Parte de las labores de entrenamientos que realiza la Escuela Taurina «Humberto Álvarez» de la ciudad de Mérida. |
RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ
Una de las cosas positivas, en el mar de engaños e intrigas, clanes e intereses personales por las cuales transcurre el devenir de la fiesta brava en Mérida, sin duda alguna lo es el asentamiento que paso a paso ha tenido en el colectivo emeritense la Escuela Taurina «Humberto Álvarez», asentada en las dependencias de la Plaza de Toros Monumental «Román Eduardo Sandia».
Fruto de un trabajo grupal, donde ha prevalecido lo colectivo que lo personal, la gran obra que están cimentando los banderilleros Fabián Ramírez, Mauro David Pereira y Alí Trejo, junto a los matadores Leonardo Rivera y Alexander Guillén están viendo florecer sus primeros productos, que si bien es cierto, están aún muy verdes en el duro camino que implica ser toreros, van encaminados por el paso correcto que corresponde un centro de enseñanza taurina ejemplar y con hechos, no con simples palabras, que como dice aquella frase, se las lleva el viento.
Es así como tarde a tarde, las ilusiones se recargan al ver capotes, muletas, estaquilladores, ayudados, carretón, hacer las funciones por las que un torero debe de forjarse a la vera de paciencia, tenacidad, fortaleza física y mental, requisitos que no se deben inculcar a quienes asumen la responsabilidad de enfrentar la embestida de una res brava.
Es por eso que el curso 2012 de la Escuela Taurina «Humberto Álvarez» vaya preparando el que será su primer examen práctico, específicamente este domingo 3 de junio, cuando en el Patio de Cuadrillas del coso emeritense se den cita los novilleros Carlos Sulbarán, Francisco “Chico” Paredes, Samuel Rivas, Gabriel Vivas y Berna Valencia, este último hijo del matador de toros valenciano José Antonio Valencia, quien ya se presentó en público en la pasada corrida de la Feria del Nazareno, en la ciudad de San Fernando de Apure, para despachar erales de la ganadería caroreña de Los Aranguez, divisa que gentilmente se ha prestado para ser parte también de este logro como es el de ir puliendo los “diamantes en bruto” que el toreo merideño puede aportar, pese a las circunstancias tan negativas por las que se maneja, desde las altas esferas, tanto políticas como empresariales, el lio del toro en la llamada “Ciudad de los Caballeros”.
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