PACO AGUADO
Mientras se resuelve o no el asunto de
Sevilla, algunas figuras siguen en el empeño de adaptarse a los tiempos en
cuestiones de imagen. La última noticia en este sentido es la decisión de El
Juli y de Morante de la Puebla de anunciar con antelación sus respectivas
campañas españolas de 2014 en un evento especial, algo inédito en el mundo del
toro pero que hace mucho tiempo que se viene haciendo en otros campos del
espectáculo.
Como ya han adelantado sus respectivos
gabinetes de comunicación –en el caso de Morante, la propia empresa
Espectáculos Taurinos de México–, a finales de febrero la prensa y los
aficionados podrán conocer todas las fechas y plazas donde torearán Julián y
José Antonio durante la próxima temporada.
Del acto de Morante no se sabe aún fecha
concreta, ni tampoco el formato, pero Juli sí que ha anunciado que el suyo se
verificará en uno de los centros clásicos de la cultura madrileña, el Círculo
de Bellas Artes, con la presencia de presentadores muy conocidos del público y
con la actuación en directo de un cantante de renombre.
Evidentemente, la novedad ha sido acogida,
como siempre sucede en el toreo, con división de opiniones, sin faltar tampoco
el desprecio de los perennes reaccionarios, que desearían que los toreros
siguieran vistiendo de corto por la calle y entrando a caballo en las tabernas,
como hacía el Frascuelo del siglo XIX.
Pero, más allá del chirriar del óxido, es
palpable que algo está empezando a cambiar en el toreo; que los propios
toreros, aunque con cierto retraso, ya son plenamente conscientes de que los
tiempos exigen una adaptación, un reciclaje de actitudes y de formas que adapte
la tauromaquia más allá del ruedo al ritmo de la sociedad actual.
Porque a este paso, puntual pero
significativo, de Morante y El Juli se suma también la reciente decisión de
José María Manzanares de poner sus asuntos de imagen en manos de Globomedia,
una de las primeras productoras audiovisuales de España, en la que, bajo la
dirección del que fuera famoso payaso Milikito, se resguarda una larga nómina
de actores y artistas de primera línea.
Del mismo modo, Alejandro Talavante también
dio un gran salto la pasada temporada, tanto sufragándose un histórico e
inédito spot de publicidad en televisión -dirigido por el gran Agustín Díaz
Yanes– para promocionar su luego fallida encerrona con los
"victorinos", como aprovechando muy inteligentemente la corrida
televisada de Mérida para aparecer en los programas de máxima audiencia de
Televisión Española antes y después del festejo.
Ya que hasta el momento el sector taurino –ni
siquiera las grandes empresas, que deberían ser las primeras interesadas en
promocionar sus espectáculos– es incapaz de planificar una política de imagen
conjunta, han tenido que ser estas figuras las que se hayan echado p’alante.
Y, por muchas críticas que reciban desde los
observatorios más inmovilistas, son sólo ellos –en realidad, los únicos, además
de la patronal, con capacidad para asumir los costes– quienes a título
individual están invirtiendo en un aspecto que repercutirá también
positivamente en el global del espectáculo.
Claro que, llegados a este punto, habría que
volver la vista atrás para hacer justicia a quien fue pionero en este tipo de
decisiones de vanguardia, a ese José Tomás visionario que se adelantó en el
tiempo por esta vía, a pesar de recibir únicamente palos y burlas, y de sufrir
una cerril incomprensión precisamente de quienes ahora reclaman a las figuras
una mayor implicación mediática.
La cuestión es que, siendo estos pasos muy positivos
para la Fiesta en general, aún están por ver las consecuencias que tendrán en
un sector tan apalancado en la rutina. Por poner un ejemplo simplón, se antoja
que, al anunciarse las más importantes citas del año con tanto tiempo de
antelación, los primeros sufridores serán los cada vez más abundantes
rastreadores de carteles, que tendrán ya muy pocas "primicias" que
echarse al olfato.
Pero, del mismo modo, una vez que el gigante
Globomedia tome las decisiones de imagen de la carrera de Manzanares, a todos
los niveles, queda la duda de si su trabajo será incompatible en algún momento
con el de poderoso y omnipresente Toño Matilla, como pudiera suceder en las
corridas televisadas del alicantino. Porque quién sabe si Manzanares, sin dar
tres cuartos al pregonero, lo que ha hecho es sustituir la ignorancia de
Audiovisual Sports (¿se acuerdan ustedes de las movidas televisivas del G-10?)
por la experiencia total de un gran grupo mediático.
Sí, quedan muchas cuestiones abiertas en este
atípico arranque de temporada, y entre ellas, y conociendo el paño, la de
conocer si José Tomás se recluirá mucho más tiempo en su silencio antes de dar
a conocer sus planteamientos para 2014, con tal de no ser uno más en
"adelantar acontecimientos".
Unos acontecimientos –tal y como estas mismas figuras los califican– que no lo son tanto por anunciarse como por su justificación real en el ruedo. Y es que está bien la promoción, pero siempre será mucho más importante la calidad del producto, que en el toreo no es sino un espectáculo digno y trascendente, con un toro que sea tal y con un toreo comprometido y sincero, donde prime la emoción y la profundidad. Esa será siempre, no lo olvidemos, la mejor campaña de imagen de este rito fuera de época.
Unos acontecimientos –tal y como estas mismas figuras los califican– que no lo son tanto por anunciarse como por su justificación real en el ruedo. Y es que está bien la promoción, pero siempre será mucho más importante la calidad del producto, que en el toreo no es sino un espectáculo digno y trascendente, con un toro que sea tal y con un toreo comprometido y sincero, donde prime la emoción y la profundidad. Esa será siempre, no lo olvidemos, la mejor campaña de imagen de este rito fuera de época.
No hay comentarios:
Publicar un comentario