jueves, 5 de abril de 2012

TEMPORADA EN LAS VENTAS - CORRIDA DEL DOMINGO DE RAMOS: Un mano a mano o un chasco

Decepcionante la repetición del vibrante duelo que hace seis meses protagonizaron en las Ventas Iván Fandiño y David Mora. *** Tarde muy ventosa y de contadas emociones
BARQUERITO

EL AMBIENTE ESTABA propicio: después del paseo, sacaron a saludar al tercio a los dos protagonistas del duelo. Cuajados los tendidos de sol. Una tarde ventosa. El viento fue protagonista a su manera. Fandiño tomó de entrada una decisión heroica: irse a esperar a porta gayola al toro que rompió plaza y esperarlo junto a la segunda raya en pie y el capote a la espalda. El viento no dejaba sujetarse el engaño, pero no cabía rectificar. Movidos, atrevidos y valerosos cinco lances de salida que descompusieron al toro. Un toro de trotona salida pero que galopó después. Un poquito.

Fue el más pronto de toda la corrida. Tranco previsible, pero se soltaba, acusó el castigo de un puyazo trasero. David Mora hizo un quite de tres tafalleras abrochado con media bien enroscada. Fue el único instante de dejar sentir la corrida como mano a mano y  duelo de rivales. Precipitado, Fandiño pecó por exceso de resolución en ese primer toro, que lo desarmó en el momento más inoportuno y que, por brioso pero frágil, parecía pedir calma. Incomodó mucho el viento y entre pruebas y renuncios se fueron los quince viajes claros del toro. Una estocada trasera.

Cuatro toros cinqueños trajo la corrida. Los tres primeros y el último. El segundo de la tarde, del hierro de Vegahermosa –gajo mayor de Jandilla- fue toro descarado –cuello estriado de viejo, dos puntas temibles- pero el más bajo de agujas de los seis. Por corto y por claudicante fue protestado. Poder muy justo. Vistoso David Mora con el capote: verónicas en puente aparatoso, un airoso quite por las afueras. Pulso, luego, para sostener con alfileres una embestida corta y desganada. Tandas breves, faena no sin méritos pero sin relieve. Una excelente estocada en corto, que ya no se ven. Sin puntilla el toro.

Sensación entonces de pinchazo. El último y único mano a mano de Fandiño - Mora en Madrid fue en octubre con una escabrosa corrida cinqueña de Gavira. Tremenda. Paisaje bien diferente ahora, porque, estando más que bien armada, la corrida de Jandilla no fue bélica. El tercero de la serie se dolió y blandeó en varas, echó la cara arriba de flojera y no pegó más que testarazos. Escarbó. Aire de toro topón. Solo cupo abreviar. Media estocada de Fandiño en dos tiempos, dos descabellos. Podían haber regado a mitad de festejo. Se siguió en seco.

Largo y montado, bien coronado, el cuarto coceó un burladero antes de varas, se picó al relance pero lo justo y menos. Fino de cañas, hocico afilado, el toro clásico de Jandilla. Tenía que embestir. Lo hizo. Diez viajes buenos. De largo se lo trajo David Mora en una tanda con la diestra bien tirada, ligada y templada. En una segunda se le fue de manos el toro. Se vino abajo todo casi de golpe. Se paró el toro, el viento obligó a torear de rayas adentro, la mano izquierda del toro parecía la buena pero se quedó sin ver. Ni tirando a tenaza. Castigaron al ganadero con censores gritos cuando el toro se rindió en gesto afligido.

Los dos últimos jandillas, sin embargo, no tuvieron mal son. Metió la cara el quinto, de amplio balcón, solo que rebotándose  por la mano izquierda. Y duró demasiado poco. Lo había dejado batido el segundo puyazo. El sexto, de inmensa traza -630 kilos, cruz altísima, mucha barriga-, romaneó en una vara y sacó inesperada nobleza. Fandiño salió arrancado por el quinto, que debió ver claro, y sin catas se fajó en una bella tanda en redondo de mano baja. Momento caliente. Otra vez el viento, engaño pequeño y el toro se salía de él si no venía metido. De más a menos la faena, que fue, a diferencia de la primera, larga, pausada y hasta morosa. Un inadecuado final por manoletinas. Soltando el engaño, una notable estocada.

La suerte echada cuando asomó el gigantesco sexto. Un quite agitado del sobresaliente, Miguel Ángel Sánchez, un arranque brillante de David Mora con la muleta –cinco templados, el del desprecio y el de pecho- y una deriva mucho menos brillante. Antes de pararse el toro, porfía al hilo del pitón. Desorden. El runrún de chasco tan de la plaza de Madrid en días de expectación. Próximo mano a mano de Iván y David: en Sevilla y con la corrida de Victorino el 25 de abril.

FICHA DEL FESTEJO
Domingo, 1 de abril de 2012. Domingo de Ramos. Madrid. Plaza Monumental de Las Ventas. Corrida de Inauguración. Casi media plaza. Primaveral, ventoso.
Seis toros de Borja Domecq Solís. Todos con el hierro de  Jandilla, salvo el segundo, que llevaba el de Vegahermosa. Seria de cara, corrida de desigual remate, justa de fondo, celo y fuerza, de general nobleza. Protestados por flojos los dos primeros. De más a menos sin excepción.
Mano a mano. Iván Fandiño, de crema y oro, silencio, silencio y saludos tras un aviso. David Mora, de blanco y azabaches, aplausos, silencio y silencio tras un aviso.

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