JORGE RAÚL NACIF
@jorgeraulnacif
www.altoromexico.com
La muerte del genial Gabriel García Márquez ha dado pie a
muchas reflexiones y comentarios sobre su vida. No cabe la menor duda que ha
sido uno de los personajes más reconocidos e influyentes de nuestros tiempos,
tanto en nuestro continente como a nivel mundial.
Estos últimos días, los medios de comunicación han llevado a
cabo una extensa "criba" sobre sus vivencias, desmenuzando hasta los
últimos detalles. Sin embargo, muchos de las diferentes semblanzas y reportajes
no mencionan la afición de García Márquez hacia la Fiesta de los toros.
Es cierto, quizá no era un aficionado muy conocedor de la
técnica y diferentes elementos profundos de la tauromaquia. Sin embargo,
contaba con mucha sensibilidad para descubrir los variados matices artísticos
del toreo, concibiéndolos en el marco de un espectáculo que genera grandeza.
Su presencia en plazas de toros de diferentes latitudes fue
siempre un gran honor y, si se le quiere entender así, un elemento de defensa
para nuestra amada Fiesta, ya que tumba de "golpe y porrazo" aquella
falacia tan repetida hasta nuestros días por los grupos antitaurinos, sobre que
el toreo no es arte y le gusta a los ignorantes.
En la profundidad de su pensamiento, el Premio Nobel de
Literatura en 1982 contaba con la sensibilidad de entender y apreciar el
toreo... sensibilidad, un término clave para poder darle entidad a lo que
sucede en una plaza de toros. Y nadie podría decir que García Márquez era
ignorante, verdad de Dios que no.
Y en esta tesitura, recuerdo un soneto de Joaquín Sabina,
titulado "Por si no lo sabían", en el que menciona una larga lista de
artistas o intelectuales que han sido aficionados a la Fiesta. Entre los más
destacados menciona a Francisco de Goya, Picasso, Ernest Hemingway, García Lorca,
Ortega y Gasset... y por supuesto, Gabriel García Márquez.
La Fiesta es un espectáculo culto y abierto para todos. Así
como los intelectuales o personajes importantes han encontrado gusto y regusto,
también el toreo es parte fundamental de las tradiciones de nuestros pueblos y
al que históricamente acude el rico y el pobre, el alto y el bajo.
Quizá la última vez que Gabriel García Márquez acudió a una
plaza de toros fue el pasado mes de febrero, a "Provincia
Juriquilla", Querétaro, en el mano a mano entre El Juli y Joselito Adame.
Una tarde de toros, de tantas a las que acudió este genio de nuestros tiempos.
De todo lo que se ha recordado sobre García Márquez (desde
sus inicios como periodista y hasta la
cumbre del Premio Nobel, pasando por su obra "Cien Años de Soledad",
que de alguna forma le abrió las puertas y fue un parteaguas en su vida
literaria), en este espacio hemos querido reconocerle como ese destacado
aficionado a la Fiesta que siempre fue.
Descansa en paz, Gabriel García Márquez, y que tu legado
pueda dejar honda huella en las generaciones que te siguen, pues la muerte de
un personaje como tú nunca será en vano.
"Gente retrogada y sin alma" ???
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