Tarde con cinco orejas, cuatro para Manzanares, en la 8ª de Feria de Sevilla. Toros nobles y flojos de Victoriano del Río y Manzanares inspirado. Talavante, correcto y con poca suerte Padilla.
CARLOS CRIVELL
El cronista sale de la plaza enfervorizado, lleno de alegría porque es aficionado, satisfecho de que la tauromaquia que adora haya vivido una tarde tan redonda, no sabiendo muy bien por donde comenzar a contar sus sensaciones. Hay una lucha entre el corazón y el cerebro. Por la Puerta del Príncipe está saliendo un torero que es vitoreado como un héroe después de haber cuajado dos toros en la Real Maestranza. Puede el corazón emocionado.
La plaza ha gozado como nunca ante la tauromaquia de un elegido de los dioses. José María Manzanares se ha roto sobre el albero en dos faenas distintas, ambas maravillosas y rematadas de dos estocadas en la suerte de recibir. Toda la lidia del quinto fue modélica, digna de ser revisada por los alumnos de las escuelas taurinas y por quienes aún ponen en duda la grandeza de este arte.
Manzanares toreó a la verónica con cadencia y empaque. Derribó el toro en la primera vara a Barroso. Luego vino el momento mágico de la tarde. La cuadrilla del alicantino dictó una lección magistral. Curro Javier lo colocó con cinco o seis capotazos. La plaza se levantó con júbilo ante cada lance del torero de Sanlúcar la Mayor. Juan José Trujillo se asomó al balcón en dos pares cumbres, igual que el de Luis Blázquez. Saludaron los tres montera en mano y la música, ahora sí Tristán, atronó los aires con el pasodoble. Aún quedaba la manera de llevarse el toro a una mano por parte de Curro Javier. ¿Es posible que haya algún matador que no sea partidario de tanto lucimiento por parte de una cuadrilla? Si estos toreros son capaces de explayarse en la lidia es porque su jefe de filas lo permite. Y es que un toro lidiado de forma tan excepcional siempre mejora sus condiciones.
El toro estaba muy apagado. El mérito de la faena del torero de Alicante fue darle el tiempo preciso para que no se rajara. Pase a pase, fue esculpiendo muletazos a cámara lenta interminables. Faena de veinte pases; faena de inteligencia; faena de maestro; faena para Sevilla. Los cambios de manos fueron monumentales; las trincherillas, de cartel; los de pecho, de pitón a rabo; el porte del torero, la apoteosis de la tauromaquia eterna. Todo lo remató de una estocada en las péndolas en la suerte de recibir. Dos orejas, el delirio y la Fiesta por las nubes como expresión de lo que es, un arte excelso. Los aficionados se felicitaban exhaustos porque habían tenido el privilegio de estar presentes en la plaza en una jornada para el recuerdo. El saludo final de Manzanares con su cuadrilla en el centro del ruedo fue lo nunca visto.
El corazón late con taquicardia pero es necesario dejarle paso al cerebro. Fue una tarde de emociones. La plaza ovacionó a Padilla después del paseíllo. Era el reconocimiento a un héroe moderno. No tuvo ninguna suerte y se llevó dos toros poco gratos. El primero, con medio recorrido. El cuarto, tan noble como soso. Toreó bien con el capote al cuarto y banderilleó muy bien en sus dos toros.
El cerebro también debe admitir que la faena al segundo de Manzanares fue buena, pero no rotunda. Las tandas fueron cortas, algunos muletazos de corte espléndido, los adornos de una elegancia suprema, pero quizás faltó algo de más continuidad. Ocurre que el de Alicante los mata con dinamita. ¿Dos orejas? Con una hubiera bastado en ese primer toro.
Talavante mató dos toros después de Manzanares, que además de su calidad suprema ya tiene todos los beneplácitos de la plaza sevillana. No es fácil torear después del alicantino. El tercero fue muy buen toro. Talavante lo toreó con temple y frescura de ideas. En algunos pasajes floreció el toreo de fantasía de este diestro reconvertido. Mató bien y le dieron la oreja. Con el sexto no llegó el temple deseado y acortó mucho las distancias ante una res apagada.
La mente no puede dejar de un lado que la corrida de Victoriano del Río, con los remiendos de Cortés, fue noble, justa de raza y con dos toros mejores, segundo y tercero. Tampoco se puede dejar en el tintero que la corrida no era pareja y que tres toros, segundo, tercero y cuarto, no tenían el trapío, ni pitones, para ser lidiados en la Feria de Abril de Sevilla. El lote de Padilla y el sexto carecieron de raza. Y el quinto se fue sin las orejas porque recibió una lidia excepcional. El toro era mansito, apenas tenía fuerzas y si metió la cara veinte veces fue porque se enfrentó a un torero vestido de azul marino que le trató con mimo e inteligencia para exprimir sus arrancadas.
Ese hombre del traje azul marino salió por la Puerta del Príncipe en volandas entre el clamor de una afición, una ciudad se podría decir, que ya lo tiene entre sus elegidos. Es José María Manzanares, torero por la gracia de Dios.
FICHA DEL FESTEJO
Toros de Victoriano del Río, 4º y 6º con el hierro de Toros de Cortés, correctos de presencia, nobles y manejables. Saludaron Curro Javier, por la lidia, Juan José Trujillo y Luis Blázquez en el quinto.
Juan José Padilla (de berenjena y oro): saludos y saludos
José María Manzanares (de azul marino y oro): dos orejas y dos orejas
Alejandro Talavante (de caña y oro): oreja y saludos.
Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Octava de Feria. Lleno de "no hay billetes" en tarde gris de agradable temperatura.
No se fue de vacío Alejandro Talavante, quien tras la aplanadora “manzanarista” debía labrarse ante el listón elevado dejado por su compañero de cartel. Foto: EFE |
HABLAN LOS OTROS PROTAGONISTAS.- Manzanares: "Aún no soy consciente, no me lo creo, estoy en otro mundo"
José Mari Manzanares, visiblemente emocionado, expresaba tras salir a hombros por la Puerta del Príncipe en Sevilla a los micrófonos de nuestros compañeros de Canal Plus Toros: "Aún no soy consciente, aún no me lo creo, ahora mismo estoy en otro mundo. Lo de hoy es un sueño hecho realidad y estoy tremendamente feliz de poderlo vivir en mis carnes. Además en la salida a hombros he estado rodeado de gente joven que es el futuro de la Fiesta. Disfruto mucho porque los triunfos así tienen muchísima repercusión y cuando uno se esfuerza y se entrega la gente lo sabe reconocer", señalaba, y agregaba: "Debo mucho a Sevilla por todo lo que me ha dado y todo el cariño que he recibido desde novillero. Siempre que me anuncio es especial y disfruto más que nadie. La de hoy ha sido una tarde diferente a la del año pasado; la de hoy hemos estado todos muy concentrados, sabiendo en cada momento lo que había que hacer y disfrutando mucho, siendo consciente de todo y con la seguridad de que iban a romper los toros".
Tras fundirse con un fraternal abrazo con su padre, afirmaba: "Llevamos trabajando tiempo y hablamos mucho cuando toreo de salón de lo que hay que mejorar" y acerca de su cuadrilla, declaraba: "Muchos de los toros que me permiten disfrutar es gracias a ellos. A este toro -en referencia al quinto- no podía ligarle pero si ha aguantado ha sido por lo bien que lo hemos medido. Tener a mi lado a gente tan buena es toda una suerte".
Tras lidiar a su primero, comentó: "He estado a gusto, el toro tenía muchas virtudes aunque a veces iba con la carita a media altura y había que adelantarse para que no te sorprendiera. Marcaba querencias y necesitaba la muleta puesta en la cara pero me ha dejado disfrutar".
Alejandro Talavante, que paseó una oreja del tercer toro, señaló: "El toro tenía un problema: se venía pero cuando te quedabas encima se dormía y no empujaba hacia adelante, pero no me puedo quejar porque por lo menos me ha dejado cortarle la oreja. Sevilla es una de mis plazas y una de las que mejor me trata y la prueba es el cariño que me da cada vez que me pongo delante del toro. Tardes así, como la de hoy, hacen falta a la Fiesta". Luego, tras acabar con el que cerró plaza, dijo: "Lástima que se haya parado tanto y haya soltado la cara. Aún así ha sido bonito sentir la entrega Sevilla. Ha sido una pena el pinchazo. Espero poder torear a gusto la próxima tarde".
Por su parte, Juan José Padilla, afirmaba a la muerte del toro que abrió plaza: "Busco que cuando un toro se deje poder concebir esa pureza que he buscado y sentido siempre y que sé que puedo lograr. Quiero rescatar esa faceta y apenas me ayude un toro se va a hacer". Sobre el animal, aseguró: "Ha sido noble, sin ninguna maldad, pero le ha faltado colaborar más en su embestida; soltaba la cara y no tenía uniformidad. Al toro le ha faltado emoción para llegar arriba".
José María Dols Abellán, José Mari Manzanares padre, atendía a nuestros compañeros de Canal Plus Toros mientras su hijo paseaba las dos orejas del quinto toro de hoy en Sevilla y expresaba emocionado al micrófono de David Casas: "No puedo ser más feliz en este momento. Me siento muy orgulloso de todos mis hijos y con José Mari, tal y como está… ¡Ay David perdóname!", exclamaba con un rostro que denotaba felicidad plena. "Ha desarrollado muchísimo, es muy joven todavía y no sé dónde tiene el techo". Además, cuestionado sobre si su hijo va a superar el altísimo listón dejado por el progenitor en la historia del toreo, aseguró entre risas: "Siempre lo digo, si el alumno no mejora al maestro es un fracaso del maestro". / Redacción APLAUSOS
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