Los agravios comparativos de la presidencia desvirtuaron lo acontecido con una en gran parte buena corrida de Antonio Bañuelos que dio lugar a la triunfal presentación de David Mora que cortó la oreja del tercer toro, mejorado en sus manos como reconoció el público que pidió otro apéndice y le obligó a dar dos vueltas al ruedo; y otra del potable pero tampoco fácil sexto. Serafín Marín cortó una merecida oreja del noble primero y luchó infructuosamente con el peor cuarto. Al local Alberto Álvarez le regalaron otra del buen segundo, que dejó escapar, como también la del estupendo sexto con el que anduvo algo mejor y matar decentemente.
JOSÉ ANTONIO DEL MORAL
Aún sobrecogidos por la horrible cornada de Juan José Padilla, debemos reflexionar sobre lo que estos terribles percances suponen para el prestigio de la Fiesta que, por mucho que se diga para desprestigiarla, continúa siendo una de las manifestaciones artísticas más auténticas y raciales que existan en el mundo. La sostiene su gran verdad: que sean como sean las reses de lidia, los que se ponen delante siempre se juegan la vida en su maravilloso intento de dominarlas al tiempo de crear belleza. Esta mezcla única que produce juntar el riesgo, la inteligencia y el arte; el saber que el objeto supuestamente moldeable del toreo –el toro– tiene un comportamiento incierto e imprevisible que hay que entender a riesgo de que pueda herir o incluso matar, no tiene término de posible comparación. Mucho sentimos todos lo que está pasando Padilla. Pero como cada vez que ocurren estas desgracias, también debemos agradecer a los que las padecen que, gracias a su consciente sacrificio, La Fiesta se legitima en su mayor autenticidad y esplendor.
Los tres matadores que actuaron ayer, lejos de amilanarse por lo que acababa de ocurrir, salieron a darse por entero. Y así el catalán por tantas cosas admirable, Serafín Marín, que abrió la tarde con excelentes verónicas al recibir al primer toro que las aceptó con nobleza. Marín empezó la faena acoplándose con mucho temple. Primero por bajo y luego por redondos francamente buenos que cerró con el de pecho, a los que añadió dos largos naturales con la muleta tan baja que, al pisarla el toro, provocó un desarme. Pero Serafín continuó por naturales aún mejores, solo que a menos el brío del burel, los que siguieron resultaron forzosamente desiguales. Tras unos ayudados no del todo limpios por defenderse el toro, dejó una efectiva estocada y le pidieron oreja. Le fue concedida.
No fue bueno ni fácil el cuarto toro. Marín no pudo estirarse con el capote en el recibo y renunció a quitar al manso ante el caballo. Lo hizo el local sin gracia alguna. Serafín brindó al público y el toro pareció mejorar. Bien en la primera tanda con la derecha y medio qué en lo que siguió sobre ambas manos en una porfía insatisfactoria. Lo mató muy bien.
Ya había llamado la atención David Mora en el quite que hizo al segundo toro. Debutaba en Zaragoza y encantaron sus maneras rondeñas. Y eso que el tercero no se desplazó ni humilló como sus hermanos anteriores. Suelto además de mansear en el caballo sin que le dieran mucho, se coló ostensiblemente por el lado derecho en el quite de David, y en banderillas empeoró. No cesó de protestar en la faena. No obstante, David Mora logró meterlo en cintura por redondos en un alarde de valor y poderío arriesgando lo que no está en los escritos. Lo ratificó por naturales a cada cual más difícil de cuajar. Y lo firmó con asentados cambios más derecho que una vela. Importante la faena del madrileño ante este exigente toro que rubricó con una buena estocada. El presidente se cerró en banda para no dar la segunda oreja. Hizo mal después del regalito que acababa de conceder al diestro local. David tiró el despojo antes de dar la vuelta al ruedo y el público le obligó a dar otra de clamor.
Un tío ensillado fue el toro de la jota. Mora se despatarró señorial a la verónica y bordó las medias. Más agradecido que su anterior oponente aunque bravucón –quiso saltar al callejón, protestó peligroso al rematar David al colocarlo para el segundo puyazo y esperó en palos-, arrancó su brindada faena con soberbios doblones y por todo lo alto sobre la mano derecha, ligando las rondas a sensacionales de pecho tras cambiarse la muleta de mano, como también hizo tras dos redondos para recomenzar al natural con el toro ya sin gas y con la cara alta. Lo desprendida y tendida de la media estocada con que mató y el descabello, contribuyó para que el palco no volviera a equivocarse. Pero ahí quedó eso en este debut de quien va para figura a velocidad de crucero.
En segundo lugar actuó un aragonés de Ejea de los Caballeros, Alberto Álvarez. Con no mal aire lanceó por verónicas al hermoso colorao que le correspondió en su primer turno. Tras quitar impactantemente David Mora y una vez banderilleado, Alberto brindó al cónclave una faena que quiso iniciar como Castella sin que el toro acudiera a los cites. Bueno, sin embargo, el animal, el de Ejea recetó naturales sin acoplarse del todo. Y lo mismo con la derecha con la que se puso pero no llevó al toro toreado. Y eso que se toreó solo. Se le fue una gran oportunidad. Un bajonazo efectivo desató una localista petición que al palco no le cupo más remedio que otorgar. Con el muy noble sexto, bien banderilleado por Roberto Bermejo, se acopló mejor y volvió a encandilar a sus paisanos que le dieron otra oreja digamos más legítima. Pero se había llevado un lote de lío y lo desperdició.
FICHA DEL FESTEJO
Seis toros de Antonio Bañuelos, bien presentados, con cara y nobles en distintos grados. El primero lo fue de mayor a muy menor brío. Estupendo por el lado izquierdo el segundo. Complicado el tercero que mejoró gracias a quien lo toreo. Deslucido el cuarto. Excelente el quinto. Bravucón y manejable aunque sin clase el sexto.
Serafín Marín (blanco y oro): Estocada, oreja. Estoconazo, ovación. Alberto Álvarez (marfil y oro): Bajonazo de rápidos efectos, oreja localista. Estocada, aviso y oreja justita. David Mora (tabaco y oro): Buena estocada, oreja, fuerte petición de otra y dos vueltas al ruedo. Media desprendida tendida y descabello, oreja.
Zaragoza. Plaza de La Misericordia. Sábado 8 de octubre de 2011. Tarde de mucho viento aunque en plaza cubierta con más de media entrada muy repartida.
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