La tremenda y espectacular movilidad del segundo toro de Miura en el
regreso de la mítica ganadería 10 años después cautivó a la plaza de las
Ventas; Javier Castaño lo exhibió en todos los tercios con demasiada
generosidad; Serafín Marín dibujó los mejores muletazos de la tarde.
ZABALA DE LA SERNA
Fotos: EFE
Desde por la mañana había ganas y deseos de Miura en su regreso a Madrid una década después: a la hora del
apartado ya se colgó el cartel de «no hay
billetes». Por la tarde, se repitió el exitazo. La afición esperaba con
respeto y admiración, y cierta psicosis, los míticos miuras. Cuando se arrastraba «Escribano»,
el último toro, casualmente llamado como el torero de Gerena que nunca debió
saltar de este cartel, quedaba en el ambiente una cuesta abajo que los
partidarios miureños salvaban con «Zahonero»,
un torazo (miurazo) cárdeno, con los cinco años cumplidos, alto y muy serio,
lidiado como segundo.
«Zahonero» metió la cara en el capote de Javier Castaño, que apostó desde
entonces por lucirlo y jugar a favor del toro y del público. Como diría el
anuncio, las demagogias se pagan. Por tres veces se arrancó «Zahonero» con muchos metros al caballo,
las tres veces agarró Fernando Sánchez una triada de puyazos en lo alto
y... las tres veces el miura se
repuchó (dentro vídeos). Pero su tremenda movilidad de tren de mercancías y su
espectacularidad cautivarían. Toro de público, se dice.
Entre David Adalid y el otro Fernando Sánchez de la
cuadrilla de Castaño, su tercero marcó las diferencias con las
banderillas o simplemente las marcó Adalid con dos pares muy pasados.
Con una predisposición de Madrid como si no hubiese más peonaje en el mundo,
saludaron montera en mano.
Javier Castaño siguió siendo generoso ya
con la muleta en la mano y las distancias concedidas para que «Zahonero» galopase. Y ahí ya la gente
empezó a ver muy mal a Castaño -lo que no discuto- y muy bien al torazo
de miura -lo que sí pongo en seria
duda-. De cada cuatro derechazos, en uno colocaba la cara abajo el miureño y en
los demás la soltaba por arriba en diferentes escorzos: los enganchones
compusieron un 80% de la faena. La manera de arrear del torazo tapaba todo. Es
bueno que las ganaderías tengan partidarios y que empujen y que vean más allá
de lo que realmente hay... En esto se ha convertido en un experto J.C. A
nada que se mueva uno de la vertiente torista, lo potencia y consigue hacerlo
el toro de la feria, repartir trofeos entre su tropa y quedarse con todas las
bofetadas. Conclusión de la gente: Castaño es muy malo porque si el toro
ha sido tan bueno, si sus toreros han estado tan bien y él tan mal, no cabe
otra. Propongo a Javier para mártir de la bravura. A «Zahonero», que por el izquierdo derrotó
menos, o sea que se hacía 'más fácil',
le pidieron la vuelta al ruedo en el arrastre. La que nadie solicitó para «Cartuchero» de Puerto de San Lorenzo. Para gustos los colores. Y está bien que
haya a quienes prefieran chupar dátiles y otros prefiramos percebes.
El quinto traía aires de vaca vieja, se afligió pronto y terminó por
salir un sobrero cinqueño de Fidel San
Román con la brusquedad y la aspereza que no tuvo la miurada. Bregó
como en el anterior Marco Galán, que se ha echado fama de buen bregador
y no pega un capotazo con las zapatillas asentadas. Pues nada.
Los muletazos de la tarde los dibujó un centrado Serafín Marín
con un miura que humilló, y tardeó, como ninguno. A Marín no le hicieron
puñetero caso; el otro día le sucedió a Urdiales. No sé. O no entiendo.
El toro fue el otro de la corrida de Miura.
El último pesaba 602 kilos en la tablilla y en la plaza se hacía huesos y piel.
Su falta de poder le llevó a defenderse, y Serafín nada pudo hacer.
Como Rafaelillo con el parado, y muy sangrado, primero; el cuarto
al menos tuvo un buen inicio por el pitón izquierdo antes de venirse abajo. Rafael
entonces se retorció mucho y luego mató de un espadazo.
FICHA DEL FESTEJO
Monumental de Las Ventas. Domingo, 8 de junio de 2014. Última de feria.
Lleno de «no hay billetes». Toros de Miura, cuatro cinqueños, de seria
presentación, distintas hechuras y diferentes remates en su tipo; un tren
rematado el cárdeno 2º de muchísima movilidad y suelta cara; el alto y largo 1º
se paró sobre las manos muy sangrado; humilló aunque tardeó mucho el fino 3º;
el descarado 4º tuvo buen pitón izquierdo de inicio pero se vino abajo; el
huesudo 6º sin culata ni poder se defendió; un sobrero (5º bis) cinqueño pasado
de Fidel San Román sin humillar, bruto y áspero.
Rafaelillo, de azul turquesa y oro. Tres pinchazos, media estocada tendida y
descabello. Aviso (silencio). En el cuarto, estocada (silencio).
Javier Castaño, de marfil y oro. Estocada tendida y descabello (algunos pitos). En el
quinto, pinchazo, estocada tendida y dos descabellos (silencio).
Serafín Marín, de celeste y oro. Pinchazo hondo y descabello (silencio). En el sexto.
estocada caída y descabello (silencio).
Rafaelillo |
El catalán Serafín Marín |
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