Este sábado se cumplió un
siglo de la primera corrida en El Sport, la actual plaza Monumental, sin
corridas desde el 1 de enero de 2012 por el puntillazo de la Generalitat a los
toros en Cataluña.
LUCAS PÉREZ
Enmarcada en un escenario de tristeza y prohibición, la
Barcelona taurina se prepara para conmemorar su aniversario más amargo. Hace
ahora 100 años, el 12 de abril de 1914, la ciudad, convertida entonces en
referente de la Fiesta en España, inauguraba la que era su tercera plaza de
toros en funcionamiento, la de El Sport. Un nuevo templo obra del arquitecto
Manuel J. Raspall que sumaba 11.172 localidades a las casi 27.000 que ofrecían
entre El Torín y Las Arenas en una ciudad que apenas contaba por entonces con
587.000 habitantes.
El lleno absoluto de ese día para ver torear a Pastor,
Bienvenida, Vázquez y Torquito con toros de Veragua fue un primer indicativo de
una necesaria ampliación del coso, acelerada por los graves daños causados por
una terrible tormenta a finales de ese mismo año. Sobre los mismos cimientos,
en los terrenos de Rosario Segimón y su marido Pedro Milà i Camps, se levantó
una remodelada plaza que aumentó su aforo hasta 24.300 espectadores, ya bajo el
nombre actual de la Monumental. Con el nombre de El Sport sólo dio toros en
1914. En total fueron 13 corridas de toros y 10 novilladas y los toreros que
más actuaciones sumaron en esta plaza de transición fueron Vicente Pastor,
Gallo y Gallito, con cinco tardes.
«Era una plaza modesta, muy coqueta y de un solo piso. No se
derribó; su anillo aún se mantiene como círculo interior en los pasillos de la
actual Monumental», afirma el escritor José Luis Cantos, que ha publicado 'De
Chamaco a El Cordobés', (Círculo Rojo), el segundo de los tres volúmenes sobre
la historia de la plaza, prologado por el decano del periodismo taurino en
Cataluña, Antonio Santainés.
Tras la obras, las corridas volvieron a la Gran Dama del
Toreo de la mano de la empresa de Madrid el 27 de febrero de 1916 con Gallito,
Francisco Posada y Saleri II, que estoquearon reses de Benjumea. De ahí en
adelante, gran cantidad de historias y curiosidades han hecho única a una plaza
emblema que ha llegado a celebrar más de 70 festejos al año. «La Monumental ha
sido lanzadera de figuras, anunciando toros todos los jueves y domingos y
repitiendo a los toreros triunfadores. Ha sido puerto de entrada de toreros
mexicanos como Armillita o Arruza y también ha vivido la tragedias como las
muertes de José Falcón o Joaquín Camino [hermano de Paco Camino], de un total
de seis fallecidos en su anillo», dice Cantos, que ha buceado en archivos y
hemerotecas para descubrir datos como el del primer contrato de Manuel
Rodríguez Manolete (18.200 pesetas por dos tardes en el año 1939) o los
honorarios de Juan Belmonte en 1927 (50.000 pesetas por una corrida).
Precisamente en ese año, 1927, se estrenó como empresario el
inolvidable Pedro Balañá Espinós, que adquirió en propiedad la plaza dos
décadas después, en 1947, a Rosario Segimón por 15 millones de pesetas. Un
terreno de un valor urbanístico incalculable hoy en día. La Casa Balañá, que
también gestionó Las Arenas desde ese año hasta su cierre en 1977, ha sido el
alma taurina de la ciudad y ha aguantado firme ante las críticas a su gestión y
a la persecución política a través de sus cadenas de cine. Incluso han
esquivado tentadoras ofertas de permutas de los terrenos de la Monumental. En
total, los Balañá organizaron 1.085 corridas de toros y 913 novilladas en esta
plaza para una comunidad taurina, la barcelonesa, que en sus años de esplendor
llegó a tener 40 publicaciones sobre la Fiesta.
La afición catalana, con la Monumental de testigo, ha hecho
también suyos a gran cantidad de matadores de toros. Destacan los casos de
Domingo Ortega, Marcial Lalanda, Carnicerito de México, los hermanos Manolo y
Pepote Bienvenida, Manolete, Paco Camino y especialmente Antonio Borrero,
Chamaco, cuya aparición en 1954 causó una auténtica revolución. Se le anunció
para una tarde con la promesa de la empresa de repetirle en el cartel si
lograba triunfar. Terminó actuando en 22 tardes esa misma temporada y 24 más al
año siguiente. Lo nunca visto. En total, Chamaco hizo 163 paseíllos en la
Monumental, aunque el récord de tardes lo posee otro catalán, Joaquín Bernadó,
con 243.
El último ídolo capaz de colgar el «no hay billetes» en la
taquilla ha sido José Tomás. A raíz de la reaparición del torero de Galapagar
en 2007 y tras un periodo de pobres entradas, carteles discretos y mayoría de
público turista, la ciudad vivió su último resplandor taurino antes de la
prohibición definitiva de las corridas consumada por la Generalitat el 28 de
julio de 2010 y en vigor desde el 1 de enero de 2012.
Al margen de lo taurino, el ruedo centenario de la
Monumental ha albergado conciertos históricos como el de los Beatles del 3 de
julio de 1965 y otras actuaciones que dejaron huella: Rolling Stones, Bob
Marley, Tina Turner, Camarón de La Isla (en una de sus últimas apariciones
sobre un escenario)...
Precisamente esta historia, la extrataurina, es la única que parece interesar ahora. Sin corridas desde el puntillazo a la Fiesta de la Generalitat y sin permisos siquiera para rodar escenas taurinas por culpa de una nueva ley, la Monumental espera paciente la resolución del recurso a la prohibición del PP admitido a trámite por el Tribunal Constitucional y que tiene como objetivo que el toreo siga escribiendo su historia en Barcelona. / Diario El Mundo de Madrid
Precisamente esta historia, la extrataurina, es la única que parece interesar ahora. Sin corridas desde el puntillazo a la Fiesta de la Generalitat y sin permisos siquiera para rodar escenas taurinas por culpa de una nueva ley, la Monumental espera paciente la resolución del recurso a la prohibición del PP admitido a trámite por el Tribunal Constitucional y que tiene como objetivo que el toreo siga escribiendo su historia en Barcelona. / Diario El Mundo de Madrid
No hay comentarios:
Publicar un comentario