lunes, 29 de noviembre de 2010

LA FIESTA BRAVA: Talavante: ¡qué gran torero en la plaza!

Jardinero de San Mateo

En vista de que algunas apreciaciones han causado cierto escozor entre algunos personajes de la tierra -a los que no les ha sonreído la fortuna en fechas recientes por su carencia de técnica, afición y oficio-, pese a que la empresa los ha ido repitiendo, resultando sólo "petardos", me apropio de algunas palabras certeras que justifican este oficio. "Los periodistas taurinos son críticos. No son informadores ni redactores, sino exclusivamente críticos. No hacen entrevistas ni reportajes, ni convocan a mesas redondas, ni mucho menos elaboran informes. Ellos son críticos". Por tanto, en esta sección taurina sólo hay críticas, es decir, se juzga la verdad, la bondad y la belleza en la tauromaquia, a través de una opinión individual que pretende sólo normar un criterio para los aficionados. Tenemos que señalar que están pasando las fechas de la temporada 2010-2011, y como una aplanadora los toreros extranjeros van logrando reconocidos éxitos, y los nuestros, dolorosamente, la mayoría, se están quedando a la vera del camino por su falta de voluntad y/o oficio en el difícil arte de Cúchares. Lo he dicho en el caso de Manolo Mejía, José Mauricio, Fernando Ochoa, y hoy hay que agregar a Mario Aguilar.

Se presentaba otra figura de la gran baraja española, extremeño, quien de la mano de Antonio Corbacho hizo una fulgurante carrera que lo llevó a la alternativa en la plaza de Cehegin, en Murcia, conferida por Morante de la Puebla. Aquí estuvo a fines del 2007, logrando una buena impresión. Pero Alejandro Talavante se ha transformado con la capa como con la muleta, y se ha presentado en la Plaza a brindar un exquisito banquete artístico y un valor que algunos, contra su opinión, pretenden comparar con el propio monstruo de Córdoba, Manuel Rodríguez "Manolete". A él le brindó un día Joselito un toro, y lo inició en la profesión Emilio Rodríguez. Y de él es la frase "el torero tiene que tener cojones", pero él además de que los tiene de sobra, tiene una habilidad plástica extraordinaria, aunada una quietud que en momentos parece "ajosetomasado", aunque las distancias entre sus dos expresiones técnicas son evidentes. ¿Qué dirá el rey de Galapagar en su retiro mediterráneo?

Hoy, para mala fortuna de quienes no concurrieron a la Plaza, que hizo una entrada raquítica, compuesta por las familias de los toreros mexicanos, sus cuates, algunos japoneses y los aficionados en verdad, se disfrutó de una faena de belleza inenarrable, de pases de cartel con la capa y la muleta por parte del joven de Badajoz. Con su primero, "Alma Gemela" (¡qué feos nombres para toros!), delantero y bien armado, Talavante le instrumentó una tanda de verónicas lentas, artísticas y con la mano abajo, que despertó a la concurrencia. Luego, preparó e instrumentó ceñidas gaoneras en los medios, para rematar con una preciosa larga que puso de pie al aficionado. Se armó de la muleta y le trazó una tanda de naturales largos, templados, coreados, para luego emplearse con la derecha y dar por allí un pase cambiado que hizo el gozo de todos. La faena se iba construyendo, volvió por la derecha e instrumentó otros pases lentísimos y soberbiamente templados, que al rematar puso a la plaza entera de pie. Se adornó con el toreo por alto, instrumentando manoletinas, cambiados por la espalda, y la clientela se convenció de que estaba viendo a una gratísima revelación. Pero lamentablemente a Alejandro se le complicó la muerte en sus dos enemigos, dejando la mano atrás y no pudiendo hacer un eficaz embroque, con lo que perdía dos apéndices más que merecidos. Vuelta con todos los homenajes.

Todavía tuvo alientos ante un toro soso, "Samito", que como todos sus hermanos, era apuraditos de edad y de fuerza. Vimos entonces a una figura bien compuesta, variada, de técnica fácil y dominadora que podrá escalar pronto, sin duda, las alturas de los consagrados como Perera, Ponce, Castella, El Fandi, mientras en el trono seguirá Morante de la Puebla. Talavante tiene una mano izquierda prodigiosa, y el día que se le arranque un toro bravo, pondrá al embudo de Insurgentes de cabeza.

Con el primero de la tarde, Humberto Flores porfió; el toro no era fácil y se iba a tablas, se ahogó a media faena, le dio algunos pases con ambas manos y, al matar con una entera, el juez le obsequió una oreja. Con su segundo, el grito de "toro" se oyó en los tendidos, y hasta se le concedió el arrastre lento al burel. Aguilar, por su parte, parece no avanzar de sus tiempos de novillero, se ve como un buen pupilo de escuela taurina, pero incapaz de hacer algo ante un toro dulce y suave, su primero, aunque sin raza. En el sexto, toro y torero se llevaron sonora rechifla. ¡El juez, en la calle, obsequioso e ignorante!

No dejemos escapar que el próximo domingo hay tres cartas de importancia, "Zotoluco", que busca sus fueros; Perera, que quiere ratificar su enorme éxito, y "El Payo", lo más destacable hasta ahora de la torería mexicana, de lo visto en la Mexico en cuatro tardes.

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