido
han escrito una página de oro. Hay futuro, hay semillas nuevas para la
esperanza. Y hay ganado en el campo bravo, piedra de toque fundamental para que
el toreo alcance su mayor grandeza.
El último precedente de una tarde triunfal se remonta a
1970. En esa ocasión, en corrida de toros, los tres matadores salieron a
hombros por la Puerta del Príncipe. Fueron Limeño,
Palomo Linares y El Hencho con la corrida de Miura
que cerró la Feria el 19 de abril.
Ricardo Gallardo
soltó una novillada sensacional. Se llevó los máximos honores el segundo, para
el que se pidió la vuelta al ruedo, pero no deben quedarse atrás el quinto,
encastado, y el sexto, con un pitón derecho de ensueño. La prontitud, la
fijeza, la duración, todo fueron virtudes que atesoraron los utreros. No todos
fueron iguales, el primero acusó pocas fuerzas. Alguno se apagó antes de lo
previsto. Poca cosa.
Para que una novillada llegue a tan buena nota debe haber
lidiadores capacitados. Los hubo, sobre todo por la actitud y capacidad de los
dos triunfadores. A Fernando Beltrán,
debutante valenciano, le cayeron en suerte los dos de menos posibilidades.
La tarde de Borja
Jiménez fue de ensueño. El debut ideal para un chaval tan nuevo, pero que
dejó muy claras sus intenciones desde que se fue a portagayola con el segundo.
El novillo fue bravo de verdad. Y tenía un pitón izquierdo inmenso. Borja Jiménez comenzó con pases por la
espalda, templó con gusto por la derecha, para acabar bordando el toreo por la
izquierda. El final fue apoteósico con las trincherillas y uno del desprecio
que nos recordó a un paisano suyo, también de Espartinas, en el día de su eclosión
en 1984. Las manoletinas finales fueron la guinda. La plaza era un clamor
porque Borja además de torear muy
bien había transmitido su energía y alegría torera al tendido. Las dos orejas
cayeron tras una estocada algo delantera pero fulminante.
Completó su tarde en el quinto. Se fue a portagayola para
reafirmar su entrega. Brindó a su hermano Javier
y con un novillo enrazado, fue esta vez un torero inteligente para darle sitio
entre pases y templar hasta el infinito. Esta faena fue de mayor dominio de la
mano derecha. Le echó garra al final y de nuevo se fue tras la espada con
furia. La Puerta del Príncipe estaba abierta.
Pero la tarde tenía otro protagonista. De José Garrido ya se sabía, porque el
toreo tiene sus mensajes que circulan de boca en boca, que es un torero hecho y
derecho. Lo puso de manifiesto en las chicuelinas del quite al segundo. Su
capote fue una delicia toda la tarde. Bordó la verónica con un acento personal
al cargar la suerte. En un quite al sexto, la banda de Tejera se lanzó a tocar
ante la excelsitud de los lances.
Sus dos faenas tuvieron como denominador común la seguridad
de un torero con el oficio bien aprendido, el valor sin descomponerse y el buen
gusto. Toreó largo y templado al tercero, muy encastado, con los toques justos
y algunos pases de pecho de duración extraordinaria. Todo lo mejoró con el
sexto, sobre todo en dos tandas enormes con la derecha, la mano muy baja y el
cuerpo encajado, en los que Sevilla vibró entusiasmada ante una demostración de
capacidad y de calidad. Faltó mejor acoplamiento por el pitón izquierdo, un
detalle que puede poner en tela de juicio la segunda oreja. Se tiró a matar o a
morir en ambos. Tres orejas como premio a una tarde competa la de este
extremeño, otro más, que sale disparado de la Real Maestranza.
Fernando Beltrán
no desentonó. El primero tenía pocas fuerzas y el chaval anduvo buscando las
vueltas para meterlo en la muleta. Con el cuarto se dejó ver como un novillero
estilista, de buen gusto, que dejó algunos muletazos sueltos estimables.
Final de tronío con dos novilleros a hombros por la Puerta
del Príncipe. Ni los más viejos del lugar recuerdan nada parecido, aunque en
los años setenta era algo más frecuente. La Fiesta fue grande en Sevilla.
Salieron novillos bravos y hubo dos novilleros en estado de gracia.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Sevilla. Novillada de abono. 1 de junio de 2014.
Media plaza. Seis novillos de Fuente
Ymbro, bien presentados, bravos y encastados en diverso grado. Flojo el 1ª;
bravos segundo y sexto. Encastados tercero, cuarto y quinto. Saludaron en
banderillas Fini, Antonio Chacón y Antonio Amores.
Fernando Beltrán, de azul marino y oro, estocada tendida
(silencio). En el cuarto, estocada (palmas).
Borja Jiménez, de lila y oro, estocada delantera (dos
orejas). En el quinto, estocada (una oreja).
José Garrido, de grana y oro, estocada caída (una oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).
José Garrido, de grana y oro, estocada caída (una oreja). En el sexto, estocada (dos orejas).
No hay comentarios:
Publicar un comentario