viernes, 17 de enero de 2014

DEFENSA DE LA FIESTA - "LO DE LOGROÑO": Dialéctica de los Puños (II)

JAVIER VILLÁN PORTOLÉS

Y por fin "lo de Logroño". A raiz del artículo de Zabala de la Serna, «Yo no soy Javier Villán», gracias Vicente, el personal me pide que cuente "lo de Logroño". Yo creo que el personal exagera y dramatiza en demasía; aquello fue penoso y solo lo hizo grande la imponente solidaridad de la afición riojana. Y tal como se desarrollaron los hechos, "lo de Logroño" me dio más gloria que pesares. El origen inmediato de la agresión bufa fue una crónica de la Feria de San Mateo en la que afirmaba que los toros en puntas acojonan a los toreros. La tarde esa del acojone estaba en el cartel Miguel Abellán y la cosa le olió a cuerno quemado, que no afeitado.

Relato escueto de los hechos:
A las 13:30 aprox estaba yo en la cafetería del Hotel Herencia con Mariam Grijalvo, Marisol Aldonza, Luis Domínguez  y acaso Pepe Rioja y Diego Urdiales, que aún no era Diego Urdiales y andaba por allí. Por la puerta del hotel entró el matador Miguel Abellán preguntando quién era Javier Villán. Alguien me señaló y el matador pasó raudo delante de mí, sin decir nada, hasta el comedor del que regresó con su padre, el  Maletilla de Oro y toda la cuadrilla en pie de guerra.

A partir de ahí menudearon empujones, golpes y manotazos, mientras Mariam, Marisol y Luis se interponía e increpaban a los toreros. La dos bellas y delicadas damas les gritaban, textual: "no teneis güevos para arrimaros al toro y os "arrimais" a un crítico". Martín Recio y el ayuda o el tercero, no sé, trataban de apaciguar la gresca, el Maletilla de Oro, cojo como yo, me pegaba con el bastón mientras decía no te pego porque eres cojo; y el matador en jefe, Miguel Abellán amagaba con un cabezazo inconcluso y remataba: "y tú, cobarde, me tratas de usted a partir de ahora". Consecuencias inmediatas: Mariví Motilva, directora del Herencia, me invitó a cenar esa noche, delante de la cuadrilla  del señor Abellán, Mariam y Marisol se convirtieron en mis guardaespaldad el resto de la feria. Los denuncié, gané el juicio y aquí paz y después gloria. Y cumplí rigurosamente la exigencia del  señor Abellán, tratándole  protocolariamente de usted en todas mis crónicas.

Detalles:
Los más agresivos en la bronca: el matador, el padre y El Soro, picador, y el Jaro, banderillero. Estos insultaban a Miriam y Marisol: putas, guarras...a la cocina que es vuestro sitio; llega a estar Paco, llegó cinco minutos tarde, un hombrón musculado, oye que llaman guarra a su mujer, Miriam  y los arranca la cabeza de una hostia. Suerte tuvieron Jaro y Soro.

Reacciones:
Esa misma tarde a Abellán, en la Rivera, le pegaron la bronca de su vida, comparable sólo a la de Las Ventas  ocho días más tarde.

Manolo González, de Radio Rioja, organizó un acto de desagravio, presidido por el presidemte de la Comunidad, don Pedro Sanz: 500 personas. Artículos maravillosos de Zabala de la Serna, Juanito Posada, Pedro Mari Azofra, Joaquín Vidal, García Mancha y otros.

Toreros: me llamaron muchos; el primero Enrique Ponce; después Juan Carlos Aranda que habia dejado la cuadrilla de Abellán poco antes. Diego Urdiales, que aún no era Diego Urdiales, vino y me dio un abrazo.
 
Reacciones neutras:
En El Correo, Barquerito condenó la agresión, pero matizo: " esto se veía venir y se explica  dado el tono de las críticas de Javier Villan.

En la SER Manuel Molés  defendió a Abellan, con el asentimiento onomatópéyico  de  mi idolatrado Chenel y el silencio de  Moncholí en contra de un magnífico artículo que  éste había escrito por la mañana.

Oscar Chopera, apoderado de Abellán, me dio una cariñosa palmada en le espalda: "hola golpeado". Ya habían despedido a Abellan, pero algo dijeron sobre su mala educación.

Gané el juicio que se desarrolló con una actitud soez de los encausados ante la aparición como testigos de Mariam y de Marisol: 100 días creo, de arresto domiciliario o multa, para Abellán. El juez se tomó a cachondeo la petición de un millón de pesetas por el Reserva Viña Ardanza derramado, que pedí, a beneficio, eso sí, de la Escuela de Tauromaquia de Madrid. Me defendió Manolo López, del Comité Central del PCE, huésped de Carabanchel, abonado del 7 de las Ventas y amigo.

Eso fue todo. Como ven no hay que dramatizar. No me han vuelto a pegar, Mas, por tener dos escoltas como Mariam y Marisol, me ofrezco otra vez, voluntario.

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