martes, 3 de junio de 2014

FERIA DE SAN ISIDRO 2014 – VIGESIMOSEXTO FESTEJO: Perera detona la Puerta Grande

Desoreja con una faena explosiva a un encastado y duro toro de Adolfo Martín; vuelve a salir a hombros 12 días después; Ferrera y Urdiales, por encima de una mansada.

ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE

Miguel Ángel Perera detonó la Puerta Grande. Pura dinamita la faena. Explosiva y concentrada como un bloque de C-4. Sin aliento ni tregua. La casta de sierra del adolfo contra el poder del temple y los redaños que hundían la profundidad de la estatua en la arena. La carga del espadazo reventó al toro por  dentro. Como si fuera la última escena de 'Tiburón', de Spielberg. En mil pedazos estallaron los pañuelos por toda la plaza. La presidencia sacó los suyos, los dos a la vez, a la velocidad que Billy el Niño desenfundaba y enfundaba su colt. No sabía la masa qué pedía ya. En Madrid se conserva la estúpida manía de no dejar los moqueros asomados, como si fuera la ordinariez de tender las bragas en el patio del vecindario. El cerrojazo ya había sucedido, como hace 12 días para el mismo tipo: 12 días, cinco orejas y dos Puertas Grandes. La conquista absoluta de las murallas de Las Ventas.

La faena de Perera contuvo una emotividad bárbara. Una verdad acongojante. 'Revoltoso' respondía a su nombre con tralla, pero humillaba como ninguno. Talla XXL además en la escalera de Adolfo. Un tío que arreaba con todo. El torero lo arrastró a los medios para quitarlo de los terrenos de tablas por donde tanto había apretado. A 'tironsitos', que decía el Papa Negro. 'Tironsitos' lo que tiraba el toro, que tiraba con todo. Plantado MAP en la espera de la mirada, la muleta planchada en la derecha y las series que crecían y pulían las aristas de las embestidas; el trallazo en la mitad de muletazo lo encajaba el tipo con  fondo de campeón para vaciarlo por abajo. Cumbre la siguiente tanda. De pasarse todo el lomo por la bragueta. Miguel Ángel Perera atemperaba la maquinaria, la reducía de velocidades y potenciaba al toro a los ojos de los que creían contemplar un gran toro.

La fase del toreo al natural deslumbró. Por el poder de nuevo. Por la profundidad. Por la manera de  romper la embestida sin tope en la cintura ni en la muñeca. Máximo aguante porque las acometidas tendían a vencerse contra el cuerpo. En la madre de aquellas dos series de izquierdas se encontraba la llave de Madrid. Los tendidos bramaban porque sentían en los estómagos puñetazos y no pellizcos ni mariposas; había una autenticidad sin dobleces en la ligazón, en el atalonamiento, en los vuelos con la presa cosida en la palma de la mano. Hasta que 'Revoltoso' desarrolló su peor parte por esa izquierda que olfateaba las corvas y ya se metía descaradamente. Y de ahí al espadazo y a lo ya contado. Más largo el cuento que la faena misma.

Este sexto había venido a rescatar a su manera una mansada de órdago de Adolfo Martín. No hubo toro que no barbease tablas, que no amagase con saltar al callejón, que no se frenase de manos... Al quinto, que no repitió dos veces en su nobleza, le dieron por bueno. Mas el bueno fue Diego Urdiales, que le ganó siempre el pitón contrario al unipase para torear con una y otra mano, con la cintura y el pecho. Muy puro y enfrontilado. Añoranzas del currovazquismo. Le pegaron una ovación en el arrastre al adolfo que los pinchazos robaron al riojano. Aun así no se enteraron.

Como tampoco valoraron cómo anduvo Antonio Ferrera con el caballón primero con cara de mulo simplón, que rebañaba con un peligro silente para la plebe. Ferrera lo tapó todo a su altura. Todo y más le consintió a esa dormidera morucha que había asado en banderillas. En banderillas precisamente cogió algo de aire un cuarto de imponente cara. Dos agujas como guadañas. El extremeño banderilleó con enorme exposición. Pero como su estilo no cala en el Foro prefieren reservar las ovaciones a monosabios que sujetan un caballo... Bascularon manso y faena hacia la querencia. Algo humilló en los inicios de viaje; AF anduvo con él a gorrazos de profesional curtido.

Urdiales a un impresentable y dormido cornipaso y Perera a una sardina de finas puntas y su correa les trataron de hacer todo bien, cuando su manso deslucimiento no lo merecía.

Hasta que 'Revoltoso' mordió el polvo y el soberbio triunfador de San Isidro detonó la Puerta Grande...

FICHA DEL FESTEJO
Monumental de las Ventas. Martes, 3 de junio de 2014. Vigésima sexta de feria. Lleno aparente. Toros de Adolfo Martín, tres cinqueños, muy desiguales de hechuras y remates, una escalera; altón y feote un 1º de sordo peligro siempre frenado y rebañando; bajo, cornipaso y sin seriedad un 2º dormido, vacío y deslucido; bajo, degollado y sin culata un 3º de finas puntas que topaba y se metía apoyado en las  manos; de imponente cara un 4º que humilló algo más en los inicios de viaje lo poco que duró; apretado, serio, noble sin repetir dos veces el 5º; un tío el 6º, encastado y humillador con muchos problemas por resolver.
Antonio Ferrera, de nazareno y oro. Pinchazo y estocada delantera algo atravesada (silencio). En el cuarto, dos pinchazos y estocada caída (silencio).
Diego Urdiales, de verde botella y oro. Media estocada delantera y atravesada (silencio). En el quinto, dos pinchazos hondos y descabello. Aviso (silencio).
Miguel Ángel Perera, de azul turquesa y oro. Estocada un punto contraria (saludos). En el sexto, gran estocada (dos orejas). Salió a hombros por la Puerta Grande.

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