domingo, 13 de abril de 2014

ANIVERSARIO - Historia del toreo en Barcelona 100 años de vida, tres de prohibición

Este sábado se cumplió un siglo de la primera corrida en El Sport, la actual plaza Monumental, sin corridas desde el 1 de enero de 2012 por el puntillazo de la Generalitat a los toros en Cataluña.

LUCAS PÉREZ

Enmarcada en un escenario de tristeza y prohibición, la Barcelona taurina se prepara para conmemorar su aniversario más amargo. Hace ahora 100 años, el 12 de abril de 1914, la ciudad, convertida entonces en referente de la Fiesta en España, inauguraba la que era su tercera plaza de toros en funcionamiento, la de El Sport. Un nuevo templo obra del arquitecto Manuel J. Raspall que sumaba 11.172 localidades a las casi 27.000 que ofrecían entre El Torín y Las Arenas en una ciudad que apenas contaba por entonces con 587.000 habitantes.

El lleno absoluto de ese día para ver torear a Pastor, Bienvenida, Vázquez y Torquito con toros de Veragua fue un primer indicativo de una necesaria ampliación del coso, acelerada por los graves daños causados por una terrible tormenta a finales de ese mismo año. Sobre los mismos cimientos, en los terrenos de Rosario Segimón y su marido Pedro Milà i Camps, se levantó una remodelada plaza que aumentó su aforo hasta 24.300 espectadores, ya bajo el nombre actual de la Monumental. Con el nombre de El Sport sólo dio toros en 1914. En total fueron 13 corridas de toros y 10 novilladas y los toreros que más actuaciones sumaron en esta plaza de transición fueron Vicente Pastor, Gallo y Gallito, con cinco tardes.

«Era una plaza modesta, muy coqueta y de un solo piso. No se derribó; su anillo aún se mantiene como círculo interior en los pasillos de la actual Monumental», afirma el escritor José Luis Cantos, que ha publicado 'De Chamaco a El Cordobés', (Círculo Rojo), el segundo de los tres volúmenes sobre la historia de la plaza, prologado por el decano del periodismo taurino en Cataluña, Antonio Santainés.

Tras la obras, las corridas volvieron a la Gran Dama del Toreo de la mano de la empresa de Madrid el 27 de febrero de 1916 con Gallito, Francisco Posada y Saleri II, que estoquearon reses de Benjumea. De ahí en adelante, gran cantidad de historias y curiosidades han hecho única a una plaza emblema que ha llegado a celebrar más de 70 festejos al año. «La Monumental ha sido lanzadera de figuras, anunciando toros todos los jueves y domingos y repitiendo a los toreros triunfadores. Ha sido puerto de entrada de toreros mexicanos como Armillita o Arruza y también ha vivido la tragedias como las muertes de José Falcón o Joaquín Camino [hermano de Paco Camino], de un total de seis fallecidos en su anillo», dice Cantos, que ha buceado en archivos y hemerotecas para descubrir datos como el del primer contrato de Manuel Rodríguez Manolete (18.200 pesetas por dos tardes en el año 1939) o los honorarios de Juan Belmonte en 1927 (50.000 pesetas por una corrida).

Precisamente en ese año, 1927, se estrenó como empresario el inolvidable Pedro Balañá Espinós, que adquirió en propiedad la plaza dos décadas después, en 1947, a Rosario Segimón por 15 millones de pesetas. Un terreno de un valor urbanístico incalculable hoy en día. La Casa Balañá, que también gestionó Las Arenas desde ese año hasta su cierre en 1977, ha sido el alma taurina de la ciudad y ha aguantado firme ante las críticas a su gestión y a la persecución política a través de sus cadenas de cine. Incluso han esquivado tentadoras ofertas de permutas de los terrenos de la Monumental. En total, los Balañá organizaron 1.085 corridas de toros y 913 novilladas en esta plaza para una comunidad taurina, la barcelonesa, que en sus años de esplendor llegó a tener 40 publicaciones sobre la Fiesta.

La afición catalana, con la Monumental de testigo, ha hecho también suyos a gran cantidad de matadores de toros. Destacan los casos de Domingo Ortega, Marcial Lalanda, Carnicerito de México, los hermanos Manolo y Pepote Bienvenida, Manolete, Paco Camino y especialmente Antonio Borrero, Chamaco, cuya aparición en 1954 causó una auténtica revolución. Se le anunció para una tarde con la promesa de la empresa de repetirle en el cartel si lograba triunfar. Terminó actuando en 22 tardes esa misma temporada y 24 más al año siguiente. Lo nunca visto. En total, Chamaco hizo 163 paseíllos en la Monumental, aunque el récord de tardes lo posee otro catalán, Joaquín Bernadó, con 243.

El último ídolo capaz de colgar el «no hay billetes» en la taquilla ha sido José Tomás. A raíz de la reaparición del torero de Galapagar en 2007 y tras un periodo de pobres entradas, carteles discretos y mayoría de público turista, la ciudad vivió su último resplandor taurino antes de la prohibición definitiva de las corridas consumada por la Generalitat el 28 de julio de 2010 y en vigor desde el 1 de enero de 2012.

Al margen de lo taurino, el ruedo centenario de la Monumental ha albergado conciertos históricos como el de los Beatles del 3 de julio de 1965 y otras actuaciones que dejaron huella: Rolling Stones, Bob Marley, Tina Turner, Camarón de La Isla (en una de sus últimas apariciones sobre un escenario)...

Precisamente esta historia, la extrataurina, es la única que parece interesar ahora. Sin corridas desde el puntillazo a la Fiesta de la Generalitat y sin permisos siquiera para rodar escenas taurinas por culpa de una nueva ley, la Monumental espera paciente la resolución del recurso a la prohibición del PP admitido a trámite por el Tribunal Constitucional y que tiene como objetivo que el toreo siga escribiendo su historia en Barcelona. / Diario El Mundo de Madrid

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