La 13ª de Feria, toros de
Jandilla, bien presentados pero sin raza y muy débiles. Cortó una oreja
Alejandro Talavante al tercero, toro noble no picado. Discretos Castella y muy
entonado El Cid.
CARLOS CRIVELL
La corrida de Jandilla lució buenas hechuras.
Algunos toros estaban atacados de kilos. Tenían los toros lo que en el argot se
llama tipo para embestir, sobre todo el tercero, cuarto y quinto. El mejor
atributo que se puede señalar del encierro es su nobleza, pero ello no es
suficiente. A esos toros bonitos les falló el motor, que en la jerga torera es
la raza. Es decir, que fue una
corrida baja de raza.
Fue tan baja que algunos toros pasaron por el tercio de
varas de forma simbólica para poder aguantar la lidia. El tercero, al que Talavante le cortó la oreja, pasó por
el picador sin que fuera picado. Nunca ha sido más expresiva la frase de que no
le habían sangrado ni para un análisis. Y eso, en cuestiones de toros de lidia,
es algo que minimiza todo lo demás. Esa nobleza boyante sin pujanza ni fuelle
no puede ser nunca el prototipo del toro.
El público aplaudió al citado tercero. Cuando un torero toca
pelo se le suele tocar las palmas al astado. Se admite el aplauso, porque al
final sus hermanos no fueron propicios para el triunfo, en general por su
manifiesta falta de fuerzas. Es todo un milagro que ninguno de los de Jandilla
se fuera devuelto a los corrales, porque casi toros claudicaron en los primeros
tercios. Lo que resume el juego de los toros es su falta de raza, para qué
andarse con palabrerías sin sentido. No es ésta de Jandilla la corrida que
le hace falta ahora a la Fiesta.
Es evidente que los toros y los toreros deben tener suerte
en el sorteo. Lo de los toreros es fácil de entender; también los toros deben
ser afortunados en el reparto, porque todos los matadores no tienen ni la misma
capacidad; o la misma clarividencia; o el mejor momento de forma.
El toro que se prestó más fue el tercero, pero Talavante, tirando para su propio
beneficio ordenó que no lo picaran. El animal, cogido con alfileres, tuvo
arrancadas nobles y el resto lo puso el de Badajoz, que sí está en un buen
momento. Lo ve muy claro. Tiene ese don impagable de que es capaz de conectar fácilmente
con los tendidos. Para ello tiene temple, juega con soltura los brazos de sus
engaños y torea mucho con los vuelos. En el aspecto técnico es muy bueno,
porque ese toreo de vuelos y temple se basa en toques muy sutiles para
enganchar las embestidas por delante. Como, además, tiene un buen sentido
estético en su toreo, el conjunto es que un toro noble le sirve para cortar una
oreja. Además, su contundencia estoqueadora ha progresado de forma notable.
Queda lejos el matador desacertado de sus inicios. La estocada a este tercero
fue de las buenas de la Feria.
Pretendía rematar la tarde y le salió un toraco de casi
seiscientos kilos para cerrar la corrida. Nació cansado el animal. En los
corrales había un toro jabonero que las cuadrillas no quisieron para colar a
este grandullón. Se evaporó cualquier opción de triunfo grande. Seguro que
había soñado con abrir la del Príncipe.
El Cid se empeñó con voluntad en sus dos reses sin obtener el
premio merecido. Su actitud y su talante fueron mejores que en la corrida
anterior. El primero sangró en dos puyazos para hacerle una transfusión a toda
una camada. Las tandas diestras fueron buenas, pero el Jandilla duró muy poco.
El cuarto era un ‘dije’ por las
hechuras. Era una monada de toro, pero también un inválido. Tal vez Manuel Jesús lo sometió mucho en las
dos primeras tandas con la mano muy baja, pero lo cierto es que también fue un
cerillo mojado. Su insistencia y ganas de triunfo le hicieron alargar un
trasteo sin posibilidades. El Cid puede dar un toque de atención
en la que aún le queda en la Feria.
Acabó su ciclo sevillano Sebastián Castella. Ha acabado y se marcha con su cartel torero muy
bajo. Seis toros eran un reto. Apenas ha podido culminar una faena completa en
su segunda tarde. En la de Jandilla es verdad que no ha tenido
toros, pero sería de ciegos no admitir que el francés no anda fino, como lo
demuestra el sitio donde cita, siempre fuera de cacho, y en la carencia total
de templanza. Sus telas han sido enganchadas por todos los toros que ha lidiado.
Le han enganchado el capote y la muleta. Castella
está en la temporada decimotercera, es decir, es un veterano. Ya queda lejos
aquel triunfo con uno de Zalduendo al que le cortó las dos
orejas en 2006. Esta Feria le ha pesado como una placa de hormigón.
Lo mejor de la corrida fue la entrada, casi lleno; lo menos
bueno, el viento, muy inoportuno. Y lo más malo, la falta de motor de unos
toros que por la carrocería que exhibían deberían haber propiciado una gran
tarde de toros de la que sólo Alejandro
Talavante sacó rédito.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla.
Decimotercera de Feria. Lleno en tarde primaveral con algunas rachas de viento.
Toros de Jandilla, desiguales de
presencia, muy justos de fuerza y aunque nobles algunos resultaron inválidos.
Saludaron Javier Ambel tras
banderillear al 3º y Alcalareño y Pirri tras banderillear al 4º.
Manuel Jesús El Cid (de grana y oro): silencio y silencio
Sebastián Castella (de nazareno y oro): silencio y silencio
Alejandro Talavante (de
obispo y oro): oreja y silencio.
HABLAN LOS PROTAGONISTAS: El Cid, Castella y Talavante muestran sus sensaciones tras
actuar en la Maestranza
Manuel Jesús "El Cid" tras estoquear a
su primero señalaba a los micrófonos de nuestros compañeros de Canal Plus
Toros: "Ha sido una pena. Al principio he intentado aprovecharlo porque
ha tenido clase y calidad pero ha sido complicado pegarle cinco o seis
muletazos seguidos. No aguantaba más. Le he hecho las cosas lo más torero
posible. Si el toro hubiese aguantado hubiera rematado la faena pero se ha
venido abajo". Respecto a su segundo comentó: "Las hechuras eran
inmejorables, se le ha hecho todo lo que se le puede hacer a un toro para que
ayude en la muleta y más sabiendo cómo está saliendo la corrida, pero cuando no
puede ser no puede ser. Había que empezar pronto la faena. Tenía prontitud pero
era más de manso que de bravo y al final es lo que ha sido".
Sebastián Castella
valoró de esta manera su faena al que hizo segundo: "El toro no era fácil, con
poder, sin humillar y sin picar. Ha tenido cosas que me hicieron pensar que
podía romper. Creo que he hecho una faena importante". A la muerte
del quinto, el francés dijo: "Siempre vengo a por el triunfo pero por
unas cosas u otras no han salido las cosas pero bueno, no pasa nada. Los toros
otros días no han dejado que hiciera el esfuerzo porque no han tenido ni fuerza
ni casta. Los de hoy han tenido fuerza pero ninguna clase ni raza.
Interiormente, conociendo lo que a mí me cuesta Sevilla, la tarde de hoy sí me
sirve".
Alejandro
Talavante cortó una oreja a su
primero al que pasaportó de una fenomenal estocada: "La verdad que he mejorado
mucho en la suerte suprema y cuando me sale bien se ve muy bonito. La he disfrutado
mucho. Respecto a la faena ha sido una lástima, creo que el toro tenía algo en
la mano, quería más que podía y no le podía apretar por eso y por el aire.
Lástima aunque estoy contento. No vengo por las sensaciones estadísticas sino a
disfrutar. La vuelta al ruedo ha sido preciosa". Tras despachar al
sexto, comentó: "Este era imposible para el triunfo, lo hemos intentado cuidar
pero, como toda la corrida en general, se ha venido abajo prontísimo. Con lo
que había me voy satisfecho de por lo menos haber podido enseñar algo. Mi
actitud en la feria ha sido buena y han pasado cosas bonitas". / Redacción APLAUSOS
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