Puerta Grande para la mejor
versión del torero de Gerena tras cortar una oreja en cada uno de su lote.
'Cartuchero', de Puerto de San Lorenzo, candidato al toro más bravo.
Daniel Luque en hombros tras cortar la oreja del que cerró la brava y encasta corrida de El Puerto de San Lorenzo, donde hubo tres toros de triunfo grande no del todo aprovechados a plenitud. |
ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE
La Puerta Grande se abrió para un torero centrado cuando la
noche caía sobre Madrid. Daniel Luque
recuperaba sobre la campana del último cartucho de la hermosa corrida de Puerto
de San Lorenzo las opciones de la gloria que no se habían cuajado del
todo con «Cartuchero», un toro bravo
que entra de pleno en el palmarés de los toros de San Isidro, si es que no lo
encabeza a estas alturas. Luque había transmitido su gozo desde los apuntes a
la verónica con de este «Cartuchero» redondo,
apretado en sus formidables hechuras recortadas, en su cerrada cara de bondad.
En el caballo, el toro se empleó en serio, abajo, empujando con riñones. A Curro Robles le pasó como tren por
encima cuando le metió el capote y perdió pie. La suerte estaba ayer presente
por todas partes. Su jefe de filas se ciñó por chicuelinas como manifiesto de
que venía a no perdonar una. Y no perdonó. La fábula de corrida que los Fraile habían conjuntado merecía la
coronación de Daniel de Gerena, su actitud, esa ambición que muchas veces le
empujaban a querer muchas cosas a la vez.
La faena de «Cartuchero»
fue un poco eso, poliédrica, heterogénea, una serie no se parecía a la
siguiente, ni ésta a la otra. Pero mostró de entrada a un torero generoso en la
distancia: enseñó a Madrid cómo galopaba ese toro sin aristas en los mismos
medios. Las repeticiones sobre la mano derecha marcaban el ritmo. Siempre la
muleta puesta, siempre ligado el toreo, que trepó más por los tendidos de mitad
de obra en adelante, cuando Luque
desmayó la figura. Y las trincherillas tan de Fino y los adornos
salpicaban imaginación.
Tocó, porque ya tocaba, la hora de la mano izquierda. Y D.L. se despatarró, rompió la cintura y
arrastró la muleta una cuarta por el ruedo. La ronda de naturales que seguiría
volvió a traer el toreo relajado y caído, tan del maestro Juan Mora. Las luquecinas
enardecieron. Media en lo alto despejó el camino de la oreja. Revoloteaba la
sensación de que allí había faltado algo para cuajar a fondo a «Cartuchero».
La concentración de Luque
expuesta con inteligencia con el último -vital el tempo de espera para con un
toro que se hacía esperar para crecer- caló más a quien esto firma. Hubo de
poner de su parte para un toro que trotaba de principio y se venía andando
después con todo su trapío a cuestas. La mano muy baja también fue clave. De
repente había en Daniel 'el travieso' una madurez inesperada. Un
pinchazo, un estocadón, la Puerta Grande sin contundencia de cada feria para
una buena tarde.
Para buena la corrida de Puerto. El segundo se
creció en sus limitaciones iniciales con una clase excelente. El
Cid lo trató como merecía. Notable el aire de «Langosto I» en la mano derecha templada del sevillano. Muy
humillado también al natural. Sobró como tantas veces la puñetera espada. El
Cid tuvo también actitud con un quinto de prometedora condición que se
vino abajo.
A Juan José Padilla
la suerte no le ayudó con la lesión del primero y la parada total del
gigantesco sobrero. Al que majó uno de los mejores tercios de banderillas que
se le recuerdan. No cogió los palos con un cuarto noble y pronto que no
terminaba de irse ni de humillar hasta el final. Muy al hilo siempre el torero.
Un pitonazo como un puñetazo en las costillas de José Miguel Neiro al clavar las frías
puso el susto y el grito en el cielo minutos antes de que su matador lo tocase.
Daniel Luque volaba por la calle de
Alcalá.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Jueves, 5 de junio de 2014. Vigésima octava
de feria. Tres cuartos largos de entrada. Toros de Puerto de San Lorenzo, incluido el enorme sobrero (1º bis), parado
y sin humillar; serios, rematados y parejos; extraordinario y bravo el apretado
y recortado 3º; se afianzó y creció el buen y enclasado 2º; pronto pero sin
terminar de irse el guapo y noble 4º; se vino abajo y se encogió el largo 5º en
su obediente condición; a más el imponente y templado 6º.
Juan José Padilla, de nazareno y oro. Pinchazo, media
estocada tendida y descabello (silencio). En el cuarto, pinchazo, pinchazo
hondo delantero y gran estocada (silencio).
El Cid, de verde hoja y oro. Pinchazo y estocada
atravesada que hace guardia (silencio). En el quinto, estocada y varios
descabellos. Aviso (silencio)
Daniel Luque, de nazareno y oro. Media estocada y
descabello. Aviso (oreja). En el sexto, pinchazo y estocada (oreja). Salió a
hombros por la Puerta Grande.
Juan José Padilla |
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