viernes, 31 de enero de 2014

DESDE EL BARRIO: Cuestión de imagen

PACO AGUADO

Mientras se resuelve o no el asunto de Sevilla, algunas figuras siguen en el empeño de adaptarse a los tiempos en cuestiones de imagen. La última noticia en este sentido es la decisión de El Juli y de Morante de la Puebla de anunciar con antelación sus respectivas campañas españolas de 2014 en un evento especial, algo inédito en el mundo del toro pero que hace mucho tiempo que se viene haciendo en otros campos del espectáculo.

Como ya han adelantado sus respectivos gabinetes de comunicación –en el caso de Morante, la propia empresa Espectáculos Taurinos de México–, a finales de febrero la prensa y los aficionados podrán conocer todas las fechas y plazas donde torearán Julián y José Antonio durante la próxima temporada.

Del acto de Morante no se sabe aún fecha concreta, ni tampoco el formato, pero Juli sí que ha anunciado que el suyo se verificará en uno de los centros clásicos de la cultura madrileña, el Círculo de Bellas Artes, con la presencia de presentadores muy conocidos del público y con la actuación en directo de un cantante de renombre.

Evidentemente, la novedad ha sido acogida, como siempre sucede en el toreo, con división de opiniones, sin faltar tampoco el desprecio de los perennes reaccionarios, que desearían que los toreros siguieran vistiendo de corto por la calle y entrando a caballo en las tabernas, como hacía el Frascuelo del siglo XIX.

Pero, más allá del chirriar del óxido, es palpable que algo está empezando a cambiar en el toreo; que los propios toreros, aunque con cierto retraso, ya son plenamente conscientes de que los tiempos exigen una adaptación, un reciclaje de actitudes y de formas que adapte la tauromaquia más allá del ruedo al ritmo de la sociedad actual.

Porque a este paso, puntual pero significativo, de Morante y El Juli se suma también la reciente decisión de José María Manzanares de poner sus asuntos de imagen en manos de Globomedia, una de las primeras productoras audiovisuales de España, en la que, bajo la dirección del que fuera famoso payaso Milikito, se resguarda una larga nómina de actores y artistas de primera línea.

Del mismo modo, Alejandro Talavante también dio un gran salto la pasada temporada, tanto sufragándose un histórico e inédito spot de publicidad en televisión -dirigido por el gran Agustín Díaz Yanes– para promocionar su luego fallida encerrona con los "victorinos", como aprovechando muy inteligentemente la corrida televisada de Mérida para aparecer en los programas de máxima audiencia de Televisión Española antes y después del festejo.

Ya que hasta el momento el sector taurino –ni siquiera las grandes empresas, que deberían ser las primeras interesadas en promocionar sus espectáculos– es incapaz de planificar una política de imagen conjunta, han tenido que ser estas figuras las que se hayan echado p’alante.

Y, por muchas críticas que reciban desde los observatorios más inmovilistas, son sólo ellos –en realidad, los únicos, además de la patronal, con capacidad para asumir los costes– quienes a título individual están invirtiendo en un aspecto que repercutirá también positivamente en el global del espectáculo.

Claro que, llegados a este punto, habría que volver la vista atrás para hacer justicia a quien fue pionero en este tipo de decisiones de vanguardia, a ese José Tomás visionario que se adelantó en el tiempo por esta vía, a pesar de recibir únicamente palos y burlas, y de sufrir una cerril incomprensión precisamente de quienes ahora reclaman a las figuras una mayor implicación mediática.

La cuestión es que, siendo estos pasos muy positivos para la Fiesta en general, aún están por ver las consecuencias que tendrán en un sector tan apalancado en la rutina. Por poner un ejemplo simplón, se antoja que, al anunciarse las más importantes citas del año con tanto tiempo de antelación, los primeros sufridores serán los cada vez más abundantes rastreadores de carteles, que tendrán ya muy pocas "primicias" que echarse al olfato.

Pero, del mismo modo, una vez que el gigante Globomedia tome las decisiones de imagen de la carrera de Manzanares, a todos los niveles, queda la duda de si su trabajo será incompatible en algún momento con el de poderoso y omnipresente Toño Matilla, como pudiera suceder en las corridas televisadas del alicantino. Porque quién sabe si Manzanares, sin dar tres cuartos al pregonero, lo que ha hecho es sustituir la ignorancia de Audiovisual Sports (¿se acuerdan ustedes de las movidas televisivas del G-10?) por la experiencia total de un gran grupo mediático.

Sí, quedan muchas cuestiones abiertas en este atípico arranque de temporada, y entre ellas, y conociendo el paño, la de conocer si José Tomás se recluirá mucho más tiempo en su silencio antes de dar a conocer sus planteamientos para 2014, con tal de no ser uno más en "adelantar acontecimientos".

Unos acontecimientos –tal y como estas mismas figuras los califican– que no lo son tanto por anunciarse como por su justificación real en el ruedo. Y es que está bien la promoción, pero siempre será mucho más importante la calidad del producto, que en el toreo no es sino un espectáculo digno y trascendente, con un toro que sea tal y con un toreo comprometido y sincero, donde prime la emoción y la profundidad. Esa será siempre, no lo olvidemos, la mejor campaña de imagen de este rito fuera de época.

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